Capítulo 12

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Stela Willians.

Un largo viaje hacía el bosque estaba en proceso, ¿por qué el bosque?, no podía ser en una ciudad, una playa, sino donde los acontecimientos paranormales son más comunes, con todo lo que pasa en mi vida donde menos debería de estar es en un bosque.

Mi madre junto a su equipo de trabajo se encontraban revisando y monitoreando un área para un trabajo, la verdad no sé que harían aquí, ¿tal vez unas cabañas?, la verdad no estoy al tanto, y solo vine porque no me quiero quedar sola en mi casa.

No tan lejos de dónde estaba mi madre había un lago con un muelle en mal estado, pero daba el toque aterrador al sitio, caminé hasta allí y toqué el muelle de madera con mis manos y miré la bella vista que representaba estar allí.

Grave decisión.

El agua era cristalina y no había mucha luz solar, parecía que fueran las 5 de la tarde pero apenas eran las 9 de la mañana, por mi cabeza pasó la idea de meter los píes en el agua.

—¿Y si sale la llorona en el agua y me jala los pies?— Dije para mi misma.

Lo pensé mejor y giré en mis talones para así salir de allí y volver con los demás, pero choqué con algo y caí al suelo.

Grité muy fuerte.—¡La llorona!— Me levanté aún con los ojos cerrados y salí corriendo pero de nuevo choqué con algo.

—¡Déjame!, ¡yo no soy unos de tus hijos!- Me levanté y la cosa me agarró por el brazo y me giró.

—Stela.— Reconocí esa voz pero aún mantenía los ojos cerrados.

—¡Qué!, dime algo que tú y yo solo sepamos, qué sé yo si estás utilizando la voz de alguien más para después matarme.

—Una vez te estabas sacando un moco y lo vi por las cámaras de mi casa y cuando te dije te echaste a llorar.— Abrí los ojos de golpe y solté el aire que retuve.

—¡James!, que alivio, y cuándo pasó eso tenía 8 años así que igual no le puedes decir a nadie.

El rubio asintió riendo.

—Sabes que la llorona no existe, además, ¿escuchaste su llanto?— Me encogí de hombros.

—No pero pensé que eras ella, perdón.

—Está bien pero diste mucha risa.— Rodé los ojos.

—Además, ¿qué haces tú aquí?

—Acabo de llegar con mi padre y tu mami me dijo que estabas aquí.— Asentí y miré de nuevo al lago.

—Se me ocurrió la magnífica idea de meter los pies en el lago.

—¿Estás loca?, ¿ y si de verdad aparece la llorona y nos ahoga?, ¿acaso no ves películas de terror?, estás donde justamente se realizaría un ahogamiento por la llorona.

—Ah pero no soy la única en la que cree que la llorona existe.

—Si si como digas, yo traje dulces, si quieres comemos donde están lo demás y así se te quita la idea de meterte al lago.— Asentí.—Creo que hoy mi padre invitará a tu madre y a Leonard a la casa.

—¿Por algo de trabajo?— Pregunté jugando con mis manos.

—Ni idea, solo dijeron eso, además Leonard es uno de los jefes y tu mamá es también jefa así que si se supone que es de trabajo.— James tropezó con una piedra y cayó al piso.

—Deberías estar al pendiente en donde pones tus pies.— Lo ayudé a levantarse.—Eres un poco torpe, ¿sabías?

—Me lo dice la que chocó con algo invisible y después chocó conmigo.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora