capítulo 14

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Stela Willians.


Volver al instituto se sintió extraño, muchos padres no quisieron que sus hijos siguieran con sus estudios allí, pero según el director y los directivos dijeron que eran unos rufianes en busca de llamar la atención.

¿A qué precio?, ¿se arriesgarían a ir a la cárcel solo por llamar la atención?

No lo creo.

La seguridad había incrementado hasta el punto que habían guardias de seguridad por todo el instituto.

Llegué al aula y entré, me senté en mi asiento y esperé a que comenzara la clase.

Solía sentarme bajo un árbol pero dejé de hacerlo, Michael sabía que aveces estaba por allí y lo que menos quería era acercármele a los chicos por su seguridad. Fui al gimnasio del instituto y me senté en la gradas.

-¿Por qué tan sola?- Tom estaba allí con su habitual traje negro.

-¿Por qué tan preguntón?- Se sentó al lado de mi.

-No de verdad, ¿qué haces aquí?

-No quiero estar con los chicos.- Vi confusión en su rostro.-Antes de que digas que soy mala amiga déjame explicarlo.

Tom asintió y se acomodó mejor en los asientos de las gradas.-No debo estar con ellos por su seguridad, ¿si el sujeto de la luz aparece haciéndose pasar por ellos?, ¿si les hace daño?, trato de evitar ese tipo de situaciones.

-Vale, ¿y si se lo toman mal?, ¿si piensan que ya no quieres seguir siendo su amiga?- Lo pensé y asentí.

-Créeme que pensé eso, ¿pero qué más importante?, ¿una vida o una amistad?- Tom se levantó de las gradas y me tendió su mano.

-Vamos a otro lugar.- Cogí su mano y me levanté.

-¿Por qué?

-Solo no hables con nadie, por más que quieras hazme caso.- Y se fue.

Salí del gimnasio y me dirigí a la salida del instituto, pero no me dejaron salir.

-No puede salir, aún no termina el horario de clases.- Maldije internamente y rodé los ojos, iba a hablar pero recordé que Tom dijo que no hablara con nadie.

¿Qué hago?

Fui a la clase que seguía pero la profesora impidió mi paso.

Lo que faltaba.

-¿Hasta cuándo vas a seguir llegando tarde?- Y vuelve el perro arrepentido.

"Hasta el día que usted deje de ser tan arrogante"

-¿Qué está pasando aquí?- Un tercero interrumpió el sermón que me estaba haciendo la profesora.

-Nada, que la señorita Stela me iba a contestar una pregunta pero parece que no escuchó.- Suspiré.

Hice una seña de que no podía hablar.

-¿Estás bien?- El director me miró extraño al igual que la profesora.

Negué con la cabeza.

-Vamos a mi oficina.- Asentí y llegamos a su oficina.

-¿Quieres agua?- Negué con la cabeza.

El director me dio la espalda y se sentó en su escritorio.

-Oh vamos, ¿te haces la muda?, ¿así quieres las cosas?- Fruncí el ceño.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora