Capitulo 25

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MAJO POV.

Me incorporo de la tierra y veo por donde se fue el estúpido animal. Necesito beber, urgente.

Esto de ser vampiro, me estresa y me gusta, poder correr sin que nadie te note o saltar de un edificio tan alto que cuando caigas al suelo estés intacta, es genial; pero, necesitar sangre a cada hora me estresa. Matt dice que por ser neonata, necesito un montón de sangre y después me adaptaré y podré vivir con solo una bebida de sangre al mes.

No sé nada de Adam, Kyle, Ale y me preocupa un poquito, siento un poco de culpa al saber que les he fallado y más a Adam pero después se me pasa. Llamé a Ryan diciéndole que me quedé a dormir en la casa de Ale. Sé que está mal mentir pero, una mentirita piadosa no afecta tanto, ¿no?

En fin, ahora me encuentro buscando por todos lados al estúpido animal. Rio al recordar una escena de Amanecer Parte 2, en la cual, Bella caza un animal y como que me está pasando lo mismo, solo que mis ojos están completamente rojos. Esa parte tampoco me gusta, a mí me gustan mis ojos celestitos, no rojos feos que parecen como el diablo, aunque prácticamente soy un demonio o un diablo. No sé.

—¿Estresada?— pregunta Matt a mi costado.

—No sabes cuánto— digo limpiándome el sudor de mi frente—. ¿Por qué no solo... vamos al banco de sangre como en las series y bebemos de ahí?

—Le quitas la emoción, nena.

—Nop— digo negando con la cabeza—. Le quito lo frustrante, y el sudor— me hago una cola y siento como mi cabello está mojado gracias al sudor de mi cuello—. ¿Ves?

—Sudas, porque aún no te conviertes totalmente— rueda los ojos—. Ven, necesitas más sangre humana.

—No sé, Matt— digo dudosa—. Eso de matar a personas indefensas que no hacen nada, no me va— digo viéndolo a los ojos. Los de él aún siguen rojos, fácil el maldito ha comido y yo aún no.

—Entonces— dice acercándose—. ¿Por qué ayer le dejaste sin una gota de sangre a esa chica?

—Tú, maldito— le digo—. Me mordiste, y ahora estoy así, ¡por tu culpa!— le grito—. Por tu culpa estoy así— susurro mirando hacia el cielo para que no me vea llorar, no otra vez.

—Oh, ahora vas a llorar— dice haciendo un puchero—. No me vengas con niñadas. Eres un vampiro y nadie te lo podrá cambiar, es para siempre— me susurra a pocos centímetros de mi cara—. ¿Vienes o te quedas acá?

—No voy a llorar idiota— digo—. Ya no importa nada.

Inhalo fuertemente para no partirle la cara ahora mismo. Le doy una sonrisa falsa y paso por su costado.

—Agarra— dice y me lanza una bolsa roja a la cara. Lo miro y me da una sonrisa sarcástica, ruedo los ojos y miro la bolsa que contiene... sangre.

—¿Qué es esto?— digo haciéndome la tonta.

—Mermelada de fresa— dice sarcásticamente—. Sangre, ¿qué más?

—¿Por qué lo haces?— digo.

—¿Por qué lo hago?— se pregunta—. No sé, ¿será que no quiero tener un cuerpo en mi casa muerto y que después apeste?

Ruedo los ojos, me paro con la bolsa de sangre en la mano y voy hacia la cocina para poner la sangre en un vaso. Sirvo y me ha cabido en tres tazas grandes. Demasiada sangre que se me acaba en un ratito.

Comienzo a beberlas como si estuviera comiendo Nutella o manjar blanco. Está deliciosa. Antes la sangre me daba asco, tan solo sentir el sabor a fierro me daban ganas de vomitarlo, pero ahora es como si hubiera ido a un desierto y no hubiera tomado agua y recién tomaría agua después de un año... ¿Se me entiende? No importa.

Hasta que llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora