Tenía ganas de comer chocolate pero no había, al parecer me lo comí todo. El chocolate es mi adicción, así que no tenía otro remedio que ir a comprar en la tienda de la esquina. Me puse un jean azul, un polero, un chaleco liviano y una pequeña bufanda.
Alguien tocó la puerta, y la verdad es que no tenía ganas de recibir visitas en un día así de lluvioso y porque me iría a comprar. Creí que sería buena idea no abrir la puerta y disimular que no había nadie en casa, pero aquella persona no paraba de golpear con sus nudillos la maldita puerta. Tuve que levantarme y abrir nuevamente.
-Un poco de palomitas y unas lindas películas no estarían mal, ¿cierto? – preguntó Facundo divertidamente. Verlo a él me traía recuerdos que no me gustaría que vuelvan a entrar en mi cabeza. Sería lindo pasar la tarde con él, pero no hoy. – Oh, ¿saldrás? – dijo haciendo pucherito.
-Hola – dije seca – iré a comprar y volveré a recostarme, no me siento bien hoy
-Puedo ayudarte, si quieres. – dijo acercándose hacia mi agarrando mi cintura
Me pareció un gesto noble de él. Mire las películas que traía y no las conocía: Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti. ¿Era necesario traer películas de amor? Para que no se enojara o molestara, le dije que me acompañe a comprar, solo eso.
-¿Tres metros sobre el cielo? – pregunté cambiándole de conversación
-Si – respondió con una sonrisa
-¿Tengo ganas de ti?
-Claro – dijo – podríamos a verlas si quieres – Lo mire a los ojos y creí que si le decía que no se ofendería o algo así, que se yo. – No quiero un no como respuesta, mira como estoy vestido por venir a verte e invitarte a ver películas – dijo riéndose
-Oh… – suspiré – claro, pero… nada. Pasa – le dije que pasara pero me di cuenta de que el ya estaba dentro.
Olvidé de ir a comprar chocolates, así que eso quedó en la nada. Fuimos a mi habitación ya que ahí tenía el DVD. Me tire en mi cama, tapando mi cara con la almohada, como si estuviera muerta. Facundo se sentó en una silla de plástico que estaba al lado de la biblioteca.
-¿Lista?
-Lista.
Le dio play y nos acomodamos en nuestros lugares.
Tres metros sobre el cielo: Al principio creí que era una película normal y aburrida, hasta que Hache y Babi comenzaban a pasar hermosos momentos juntos. Viajar en moto, nadar en una piscina con mejores amigos, fugarse, ir a la playa, fiesta, etcétera. Me encantó.
La película ya estaba llegando al final. Las palabras que decía Hache fueron grandes palabras para encontrarles el significado de todo lo que, a veces, no entendemos.
‘’Los caminos se bifurcan, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir. Desde tú camino ves a la otra persona cada vez más pequeña. No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, y ahí está ella, y al final solo ocurre una cosa, llega el puto invierno no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en qué momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas… Mucho antes… y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y que por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo. ’’
Esto es magnífico. Una lágrima resbaló por mi mejilla. Me imaginaba a mi misma en esa situación, no podría superarlo. Solo lloraría. Por lo visto Facundo también se quedó tiernamente mirando el final, al parecer lo conmovió, y mucho. Otra lagrima se deslizó una vez. Facundo volteo para mirarme y quedó sorprendido.
-Linda, ¿Qué sucede? – dijo dándome un abrazo mientras acariciaba mi espalda.
-Oh, nada – suspiré – es que me conmovió la película. Y… me imaginaba en esa situación con… – me interrumpió
-¿Con Benjamín y conmigo? – dijo algo serio
-¿Qué? Claro que no – dije mientras me sentaba. No iba a decir eso, que me imaginaba estar en esa situación con ellos dos. Simplemente no me dejó terminar. No me refería a ellos, creo. Supongo que era con… miedo.
-Es que…
-¡No!, estábamos tan bien, Facundo. – dije mientras mis ojos se cristalizaban
-Oh, ¿vas a llorar? – Dijo algo enfadado – Sabes bien que de eso se trata, cariño. – volvió a terminar su frase mientras acariciaba mi pelo
Al parecer no me calló nada bien que él esté en mi casa viendo estas películas de amor cuando no lo necesitaba. Siendo sincera… no me gustó nada ver a Benjamín con Lía, sentí mucho enojo y sobre todo dolor. Algo dentro mío decía que tenía que hacer lo mismo, hacer sentir mal a Benjamín. Pero nunca haría eso. Facundo me gusta, era muy cariñoso y tierno. Al recordar todo lo sucedido entre ellos dos, no tuve otra opción que explotar en lágrimas. Facundo subió rápidamente a mi cama y me abrazó con fuerza, sin soltarme mientras que yo estaba empapada en lagrimas y el diciéndome que todo estará bien. Sus brazos estaban rodeando mi cuello mientras que yo apoyaba mi cabeza y mis manos en su pecho. Estuvimos así unos cuantos minutos y comenzó a darme sueño, al parecer me quedé dormida sobre él. Desperté y el estaba acostado al lado mío, con las caras enfrentadas mirándome. Pestañee varias veces hasta verlo con claridad.
-Hola – dije en un susurro
-¿Cómo estás? – me preguntó directamente y con una linda sonrisa
-Bien… creo.
-Sasha.
-¿Sí? – pregunté con los ojos cerrados
-Me gustas.
Los abrí lentamente y lo observé. Estuve mirándolo por unos segundos, le sonreí y rápidamente subió sobre mí. Acercó su rostro hacia el mío mientras sus labios rozaban con los míos. Nuestras respiraciones estaban aceleradas. Se acercó más hacia mí y me besó lentamente. Y rápidamente sin separar sus labios de los míos comenzó a sacarse el buzo hasta llegar a su remera.
-Facun…
-Shh. – me calló
-Facundo… – dije con los ojos cerrados
-Shhh, nena.
-Es que... – volvió a callarme mientras intentaba sacar mi remera con tiras. Abrí los ojos y observé que el ya estaba sin remera, con su torso desnudo. Sacó mi remera y quedé con el sujetador. Facundo comenzó a desabrochar su pantalón, pero antes de bajárselo, comenzó a besar mi cuello hasta llegar a mi pecho. Me sentía bien, pero no era un momento indicado para estar íntimamente con él. Luego me sentí algo incomoda y le supliqué que pare. El no me escuchó así que siguió bajando hasta mi vientre.
-Ya… por favor, para. – dije mientras agarraba sus manos para dejarlas quietas. El agachó su cabeza con algo de culpa.
-Lo siento, no logre contr… – le di un dulce beso haciendo que se calle.
-No te disculpes – me dedicó una tierna sonrisa.
-Ok – dijo algo divertido, se acostó a mi lado y me acercó hacia el, me acosté a su lado poniendo mi cabeza en su pecho. Mientras el me rodeaba con sus suaves manos.
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Un paso a la realidad
RomanceEncontrar una persona que piense igual que yo, seria fabuloso. ¿Que pasaría si todo cambiara? Sin mi existencia. Los problemas son para aprender, son pruebas. La amistad es algo que no tiene precio, y el amor, bueno... el amor es algo hermoso. Mucho...