Capítulo 16

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"través de la historia las culturas y religiones han creído con la existencia de los ángeles como seres divinos con el propósito de guiarnos y protegernos durante nuestro paso por la tierra."

Migene Gonzáles.

Stela Willians.

Se suponía que no iba a hablarle a los chicos por su seguridad, pero al final de cuentas no logré nada y ahora estoy sentada con ellos en el gimnasio del instituto.

—Mañana en mi casa harán una fiesta del trabajo de mis padres, ¿quieren ir?— Comentó Michael al grupo mientras comía unas frituras.

—Si.— Dijeron Les y Robert.

Yo me lo pensé.—Supongo que si.

Michael asintió.—Vale, por mensaje les mando la hora, es una fiesta normal vístanse como sea.— Todos asentimos.

Y como costumbre el ambiente cambió, miré a mi derecha y ahí estaba Tom, vestido con unos jeans, camisa blanca y unos converse rojos.

¿Será que Tom tiene un armario?

—Stela María.— Miré a Les con el ceño fruncido.

—Leticia ese no es mi nombre, ¿qué pasó?— Si, el nombre de Les es Leticia.

Mike, Robert y Les me miraron extraño.—¿Por qué siempre te quedas mirando a un lugar?, aveces hablas sola, ¿estás bien?— Preguntó Robert.

—Puede que no.— Fingí que estaba asustada y me paré de golpe de las gradas.—Vi a algo pasar muy rápido por allí.— Señalé y todos voltearon a ver.

Y como si Tom me siguiera el juego hizo que las gradas del otro lado del gimnasio hicieran ruido como si alguien estuviera corriendo por ellas.

—¡Corran!— Todos salimos corriendo del gimnasio.

Estábamos en el patio, mientras que yo aguantaba la risa los chicos estaban apunto de chillar.

—¡¿Qué fue eso?!— Preguntó Robert asustado y con la voz alterada.

—¡No sé!, ¿me ves cara de saber?— Le contestó Mike igual de asustado.

—Es todo, esto está embrujado, ¡me voy!— Les empezó a caminar hacía la salida a paso apresurado.

—Heyy, ¡no me dejes solo!— Robert caminó hacía Les y salieron juntos.

—Valeee, ustedes son todos unos miedosos.— Reí y Mike entrecerró los ojos.

—Si claro, como si tú no te hubieses asustado.— El rodó los ojos.

—Adiós emo.— Le sonreí y caminé hacía la salida.

Fui hasta casa y como de costumbre Tom hace su llegada.

—Eres algo mala con tus amigos.— Dice el castaño.

—Tú y yo tenemos una conversación pendiente.— Entré a la casa y fui hasta mi habitación para cambiarme de ropa.

—¿Qué quieres hablar?— Se quedó en la puerta de la habitación con los brazos cruzados sobre el pecho, mientras que yo me quitaba los zapatos.

—Los ángeles aparecen cuándo estoy en peligro, ¿por qué no apareciste antes si no hasta ahora?, ¿qué diferencia hay de antes y el presente?— Me solté el cabello y me coloqué un gorrito gris.

—No necesariamente los Ángeles aparecen cuándo las personas están en peligro, y no es más que obvio que el sujeto de la luz te está persiguiendo para usarte como recipiente.— Levanté las dos cejas.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora