Capitulo 9 <<No me sueltes>>

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¿Qué me sucedía? Verdaderamente me gustaba Facundo, aunque haya reaccionado de esa forma. Me atraía mucho su personalidad, pero supuse que con el comenzaría a sentirme insegura. Mi mejor amigo me había besado, ¿yo le gustaba? Porque eso fue lo que susurró a mi oído. No entendía, de un día para otro, estaba en su casa, en la bañera con él golpeado  y los dos estábamos completamente desnudos. Mi cabeza era una mar de preguntas sin entender nada. Logré estar confundida sin respuesta alguna.

Después de ese apasionado beso que Benjamín me había dado, simplemente se acostó en la bañera en forma horizontal atrayéndome hacia él. Me recosté sobre su cuerpo, con mi cabeza en su pecho mientras sus manos estaban en mi espalda. El sueño me pesaba, tenía ganas de dormir y no despertar nunca jamás. Todo se volvió oscuro, y recuerdo que vi a Benjamín tirado en el piso mientras Facundo le pegaba patadas, justo en su abdomen, maldito y estúpido sueño. Abrí rápidamente los ojos, sin mover mi cuerpo y sin decir alguna palabra. Una lágrima muy silenciosa calló por mi mejilla, la cual logró llegar al pecho de Benjamín. Levanté mi cabeza silenciosamente, y ahí estaba el, tomando una pequeña siesta en la bañera conmigo. Quedé observándolo, tenía unas pestañas largas, algunas pecas en su nariz, su pelo rubio, fue un hermoso momento. Pude observar que estaba con los ojos cerrados, mientras que sus labios formaban una sonrisa.

-¿Vas a seguir viéndome? – preguntó con los ojos cerrados

-¿Eso quieres, verdad?, me atraes mucho Benjamín – dije mientras corría el pelo de mi cara – no me dejes…

Abrió los ojos y quedó mirándome – nunca.

 

Quedamos hablando por varios minutos, ya que nuestras fuerzas estaban un poco recuperadas, sobre todo la de él.

Se escuchó que la puerta de entrada se abrió

-¿Benjamín? – dijo la voz mientras se escuchaban voces de dos chicas

Benjamín abrió rápido sus ojos, se levantó rápidamente y selló la puerta con una pequeña llave.

-¿Estas bañándote? – preguntó mientras golpeaba la puerta para saber si había alguien.

Era Tim.

Por cierto, olvidó que estaba completamente desnudo.

-Oh, Tim. ¿Con quién has venido? Estoy dándome una ducha, saldré en un rato. Es que… estoy cansado

-Oh, diablos, Benjamín. – Dijo algo molesto - Traje a las chicas que habías pedido, Carla y Andrea. Sal rápido

Lo vi a los ojos cuando Tim nombró a dos chicas.

-Eeeeh, si. Carla y Andrea, mis amigas. – me dijo mientras tomaba un toalla y cubría su cuerpo de la cintura para abajo

-No tienes por qué darme explicaciones

Quedó duro, sin moverse.

-Benjamín, iremos a comprar algo para tomar. Espero que salgas pronto. – dijo mientras abría la pueda de entrada

-¡Claro!, vallan tranquilos.

Benjamín se dio la vuelta a mirarme, me tomó en sus brazos y comenzó a secarme.

-No olvides que puedo sola – dije algo molesta. ¿Molesta? ¿Por qué lo estaría? Pase un lindo momento junto a él y ¿yo solamente me ponía molesta? Por favor. Supuse que eran celos, putos y malditos celos.

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