Prólogo

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Miró por tercera vez en 20 minutos hacia afuera de la habitación, tenía una vista perfecta del pequeño niño de cabello ligeramente ondulado y de color caoba claro, jugando con un montón de legos en el tapete de la sala. Desde el pequeño estudio que tenía montado podía oír al niño hacer ruidos con su boca, hablando tantas cosas que Gulf no era capaz de procesar en esos momentos. Era de noche, por lo que habían unas cuantas luces prendidas en la casa: sala, comedor y estudio.

Observa por unos largos segundos al niño, soltando un suspiro cuando decidió apartar la mirada. Agradece que Jai sea lo suficientemente independiente para estar sólo y tranquilo un rato, hablando de un niño de 5 años, es una bendición que sea tan tranquilo. Aunque le encantaría unirse a su hijo, jugar por las noches es una costumbre para ellos, sobretodo desde que sólo son ellos dos en casa.

¿Qué es lo que impide a Gulf ir a jugar con Jai? Bueno, las montañas de trabajos y tareas no se harán solas, eso es un hecho. En su escritorio tiene su laptop encendida, esa que tiene casi la misma edad de Jai, además de varios materiales: hojas de muchos colores, tijeras, pegamento, cartulina. Dios, quien viera a Gulf creería dos cosas: que es un profesor de primaria o que tiene una papelería en casa. La verdad es que la última opción  se acerca más a la realidad, pero todos esos materiales son para sus trabajos manuales (carteles, maquetas, etc) que le dejan cada semana en la universidad. Y no, no está exagerando. Estudiar diseño gráfico tiene sus consecuencias.

Esta vez sacrifica su tiempo libre para terminar sus trabajos académicos, luego podrá prestar toda su atención a su hijo.

Mientras se encuentra cortando unas imágenes recién impresas con un cutter, escucha como entra una llamada por Skype, por lo que suelta una pequeña queja. No era necesario que levantara la mirada a la pantalla, tenía una idea de quién se podría tratar a esas horas de la noche. Si no fuera su madre, seguramente sería su hermana para preguntar por su estado.

Efectivamente, el nombre de Grace se iluminaba en la pantalla.

No tenía de otra más que responder.

—Hola Grace.

—¿Estás trabajando? ¿Es algo de la universidad o del trabajo? ¿Dónde está Jai? ¡Quiero ver a mi sobrino!

—¡Grace, Grace! Una pregunta a la vez —elevó un poco la voz. Ama a su hermana, pero no cuando levanta la voz de esa manera.

—Oh, no seas escandaloso. Anda, ¿Dónde está Jai? ¿Está durmiendo ya?

—Está en la sala... Sabes que no me gusta que esté dentro del estudio, demasiadas cosas filosas —muy aparte de sus palabras, Kanawut sabía que su hermana le pediría ver a Jai, por lo que no tendría de otra que llamar al pequeño—. ¡Jai! Ven aquí, tía Grace quiere saludarte.

Jai no tardó nada en soltar un grito de felicidad, parándose lo más rápido que podía y corriendo hasta la habitación donde estaba Gulf, quien extendió los brazos para recibir al niño. Lo cargó, sentándolo sobre una de sus piernas para su comodidad.

—¡Hola tía Grace!

—¡Hola cariño! No te he visto en dos semanas y ya te veo más grande.

En ese momento comenzaron con una breve plática. Jai es un niño bastante conversador, sobretodo cuando se trata de sus familiares más cercanos. Gulf escuchaba todo con atención, mientras sus ojos pasaban de su hermana a su hijo, y de su hijo a la agenda que había sobre el escritorio. Leía los pendientes en la oficina, corriendo con suerte de no tener nada muy pesado por hacer, tenía que realizar un par de llamadas, pero serían hechas hasta mañana. Pronto Kanawut se vio sumergido en lo escrito en la agenda, dejando de escuchar a las dos personas que hablan por la llamada.

Leisure Fusion | MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora