Capítulo 7

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El sábado por la mañana llegué a casa de mis abuelos, ver televisión y flojear mas que todo fue lo que hice, el domingo acompañé a mi abuela para la iglesia y aunque la verdad se sintió raro, bueno, raro no, súper raro, porque sentía que el sacerdote de la iglesia me miraba mucho con el ceño fruncido y con una cara rara, no entendía el por qué pero no le presté atención, terminó la misa y mí abuela y yo nos dirigimos a la casa de ella.

(...)

Maldije internamente.—Joder.

—¿Y a ti qué te sucede?— Estaba con mi abuela en el sillón viendo un maratón de Chicago fire y recuerdo que nunca hice el guion.

—Es que se me olvido hacer un guion y es para mañana, ash.

—Eres algo dramática niña, yo te ayudo.

Salí corriendo a buscar mí tableta y cuando llego con mí abuela me jala la oreja.

—¡Au!, ¿eso por qué o qué?— Me asobé la oreja he hice puchero.

—Tú no puedes correr muchachita.

—Pero es que se me olvida.

—¿Bueno y de qué trata esta obra?

Mi abuela me ayudó a escribir el guion y mi abuelo también nos ayudó, cuando lo terminamos cenamos y cada quién se fue a dormir.

Ya me estaba metiendo a la cama cuando Tom aparece.

¡Al fin se digna a aparecer este ser!

—¡Tom!— Me levanté de la cama y fui hasta donde el.

—¡Por fin te alegras de verme!— Su típica sonrisa estaba allí, traía puesto unos vaqueros negros, camisa blanca y su cabello estaba un poco desordenado.

—Aja, tengo que decirte algo.— Asintió y se sentó en la cama.

—Suéltalo.

—1 ¿Dónde estabas?— Me crucé de brazos y esperé una respuesta.

—¿Qué eres?, ¿policía?— Miró a otro lado.— La casa de tus abuelos es muy linda.

¿Por qué me cambia de tema?

—No seas tonto, necesitaba decirte algo, pensé que te ibas a ir para siempre.—Me senté al lado de el y lo encaré, miré sus ojos y ahí me quedé.

¿Sus ojos cambiaron a gris?

¿Estos siempre cambian de color o qué?

—Sé que soy lindo pero te vas a babear.

—Ni siquiera te estaba viendo a ti solo a tus ojos.— Rodé los ojos.

¿Qué acabo de decir?

—Eso es parte de mí así que si estabas viéndome, admítelo.— Rodé los ojos y recordé que estaba hablando algo serio.

—Tom.

—Stela.

—¿Por qué cuando fui a la iglesia con mi abuela el sacerdote que daba la misa me miraba tanto?, pensé que en cualquier momento me iba a hacer algo no sé.

—Fácil, todo tiene una explicación lógica, hay cosas que yo aún no comprendo, pero creo saber que los sacerdotes pueden percibir cuando hay otros aires diferentes, entre otras cosas.— Se pasó una mano por el cabello.

—Pero si tú no estabas conmigo.— Aclaré.

Tom pensó en lo que dije.

—No te tengo respuesta a eso, solo suele suceder cuando estoy yo allí, evita ir a la iglesia por favor.— Ahora sus ojos estaban de un color rojo fuerte, ¿estos cambian según su estado de animo?, ¿está enojado?

—¿Estás enojado?— Mi pregunta lo sacó de sus pensamientos.

—Contigo no, ya me voy, solo ten cuidado ¿si?

¡Nooooo aún me faltan preguntas!

—Aún me falta una pregunta.

—Será para otro día.— Me miró y creí ver que forzó una sonrisa y en un parpadeo ya no estaba.

Lunes.

Entré al instituto, caminé hasta el aula y con suerte no había llegado la profesora, fui hasta mí asiento hoy Les no venía a clases así que solo revisé mi celular y le dejé un mensaje a mi madre de que ya estaba en el instituto, guardé mí celular y entró la profesora.

—Buenos días.— Todos nos levantamos y devolvimos el saludo.

—Necesito que 2 alumnos vayan a buscar unos libros en la biblioteca.

Nadie se ofreció.

—Ya que veo que todos quieren ir yo los escogeré.— La profesora miró a todos y mencionó.—Paterson y Halstead.

Los dos salieron y la profesora se sentó en su escritorio y la clase empezó.

(...)

Estaba en mí habitación eran las 1 de la tarde, mi teléfono vibró y veo que me llega un mensaje.

Me levanté de la cama y en eso aparece Tom.

—Tom.— El me sonrió como costumbre.

—Hola, ¿qué tal te fue en la secundaria?

—Normal, aunque hoy no me metieron el píes.— Me dejé caer a la cama de nuevo.

—¿Quiénes te empujan?, ¿y por qué no me habías dicho?— Preguntó el castaño y se puso serio.

—Mmm, unos alumnos, pero no sé el por qué, a la final no importa.— Le resté importancia al asunto.

—Todo tiene su por qué y lo averiguaré.— Aseguró.

—No es para tanto.

—Si lo es, y no me vas a hacer cambiar de opinión.

—Bueno haz lo que quieras, por cierto, te tengo que decir algo.— En ese momento veo mi celular y veo que en el grupo en donde me añadieron dicen que si nos podemos reunir en la casa de una compañera para practicar la obra a las 3.

—En un momento vengo, voy a pedirle permiso a mi mamá para ver si me deja ir a la casa de alguien para practicar algo.— Tom asiente, fui hasta el cuarto de mi mamá y entré.

—Mamá.

—Stela.— Mí madre alza la vista hasta mi, estaba leyendo un libro.—Mm, sabes que vamos a hacer una obra y nos tenemos que reunir en la casa de Nicol.— Dije mirándome los píes.

—No vas a ir.— Subí la mirada y fruncí el ceño.—¿Pero qué?, ¿por que?— Pregunté un poco molesta.

—Sabes la respuesta, el doctor dijo que no te puedes quedar sola.— Dijo con simpleza y cerró su libro.— No lo volveré a repetir, no vas y punto.— No dije mas nada, caminé hasta mí habitación y cerré la puerta con fuerza.

† † † † † † † † † †

Nota de autor.

¡Hola!, Perdón por la tardanza en actualizar pero aquí está.

Todo lo que pasa en la historia es ficticio y nada es real.

Los tqm y gracias por seguir leyendo <3.

Sarahy L.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora