Capitulo 20

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Parte 1.

MAJO POV

No.

No.

Por favor... ¡No!

Matthew sigue jugueteando con los elásticos de mis bragas y eso me pone más nerviosa. Siento su respiración entrecortada cuando me roza la entrepierna. No puedo hacer nada, estas malditas esposas, sogas o cadenas, lo que sean, evitan cualquier movimiento que pueda dar.

Sus sucias manos tocan mis pechos con tanta fuerza que lanzo un grito. Deja de tocarme y me mira. Sus ojos están rojos, ya no del color que eran antes, sus dientes sobresalen, especialmente dos que parecen colmillos o lo son.

—Para, por favor— digo llorando, mientras lo miro.- Me haces daño.

Suelta una carcajada y después siento como mí mejilla izquierda me arde. Me tiró una cachetada.

—Mira, niñita... Aunque de niñita no tienes nada— susurra mientras sujeta mis cabellos y los jala hacia delante para que mi cara quede a centímetros de la suya—. No vuelvas a pedirme eso porque no te lo concederé. Ya me divertí mucho y ahora me toca comer— no entiendo, ¿por qué quiere comer y por qué sus ojos están así de rojos?

Matthew se aproxima a mi cuello y lo huele. Lo lame, lo besa y después raspa sus dientes contra mi cuello. Comienza a trazar círculos con su mano en mi cuello y eso me pone los pelos de punta. Su respiración es más agitada y no sé por qué abre su boca, siento sus dientes aun rozando mi piel.

—¿Q-qué ha-haces?— pregunto asustada. Mis manos sudan y mis pies también. Suelta una risilla y saca su cara de mi cuello.

Su cara es escalofriante.

Sus ojos rojos.

Sus dientes sobresaliendo de su boca.

Y esa maldita sonrisa que tiene.

—No dolerá, lo prometo— ¿qué quiere decir con eso? Siento como vuelve a tirar mis cabellos y esconde su cara en mi cuello.

Siento como clava sus dientes en mi cuello y me paralizo. ¿Me está mordiendo? ¿Qué le pasa? Siento como la sangre va dejando mi cuerpo.

Grito y grito, uno por el dolor y otro porque quiero que me saquen a este enfermo de encima.

Escucho a lo lejos que me llaman. No tengo tanta fuerza para responder, mis gritos se han apagado hace unos cinco segundos. Escucho un ruido a lo lejos, mi vista está borrosa y mis parpados débiles. Siento como me quitan un peso de encima.

Gritos, golpes e insultos logro escuchar.

Alguien me llama, me está tocando el cabello y la cara. Frunzo el ceño y abro bien los ojos para poder ver quien está al frente mío. Veo a un chico con cabello castaño y su piel es un poco bronceada, la luz de la ventanita le da en la cara y... Esa cara yo la conozco a la perfección.

Adam.

Adam está en frente mío ¿llorando? No, no, esto es un sueño. Esto nunca ha pasado. Adam está muerto, lo visito todos los martes y viernes después del colegio al cementerio. Esto no está pasando.

—¿Adam?— pregunto antes de quedar inconsciente.


—¡No te rías!— grité riéndome. Adam estaba en mi cama retorciéndose de la risa—. Ya pues— dije poniéndome triste.

Estábamos en mi cuarto. Hace ya un mes que estábamos y él se ha portado muy lindo conmigo. Es tan tierno y antes yo pensaba que era arrogante. Su vestimenta negra me daba miedo, siempre lo veía con varias chicas que tenían o tienen, buenos atributos y después estaba yo, en lo más bajo con una simple cabellera rubia y unos ojos azules que me hacían ver más niña de lo que soy.

Hasta que llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora