Capítulo 5

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En la mañana.

Me levanté y cepillé mis dientes, no tomé una ducha por que tenía pereza y había frío, salí hasta la sala y desayuné con mi madre, me disculpé por mí comportamiento de ayer y le dije que no iba a volver a suceder. Al final quedé castigada y sin salir, tampoco es que saliera mucho.

Entrando al instituto Les venía corriendo y gritando mi nombre.

—¡Stela!, ¡Stela!, ¡Stela!

—¡Hola Les!— La chica llegó a mí y respiró agitada.

—¿Entramos juntas?, te voy a decir algo súper wow, ¿sabes el chico nuevo?

—Si, el que me mandaron a mostrarle el instituto pero no pude porque me sacaron de clases.— Les asintió y continuó.

—Bueno, el punto es que mandaron a otra alumno a que se lo enseñara y el dijo que no, que esperaría hasta que tú se lo mostraras.

No seguí caminando.—Que raro, ni siquiera tratamos ayer.

Si, tengo que admitirlo me pareció súper extraño eso.

—Yo que sé, por cierto, ayer te fuiste y me dejaste como una loca buscándote por todo el instituto.— Entrecerró los ojos.

—Perdón, es que no quería seguir aquí, sentí que me regañaron muy feo.— Les se acercó a mí, era de mí mismo tamaño y me dio un abrazo.— Aw mi bebé la regañaron y se sintió mal.

Me alejé de ella.—No seas tonta las dos tenemos la misma edad para que me digas bebé.— Los alumnos a nuestro alrededor nos miraron raro.

—Claro que no, soy mayor que tú por 2 meses.— Corrigió y entramos al salón, estábamos tan concentradas hablando que no me di cuenta que cuando entramos todos voltearon a verme, supongo que por lo que dijo la profesora, todavía no había llegado el profesor así que podía hablar con el chico nuevo y saber por qué no quería que mas nadie le enseñara el instituto.

—¿Michael no?— Me acerqué hasta el.

—Si, ¿y tú?— Supongo que preguntó por mi nombre.—Ayer nada más escuché que tu apellido era Willians.

—Estás en lo correcto, ese es mí apellido, aquí nos solemos llamar por el apellido pero puedes decirme Stela.— El chico asintió.

—Bueno Stela, ayer no me mostraron la secundaria porque te fuiste y alguien mas me la iba a mostrar pero dije que no para poder pedirte disculpa porque te hayan sacado de clases por mi culpa.

—No fue tu culpa que la profesora estuviera de malas, pero si quieres al terminar esta clase nos quedan como 30 minutos libres en ese tiempo te la puedo mostrar.

—Si, bueno gracias.— El chico sonrió y se le marcaron unos hoyuelos en las mejillas.—No hay de que Michael nos vemos.

Volví a mi puesto y la clase empezó.

  (...)

—Oye.

—Oh, tú, vamos, yo no me sé la historia de este lugar pero si te voy a mostrar como es.

—Vale.

Los dos íbamos caminando por el instituto y yo le estaba mostrando los lugares.

—Y, ¿por qué te cambiaron de secundaria en ultimo año?— Pregunté al notar que el chico solo asentía a lo que yo decía.

—Mmmm se pudiera decir que mí mamá está trabajando en esta ciudad como por dos años y yo decidí venir hacía acá con ella.— Explicó el pelinegro.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora