Denki estaba seguro de que su vida se había convertido en una escena de una mala película norteamericana.
La chaqueta del capitán del equipo cubriendo su cuerpo del aire frío del atardecer, un atractivo chico a su lado y un cono de helado en su mano derecha.
¿Ahora qué? ¿Sus jeans negros desaparecerían mágicamente y se convertirían en una falda de animadora para completar el atuendo?
Dios, si no fuera porque Hitoshi no era el típico deportista egocéntrico y fanfarrón y Denki no era ninguna animadora ni el chico tímido del salón, eso sería un completo cliché.
Bueno, tal vez no había viajado a una mala escena de una mala película adolescente, pero sí que llevaba la chaqueta de Shinso encima y sí que estaba caminando por el parque comiendo helado con el capitán del equipo de basketball a su lado.
No eran el típico estereotipo de pareja que todos esperarían ver, ellos eran... bueno, ellos.
— ¡Una ardilla!
— ¡Un gato!
Ambos se miraron entre sí. Hitoshi señalaba al felino en el borde de la acera mientras Denki señalaba al roedor sobre el árbol.
Si, definitivamente ellos eran simplemente ellos.
Observaron a la ardilla pasar de rama en rama hasta perderla de vista al saltar a otro árbol, entonces se dirigieron al gato de pelaje blanco y manchas negras que los miraba aburrido.
— ¿Estas gordo o solo eres demasiado peludo? —preguntó Hitoshi arrodillándose frente al animal y hablando con él.
Denki sujeto su helado para que el mayor tuviera la libertad de juguetear con el gato.
Siempre fue una persona bastante discreta, jamás giró el rostro cual niña del exorcista cuando alguien le decía que había algo interesante detrás de él, tampoco apuntaba a la gente directamente ni los miraba mientras hablaba algo sobre ellos, sin embargo, justo ahora con la mirada pegada en el chico inclinado frente a él con el minino entre brazos le era imposible quitarle la mirada de encima.
Dios, ¿por que Shinso Hitoshi era tan malditamente perfecto?
— ¿Quieres cargarlo? —le pregunto. Denki se sonrojó al ser atrapado con la mirada sobre el.
— Así estoy bien, gracias.
— ¿No te gustan los gatos?
— Me gustan. —afirmó—. Solo no quiero llenar tu chaqueta de pelaje.
— No importa. —se encogió de hombros sin dejar de acariciar al animal—. Puedes quedártela.
Denki estuvo seguro de dos cosas. Uno, sus mejillas jamás estuvieron tan rojas, y dos, esa chaqueta pasaría a sus hijos como reliquia familiar.
— Parece que te agradan los animales. —comentó el rubio intentando cambiar de tema para que sus mejillas no explotaran en un exceso de calor. Sabía de antemano el amor del mayor por los gatos, pero necesitaba urgentemente cambiar la conversación.
— Me gustan todos los animales, aunque tengo una preferencia por estos amigos. —el felino ronroneo ante el tacto y Shinso sonrió—. Por lo que recuerdo, a ti sí que te gustan todos los animales ¿no?
— ¿Eh? ¿Por qué lo dices?
— Te emocionas por las ardillas, los perros y los cuervos. Me regalaste un conejo en mi cumpleaños número once y una pluma de avestruz a los doce. Tu mochila a los ocho era de dinosaurio y en tu fiesta de cumpleaños en vez de disfrazarte de algún superhéroe preferiste ser un oso; también recuerdo que a los diez quisiste adoptar una lagartija.
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¡HEY, CAPITÁN! -SHINKAMI-
FanfictionSi un defecto tenia Denki Kaminari era el no poder negarse ante una apuesta, por más tonta e inútil que fuera, si alguien lo retaba, él aceptaría. ¿Pero qué diablos estaba pensando al aceptar un partido de básquetbol contra el capitán de maldito equ...