Capitulo 12

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 4 horas antes...

La moto paró haciendo que abra los ojos y que quitase mis brazos entrelazados del abdomen de Ky lentamente. Fruncí el ceño al no saber dónde estaba y mi nerviosismo estaba a flor de piel. Me bajé de la moto y esperé a que Kyle hiciera lo mismo.

—¿Dónde estamos?— pregunté cruzándome de brazos porque hacía un poco de frío y porque mis manos temblaban tanto que no quería que Kyle me viera asustada.

Comienzo a ver por todas partes y al fin me ubico. Estamos en un parque a tres cuadras de mi casa, el cual se encuentra abandonado, pero bien cuidado.

Kyle se bajó de la moto y se comenzó a sacar la casaca de cuero, que le queda perfectamente bien, así dándome un vista espectacular de sus brazos bien formados y su torso...

«Por Dios, Ale, deja de hablar como una pervertida», dijo mi conciencia.

¿Pero quién no lo hace teniendo a hombres como él en frente?

Sentí algo cálido caer a mis hombros y me di cuenta que Kyle había depositado su chaqueta en mis hombros como para prevenir que tenga más frío.

—Gracias— asintió y se metió las manos a sus bolsillos.

Nos habíamos instalado en un silencio demasiado incómodo, ninguno de los dos sabía que decir o qué hacer. Miraba a cualquier lugar que no fueran sus ojos porque sabía que él me estaba mirando fijamente y eso me incomodaba mucho haciendo que mis mejillas se sonrojaran.

—Uhm... Bueno no sé cómo empezar— desvié mi vista de una ardilla que me miraba desafiante mientras comía su nuez para verlo rascarse la nuca, había visto en las películas que cuando los chicos hacían eso es porque están nerviosos—. Esto no debería de estar pasando ahorita.

—¿Qué cosa?— pregunté poniendo mis manos atrás de mi espalda y comenzar a juguetear con ellas para que no viera lo tan nerviosa que estaba.

—Ale... no soy la persona que tú crees— dijo mirándome fijamente sin despegar sus ojos azulinos de los míos—. No soy una persona— susurra para sí mismo.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Que... no soy normal— cada vez estaba más y más confundida. No sé ni porque me dice eso. Estoy asustada—. No soy humano. Esto es difícil para mí, espero que no me temes cuando te lo diga— ruego, vi en sus ojos tristeza y comencé a sentirme culpable por estar evitándolo y excluyendo como si fuera un monstruo.

—¿Qué quieres de mí? ¿Qué eres?— dije mientras dejaba de avanzar hacia atrás. Él agarró mis manos y se acercó a mí, de un tirón saqué mis manos de las suyas y me aparté hasta chocar con un árbol.

—Alejandra.

—Solo... dime que eres y acaba con esto.

—Soy un vampiro.

El oxígeno mágicamente abandonó mis pulmones. Un pinchazo en el pecho se hizo presente haciendo que tenga miedo y que mi estómago diera un vuelco.

No sabía qué hacer, solo me fui de ahí corriendo hasta que paré y me di cuenta que estaba ya en mi casa.

Se supone que los vampiros se deben de quedar en las películas y en los cuentos, se supone que no existen. Se supone que debería de estar tranquila pero no puedo estarlo, le temo.

4 horas después...

Majo ya se fue a su casa y no sé qué hacer. Aún la palabra "vampiro" sigue rondando en mi cabeza y más la palabra "beso". Paso mis dedos por mis labios y una sonrisa se forma en ella, y ahora ya no puedo dejar de dar vueltas en la cama con una sonrisa que es más grande que Rusia. Me siento en mi cama y escucho a mi estómago rugir. Salgo de mi cuarto y voy corriendo hacia la cocina. Abro la refrigeradora y ahí está la pizza y la gaseosa. Caliento la pizza y sirvo la gaseosa en un vaso.

Voy a la sala y prendo la tele y lo primero que me sale es The Vampire Diaries.

—Lo siento, Damon, pero hoy ya tuve mucho sobre vampiros— hablé hacia la pantalla tratando de que Damon me escuchara.

Apago la tele y me voy a mi cuarto para dormir. Mientras iba subiendo las escaleras a lo lejos escuche un débil "tiburoncín".

—¿Tía?— pregunté alzando mi voz, yendo al cuarto de mi tía.

—Tiburoncín...— veo a mi tía en el suelo y levantando una mano para que la levante—. Pizza, Galletas, tú sabes... comida— cuando dijo "comida" sus ojos adquirieron un brillo espectacular... ¿Así se verán mis ojos cuando pienso en comida?

—Ya, ya, ahorita te lo traigo y deja de hablar rasposamente que te dañarás tu garganta y parecerás VIEJA— salí del cuarto corriendo y vi salir un zapato de su cuarto que se cayó por las escaleras.

—¡Cállate!— gritó en el marco de su puerta—. ¡Soy joven y hermosa!

Solté una risilla y saqué la pizza que quedaba y las galletas de la alacena. Definitivamente amo a mi tía.

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Heeey!! Holas jajaja bueno estamos tratando de escribir ya que vamos en segunda semana de clases y pues no tenemos mucho tiempo. Trataremos de escribir lo mejor que podamos para ustedes. Ojala les guste mucho jajajaj.

Byes ji.

- Nicole y Yadhira.

Hasta que llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora