A un día de mi cumpleaños.
Por favor, que pase rápido, decía mi mente.
No tengo otra opción de ir a comprar la ropa que me pondré esa noche.
Mi madre me dijo que alquiló con mi padre un salón de eventos para poder festejarlo, lo cual ellos se encargarían. No me gusta saber que mis padres gastaran mucho dinero para una sola noche. Lo sé, los diecisiete se los cumplen una sola vez, lo entiendo, pero algo no me convence o no lo sé.
Le mandé un mensaje a Vicky diciéndole que se prepare que iremos de compras. Ella solo asistió.
Me crucé a Trinidad en el living viendo su rostro cubierto con maquillaje para disimular sus golpes. Acaricié su mejilla diciéndole que todo estará bien. No quiso hablar del tema, sino de mi cumpleaños.
-No quiero que te preocupes por mí, después de todo lo malo que te he hecho – dijo mientras me dedicaba una dulce sonrisa débil
-Trinidad, yo… - dije mirando sus golpes
-No – dijo interrumpiéndome – Mañana es tu día, te acompañaré a comprar tu ropa – dijo mientras agarraba mis manos – Ah, y por cierto, ya repartí tus invitaciones a tus amigos.
-Oh, gracias. – No le hablé mas del tema, pero en algún momento tendría que decirme que sucedió – Iré con Victoria pero puedes acompañarnos, me iré a cambiar y vamos a su casa.
A Trinidad le gustó la idea, aunque suene raro. Ella nunca hablaba con mis amigas, ni nada por el estilo, solamente entre ellas hubo un ‘hola’ y un ‘adiós’. Tal vez, si se juntara mas con nosotras podría despejar su cabeza de todo aquello que le haya sucedido.
Trinidad se fue a su habitación a cambiarse mientras que yo me dirigía a la mía. Busqué algo en mi ropero lo cual me agradara para ir de compras, me probé un short y una remera que dejaba ver mi ombligo y mis converse para así poder ir a buscar a Victoria, me mire al espejo y me agradó y así estuve como diez minutos mirándome hacia el espejo, mientras rodeaba el contorno de mis ojos con un delineador.
Salí de mi casa junto con Trinidad, ella se puso una falda y una camisa, un poco formal. Al salir me encontré a mi padre en la puerta
-¡Hija! Hace días que no te veía, te ves hermosa ¿A dónde te diriges? – preguntó con una gran sonrisa dirigiéndose a mi sin mirar a Trinidad
-Oh, se ve que has estado un poco ocupado en el taller, ¿no? Gracias por el alago, me iré a la casa de Victoria – dije un poco confusa
-Sí, ya sabes… mucho trabajo – dijo mirando hacia el piso.
En sus ojos había algo raro, como si estuviera mintiendo, pero no lo sé. Simplemente, luego de la conversación le di un beso en la mejilla amablemente.
Salmos a la calle, un día soleado. Al parecer la tormenta había desaparecido.
Íbamos a la casa de Victoria mientras Trinidad me daba ideas de cómo me podría vestir en día de mi cumpleaños.
Al llegar a su casa, Victoria salió con su pelo extremadamente liso, sin ningún bucle. Se puso una pollera, una remera roja, anteojos de sol y sus labios rojizos. Amaba como se vestía, a todo el mundo le gustaba. Todos se peleaban por ella antes de que estuviera con Ramiro, pero ella simplemente lo escogió a él.
A Victoria le pareció raro ver a Trinidad con nosotras, y si, era raro.
La saludó normalmente, un beso en la mejilla y preguntándole si como estaba. Trinidad respondió igual que ella, amablemente.
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Un paso a la realidad
RomanceEncontrar una persona que piense igual que yo, seria fabuloso. ¿Que pasaría si todo cambiara? Sin mi existencia. Los problemas son para aprender, son pruebas. La amistad es algo que no tiene precio, y el amor, bueno... el amor es algo hermoso. Mucho...