—Nos vemos mañana, Alejandra— asiente y se despide con la mano.—Adiós— digo sonriéndole y me despido de la misma forma que él hizo.
Luego de esto subo las escaleras para llegar a la puerta de mi casa y entro. Me apoyo contra la puerta y me deslizo con una sonrisa de enamorada.
Hace una hora que Kyle me dejó en casa.
Hace una hora que estoy de cabeza en mi cama mientras que sigo insultando mentalmente a la chica afortunada.
Hace una hora que me ruge la tripa.
¡Quiero comer!
Me siento en mi cama y cierro los ojos. Cuento hasta diez y me paro.
Camino hacia las escaleras y bajo. Seguidamente, camino hacia la cocina y de la alacena cojo los cereales, del refrigerador cojo la Nutella y en un cajón una cuchara.
¡Oh sí! A engordar deprimentemente.
Majo:
¡Ale! Skype, estoy abu.
Ale:
¡Yap, video llamada, te tengo que contar!
Con toda la comida en mis brazos, corro hacia mi habitación. Ya en esta, prendo mi laptop y a los segundos sale una invitación de video llamada, la acepto y sale el rostro de Majo, y el mío.
—Cuéntame todo— dice una Majo muy seria. Sus manos se encuentran entrelazadas como si estuviéramos en una corte. Yo, la culpable y ella la abogada.
—Ya... no sé cómo comenzar— digo sonriendo de medio lado y subiendo los hombros.
—¡Alejandra! Cuéntame, me orino de los nervios.
—Ya, calma, mujer— suspira y yo sonrío—. Todo comenzó cuando...
Pasaron los minutos y le seguía contando, y todo con una sonrisa estúpida de chica enamorada. Hasta que llegamos a la parte de...
—Y me respondió: "Sí, me recuerda a una persona especial"— y aún me duele recordarlo, cuando le dije la frase a Majo hubo algo como si me doliera haberlo dicho.
—No puede ser, pero...— dijo poniendo sus dedos en su barbilla y una cara pensativa—. No te has puesto a pensar que podría ser su mamá o su papá yo... Oh...
—¿Qué, qué pasa? ¿Por qué "oh"?— pregunto agarrando la computadora y acercándome a la cámara.
—Es que, él se fue a Londres hace siete meses y volvió hace dos, y puede ser, creo yo que habrá conocido a alguien allá.
¿Londres?
Pero si yo vivía allá... ¿Lo habré visto? Seguro que sí, esos ojos azules nunca los olvidaría.
—Ah— fue lo único que atine a decir.
Después de conversar una hora vía Skype, me despedí de Majo, apagué la laptop, me puse mi pijamita y me acosté en mi cama.
Veo televisión mientras como mis cereales y la Nutella. Cuando ya no hay nada que ver y mi pancita está satisfecha, dejo en la cómoda el cereal y la preciada Nutella para dormirme.
Me desperté y vi el reloj, eran las tres y cuarenta y cinco de la madrugada. Frunzo el ceño y una ráfaga de aire entra a mi cuarto desde la ventana. Me paro y voy a cerrar la ventana. Cuando me acuesto en mi cama escuchó un motor de una moto y al toque me viene el nombre Kyle.
Kyle... sexy. Tengo que dormir.
Y con el último pensamiento del señorito caigo en un profundo sueño.
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Hasta que llegaste tú
VampireAlejandra Rodríguez tiene una vida complicada. Sus padres acaban de fallecer y algunos recuerdos de su pasado ya no están grabados en su mente. Ella es llevada desde Londres (Inglaterra) hasta Los Ángeles (Estados Unidos), a vivir con su tía, la cu...