Capitulo 6

8K 462 16
                                    


—Nos vemos mañana, Alejandra— asiente y se despide con la mano.

—Adiós— digo sonriéndole y me despido de la misma forma que él hizo.

Luego de esto subo las escaleras para llegar a la puerta de mi casa y entro. Me apoyo contra la puerta y me deslizo con una sonrisa de enamorada.

Hace una hora que Kyle me dejó en casa.

Hace una hora que estoy de cabeza en mi cama mientras que sigo insultando mentalmente a la chica afortunada.

Hace una hora que me ruge la tripa.

¡Quiero comer!

Me siento en mi cama y cierro los ojos. Cuento hasta diez y me paro.

Camino hacia las escaleras y bajo. Seguidamente, camino hacia la cocina y de la alacena cojo los cereales, del refrigerador cojo la Nutella y en un cajón una cuchara.

¡Oh sí! A engordar deprimentemente.

Majo:

¡Ale! Skype, estoy abu.

Ale:

¡Yap, video llamada, te tengo que contar!

Con toda la comida en mis brazos, corro hacia mi habitación. Ya en esta, prendo mi laptop y a los segundos sale una invitación de video llamada, la acepto y sale el rostro de Majo, y el mío.

—Cuéntame todo— dice una Majo muy seria. Sus manos se encuentran entrelazadas como si estuviéramos en una corte. Yo, la culpable y ella la abogada.

—Ya... no sé cómo comenzar— digo sonriendo de medio lado y subiendo los hombros.

—¡Alejandra! Cuéntame, me orino de los nervios.

—Ya, calma, mujer— suspira y yo sonrío—. Todo comenzó cuando...

Pasaron los minutos y le seguía contando, y todo con una sonrisa estúpida de chica enamorada. Hasta que llegamos a la parte de...

—Y me respondió: "Sí, me recuerda a una persona especial"— y aún me duele recordarlo, cuando le dije la frase a Majo hubo algo como si me doliera haberlo dicho.

—No puede ser, pero...— dijo poniendo sus dedos en su barbilla y una cara pensativa—. No te has puesto a pensar que podría ser su mamá o su papá yo... Oh...

—¿Qué, qué pasa? ¿Por qué "oh"?— pregunto agarrando la computadora y acercándome a la cámara.

—Es que, él se fue a Londres hace siete meses y volvió hace dos, y puede ser, creo yo que habrá conocido a alguien allá.

¿Londres?

Pero si yo vivía allá... ¿Lo habré visto? Seguro que sí, esos ojos azules nunca los olvidaría.

—Ah— fue lo único que atine a decir.

Después de conversar una hora vía Skype, me despedí de Majo, apagué la laptop, me puse mi pijamita y me acosté en mi cama.

Veo televisión mientras como mis cereales y la Nutella. Cuando ya no hay nada que ver y mi pancita está satisfecha, dejo en la cómoda el cereal y la preciada Nutella para dormirme.

Me desperté y vi el reloj, eran las tres y cuarenta y cinco de la madrugada. Frunzo el ceño y una ráfaga de aire entra a mi cuarto desde la ventana. Me paro y voy a cerrar la ventana. Cuando me acuesto en mi cama escuchó un motor de una moto y al toque me viene el nombre Kyle.

Kyle... sexy. Tengo que dormir.

Y con el último pensamiento del señorito caigo en un profundo sueño.

Hasta que llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora