36. ¡HEY, CAPITÁN!

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4 MESES DESPUÉS

Denki cree fielmente que nunca en su vida ha presenciado una traición como la que sus ojos enfocaban en ese momento.

Los ojos de Monoma parecen burlarse de él con descaro y su sonrisa burlesca daba a entender lo mucho que se estaba divirtiendo con su sufrimiento.

Lo único que quería hacer era patearle la cara.

— Eres un... —el insulto salió en forma de gruñido de su garganta cuando vio como el conejo se acurrucaba aún más entre los brazos del chico de la clase B.

Traidores.

— ¡Baja a mi conejo!

— Tu conejo me prefiere a mi.

— ¡Claro que no! ¿Verdad, señor conejo?

Ambos miraron al animal quien los ignoró por completo mientras dormitaba entre los brazos del rubio.

Monoma sonrió aún más.

— ¡Deja a mi conejo! —lloriqueo, sin poder hacer nada más.

— Yo no hago nada, es el señor conejo quien se acerca a mi.

— ¡Mamá, Monoma intenta robarme a mi conejo!

— ¡Gracias Neito!

— ¡Fue un placer, señora Kaminari!

Denki abrió la boca en forma de O totalmente indignado. Jamás se imaginó ser víctima de tal grado de traición.

Primero su mascota y después su madre.

¿Quien seguía? ¿Su novio?

Espera...

— Oye, serpiente oxigenada, ¿no sientes que se nos olvidó algo?

— ¿Eh? ¿A que te refieres?

— No lo se, solo algo...

— Algo como...

Ambos se miraron con los ojos completamente abiertos. El conejo pareció predecir la reacción y saltó de los brazos del rubio para refugiarse en su casa del escándalo que se avecinaba.

— ¡Hitoshi! —gritaron a la par.

— ¿Cómo se te pudo olvidar tu mejor amigo?

— ¿Cómo se te pudo olvidar tu novio?

Comenzaron a culparse el uno al otro mientras se colocaban los zapatos y buscaban sus chaquetas. Habían quedado de verse con Hitoshi después de su practica con su equipo para ir por un helado y dar una vuelta por el parque antes de volver a su casa a jugar videojuegos, pero eso había quedado en segundo plano después de que el conejo traicionero le rompiera el corazón a Kaminari.

Rápidamente salieron de la casa del rubio avisándole a su madre que volvería más noche y que estaría con Shinso; corrieron a toda velocidad hacia el punto de reunión sabiendo que llegarían al menos diez minutos fuera de lo acordado y que seguramente Hitoshi los reprendería a ambos por el descuido. Cuando estuvieron a pocos metros de distancia pudieron ver al chico de cabellos índigo ya esperándolos en una banca.

— ¡Toshi! —lo llamo Monoma, disminuyendo la velocidad por primera vez desde que salieron de la casa del rubio; como estaba previsto, Hitoshi los miró con una ceja levantada esperando una explicación—. Perdón por la tardanza, nosotros... eh...

Golpeó con el codo al rubio de ojos ámbar, esperando que lo apoyara con la excusa.

— Ah, si, nosotros... estábamos esperando a que... una familia de patos cruzará la calle... si, eso...

¡HEY, CAPITÁN! -SHINKAMI-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora