Capítulo 1

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Stela Willians

Lunes por la mañana.

—¡Stela!, despierta que vas tarde.— Gritó mi mamá desde la cocina.

—¿Mmm?

—Muchachita que te levantes vas súper tarde, ve a tu habitación y cámbiate de ropa que yo te guardo el desayuno en el bolso.— Mi mamá se acercó a mí y plantó un beso en mi frente.

—Okey ya voyy.— Hablé con la voz ronca, no me di cuenta y me dormí en el sillón de la sala de estar.

Me levanté y fui hasta mi habitación, la verdad la casa no era muy grande, no tenía pisos de más, era muy acogedora, mi madre trabaja como supervisora en empresas y nos alcanza para comer y otras necesidades, terminé de colocarme el uniforme del instituto y até mi cabello castaño en una cola, me miré en el espejo para ver como me veía, siempre lucía igual, ojos café, 1,70 de estatura, delgada, piel clara.

Salí de la habitación como el Rayo Mcqueen agarré mis cosas y salí de  casa, el sol se hizo presente y apenas salí este me pegó directo a los ojos, bajé la vista y caminé hasta el instituto que quedaba a 5 minutos caminando.

Al llegar al aula traía las mejillas rojas por caminar tan rápido y por el sol que hacía.

—Willians que sea la primera y ultima en la que usted llega tarde, la dejaré entrar porqué aún no comienzo la clase.— Asentí con la cabeza y me dirigí a mi asiento, la profesora empezó a dar la clase.

Todo a mi alrededor se sintió extraño, un escalofrío se presentó por todo mi cuerpo.

—¿Por qué el retraso?— El bicho raro que apareció en el parque estaba sentado justo al lado de mi

—¿Qué?, ¿no se suponía que eras una pesadilla?— Me costó hablar, tenía un nudo en la garganta, la noche anterior dormí pensando en que todo lo que pasó fue solo una pesadilla y que lo olvidaría al despertar.

—Hey, no soy una pesadilla, mas bien soy del sueño.— Me guiñó un ojo y sonrió mostrando sus dientes.

—Si claro, pero ¿qué haces aquí?, ¿hoy si te llevarás mi alma?

—Bueno, me gusta estar aquí porque así disfruto de como te miran raro por estar hablándole a un pupitre vacío.

—¡¿Qué?!— Volteé y al parecer todos me estaban viendo raro, incluso la profesora.

—Willians ¿ahora hablas sola?— Alguien me dirigió la palabra, Linda.

—A ti que te importa lo que yo haga.

Me volteé para ver si aquél chico aterrador todavía estaba allí pero no estaba, no sé en que momento se esfumó, claramente es invisible a los ojos de los demás.

—Estúpido.— Murmuré entre dientes.

La clase siguió y al fin la campana sonó y todos salieron corriendo, parecían animales, yo aún estaba asimilando los acontecimientos, guardé mis cosas en el bolso y me dirigí al patio del instituto para desayunar.

La imagen del chico castaño con poderes en el parque no salía de mi mente, ¿me está persiguiendo?, ¿qué pretende apareciendo así por así?, estaba tan metida en mis pensamiento que no me doy cuenta cuando alguien tapa mis ojos con sus manos detrás de mí.

—¿Quién es?— Reconocí esa voz de inmediato.

—La vieja ines.

—Nop, oí que estabas hablando sola.— Giré y la miré.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora