ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ϙᴜɪɴᴄᴇ

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Su intención inicial era llegar a su penthouse y pasar el resto de la tarde descansando, un tiempo para él, hace tanto que no tiene tiempo para relajarse solo en casa y disfrutar de la calma.

Pero maldita sea su suerte, su familia parecía tener otros planes para él.

Mew verdaderamente ama a sus padres, los estima y respeta como cualquier hijo debe hacer, pero sobre todo los ama demasiado. Más Suppasit jamás ha sido muy entusiasta cuando su familia hace cenas sorpresa y lo obligan a asistir, además que tiene en cuenta que esta cena en específico será una tortura personal, donde no solo se hablará de él, sino también hablaran de Kanawut. Conoce muy bien a sus padres, sobre todo conoce el carácter de su padre y sabe perfectamente que no se quedará callado respecto al tema.

Recuerda perfectamente la discusión luego del escándalo con... bueno, el escándalo de aproximadamente cinco años atrás. Las cosas fueron una porquería y en verdad Mew no quería acordarse de eso, pero muy en el fondo siente que la situación se está repitiendo y eso trae a flote los malos recuerdos.

Suspira con pesadez, dando vueltas en la cama. Ha intentado dormir un poco antes de ir a casa de sus padres, porque sabe (o al menos eso cree) que será mejor ir descansado y con el mejor humor posible. Dormir ayudaría a mejorar su humor, más le es simplemente imposible cerrar los ojos por más de 2 minutos. Por lo que ha estado dando vueltas en la cama, gruñendo y quejándose como si eso fuera a ayudar en algo. Su teléfono suena en la mesita de noche junto a la cama, duda un poco en tomarlo, más termina haciéndolo.

Hizo bien.

Se trata de Gulf.

G: ¿Estás ocupado?

M: Para nada, ¿pasa algo?

G: No, nada.
Solo quería escribirte, jaja.
¿Eso es extraño?

Mew suelta una cálida risa, mientras se coloca de costado en la cama, con las manos tomando el celular.

M: ¿Por qué sería extraño? No lo es.
De hecho, es agradable que mandes mensajes.

G: Que bien, creí que sería raro.

—Piensas demasiado, Kanawut —murmuró para sí mismo, sin dejar de sonreírle al celular.

M: ¿Cómo te fue con tu madre?

G: Mejor de lo que imaginaba, en realidad.
No le gustó la idea de que me estés cortejando y que no te presentaras primero ante ella y papá para pedir permiso.

M: Diablos.
¿Debería hacerlo?

G: DIOS, NO.
Ya no vivo con ellos, no pueden controlar si acepto o no un cortejo de algún alfa. Es una tontería anticuada.

M: Soy anticuado.

G: Por Dios, Phi . Me llevas 6 años, no dos décadas.

Resopló una risa, negando con la cabeza gracias a los mensajes de Gulf. Siente una calidez recorrerle el pecho, por muy bobo que suene, un par de mensajes de Kanawut son suficiente para hacerlo sentir bien, bastante sereno.

Ya que no respondió el mensaje inmediatamente, recibió otro de Kanawut.

G: Mi Mae quiere conocerte.

En ese instante, el celular se le resbaló de las manos y gracias a que intentó atraparlo, solamente provocó que terminara cayendo al suelo. Soltó un sin fin de maldiciones y rápidamente se arrastró en la superficie de su cama para estirar su brazo y así poder levantar el móvil del suelo. Revisó rápidamente que no tuviera ningún rasguño el aparato, para después apresurarse a desbloquearlo y abrir el chat de Gulf nuevamente.

Leisure Fusion | MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora