Capítulo final.

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                                                                         Tom.

Me empiezan a rodear muchos cuervos negros y destellos blancos.

Con solo pensarlo hago que estos se detengan y desaparezcan.

Algo no anda bien, veo a Stela en dónde la dejé pero ella parece tener la vista pérdida.

<<Stela, ¿qué piensas?>> Hablo mediante ondas de voz.

Ella levanta su mirada hacía mi y sonríe.—Solo estoy cansada.

Llego frente a ella y hago que me mire pero baja la mirada de golpe.

—Vámonos.

Rompo la barrera que tenía Axel encima y de inmediato se levanta y viene hacía nosotros corriendo como si fuera un animal.

Lo tomo por lo que se suponía que era su cuello y lo entierro hasta lo más profundo de la tierra.

—¿Sabes lo qué acabas de hacer?— Dije y desintegré el cuerpo de Axel.

¿Acabé con su existencia?, aún no y eso me frustra.

                                               Stela Willians.

Justo cuándo Axel iba a entrar en mi vuelvo hasta dónde estaba antes.

Tom me pone detrás de él.

—Perdón por dejarte sola.— El me mira atento y viendo si estoy herida o si algo está fuera de lugar.

—Estoy bien Tom.— El asiente y la tierra empieza a temblar, ¿un terremoto?, no puede ser, hasta hay un terremoto justo ahora, voy a llorar.

Tom se agacha y con sus manos en la tierra hace que ésta deje de temblar.

¿Dónde había estado antes de que Tom me trajera con el de nuevo?

—¿Tom, dónde me encontraba?

—Estabas en tu mente, creó escenarios falsos, no son reales, que no te afecte.

Es tarde, si me afectaron, no puedo dejar de pensar en eso.

Me duele la cabeza.

—Vamos.— Tom me toma de la mano y empezamos a caminar por todo ese campo.

Si, ya no estamos en la especie de río.

¿Realmente en dónde estamos?

—No.— Me detengo a secas.

El me miró con extrañeza.—¿No qué?

—Primero hay que acabar con el sujeto de la luz, esto no se solucionará huyendo.

—No se encuentra en este lugar.— Fruncí el ceño, todo el lugar tiene un aura similar a la que hay cuándo el sujeto de la luz está cerca.

¿Me está mintiendo?

—Creo que te está afectando que te hayan golpeado el estómago, el está aquí.— Dije con obviedad.

Tom se acerca a mi y hace que lo mire.—¿No crees en mi?— Fruncí el ceño y en eso Tom me atrae hacía el y nuestras respiraciones están tan cercas que puedo sentir la de el en mis labios.

Me alejé de el de golpe.—¿Qué crees que haces?— Apreté mis puños.

—Lo que debí hacer desde hace tiempo.— Empecé a correr pero este apareció al frente de mi y me tomó por las mejillas en un movimiento brusco y se acercó a mis labios peligrosamente.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora