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¿Lo hago o no lo hago?
Tengo miedo de que me juzgue.
«Solo dile, es tu tía. No va a pasar nada. Se valiente. Se fuerte», dice mi voz interior.
Ser fuerte.
Me bebo de un porrazo el vaso de agua y lo dejo en la mesa. Subo las escaleras pensando en lo que voy a decirle. Necesito ayuda.
Ya ha pasado una semana desde que le dije "yo también te amo" a Kyle. Cuando se lo dije, sentí que se lo decía por compromiso y no porque lo siento. Cuando lo veo, solo puedo pensar en que le dije una mentira y que estoy jugando con él, yo no soy así, yo nunca jugaría con los sentimientos de las persona. Estoy confundida.
—¿Tía?— pregunto tocando la puerta de su cuarto y después girando el picaporte para abrirla.
—¿Pasa algo?— pregunta mientras teclea algo en su computadora.
—Uhm... sí— le digo sentándome en su cama—. Estoy confundida.
Levanta rápidamente su mirada y deja de lado la computadora para escucharme a lo que diré después. Tengo nervios.
—Expulsa todo— dice sacándose los lentes y poniéndolos en la mesita de noche.
¿Ahora cómo le digo sobre Matt?
—Verás— digo mirando hacia otro lado—. Uhm... Maya sufrió de bullying hasta los diecisiete años...— me interrumpe.
—Ale...
—No, déjame— la paro levantando la mano derecha—. Lo necesito— ella asiente y yo tomo una bocanada de aire—. Su cabeza no podía dejar de pensar en las constantes burlas hacia ella. Maya, todo el día se preguntaba qué tenía de malo o qué le faltaba, hasta que se dio cuenta que le faltaba "belleza". Sus padres sabían que la molestaban, algo leve pensaban, pero no se dieron cuenta que su hija debajo de esas pulseras de diversos colores y tamaños, tenía cicatrices, cada ofensa era una cicatriz— cierro los ojos y trato de mentalizarme para no llorar, ahora no—. Pasó el tiempo y ella fue creyéndose todo lo que le decían. Lloró mucho, ella era triste pero con su familia era una persona alegre, como si su vida fuera color de rosa y eso se hizo realidad cuando llego él. Ese chico, el de la moto con chaqueta negra. El badboy como le dirían en las novelas, Alex. Maya pensaba que él nunca se fijaría en ella, no tenía oportunidad al costado de todas las chicas de su colegio, y si la tenía solo sería un diez por ciento para que la note. Pero ese chico, Alex, se fijó en ella. Comenzaron a salir, llegaron a ser enamorados. Se amaban tanto— sonrío como tonta negando con la cabeza—. Él la cuidaba y ella trataba de cuidar de él. Pero como todo viene y se va. Llegó Frank a cambiar sus vidas y de paso a arruinarlas. Los separó, de alguna manera el amor no pudo luchar contra esto— aprieto los dientes y después de un rato, decido continuar—. Llegó el cumpleaños de Maya y ella pensó que sería un día espectacular, divertido. Se equivocó. Ese mismo día fallecieron sus padres y con ellos se llevaron a la antigua Maya— mi tía Mili me mira con mucha tristeza contenida. Yo... trato de ser fuerte—. Ella llegó a Los Ángeles, esa sería su nueva vida a partir de ahora. Se prometió nunca verse vulnerable ante alguien y menos auto dañarse. Trató de guardar sus sentimientos en lo más profundo de su corazón pero de alguna manera, la cajita que estaba bien escondida, salió a la luz y con ella todos sus sentimientos. Volvió a ver a Alex, comenzaron de nuevo pero el "te amo" que se repetían, ya no tenía significado para ella. Maya solo lo quiere, mas no lo ama. También apareció Frank y sintió algo por él. Se enteró que Fran, siempre estuvo enamorado de ella, por eso los había separado. Maya no sabe qué hacer, quiere ser feliz pero no puede si dice más mentiras. No sabe cómo decir la verdad o que hacer, ella necesita ayuda.
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Hasta que llegaste tú
VampireAlejandra Rodríguez tiene una vida complicada. Sus padres acaban de fallecer y algunos recuerdos de su pasado ya no están grabados en su mente. Ella es llevada desde Londres (Inglaterra) hasta Los Ángeles (Estados Unidos), a vivir con su tía, la cu...