Mi bello sueño quedó interrumpido por la canción de Nicky Minaj (Anaconda), no sé qué me pasó por la cabeza para ponerla como tono de alarma.
Desesperada busqué mi celular por la cómoda que estaba a mi costado, cuando lo encontré dejé salir medía cara de la almohada y la apagué. Dejé mi celular en la cómoda y volví a dormir. En eso escucho unos tacos resonar por las afueras de mi cuarto y luego detenerse. Escucho como la puerta es abierta y otra vez vuelven a sonar los tacos.
Las cortinas de mi habitación se abren dándome la luz del sol en toda mi cara.
Abro los ojos tapándome con mi mano y me levanto levemente apoyándome de mi brazo, veo a mi tía parada de brazos cruzados en mi habitación con el ceño fruncido.
Vaya, hoy quiere hacerse la responsable.
—Son las siete de la mañana y tú aún ni te levantas para bañarte, eres idéntica a tu madre —asiente convencida y se da cuenta de mi ceño fruncido por lo que cambia su cara a una de pena y nerviosismo.
—Lo sé, tía, un vivo retrato de ella— dije sentándome en la cama y tomando una liga para hacerme una cola de caballo.
—Bueno... ya levántate que se nos hace tardísimo, dentro de diez minutos te quiero abajo para desayunar— luego de esto se va de mi habitación cerrando la puerta delicadamente.
Mientras bostezo y me estiro, camino hacia el baño y me encierro para lavarme. Luego de tomar una ducha que duró solo cinco minutos y cepillarme los dientes, me dirijo hacia el armario y busco qué ponerme para ir a mi primer día de colegio, en la que seré la nueva.
Escojo lo que me voy a poner que consiste en un short y una blusa crema que es trasparente, pero debajo tiene un polo del mismo color y obviamente mis vans negras. Me maquillo ligeramente y me veo en el espejo, me sonrío y tomo mis cosas para irme a desayunar.
Bajo de dos en dos las escaleras mientras tarareo Thinking Out Loud. Llego a la cocina y visualizo a mi tía Mili ir de un lado a otro, preparando panes y jugo de papaya.
—Ya estoy— le digo dejando mi mochila en el asiento que se encuentra debajo de la mesa.
—Come, que se nos hace tarde— me apura y me deja el plato de comida que se ve delicioso.
Llegamos al colegio después de lo que supongo medía hora y puedo ver un edificio grande
de color guinda con áreas verdes, muchos estudiantes en la acera conversando y algunos besándose. Salgo del auto despidiéndome de mi tía y diciéndole que no me recoja, que yo puedo ir sola. Veo el auto arrancar y me giro para ingresar al colegio "Sherman".
Siento un poco de vergüenza al estar tan sola en este colegio tan grande. Camino con la mirada en alto observando todo y a todos. Algunos susurran mirándome mientras paso y le doy una mirada severa. Sigo caminando y recuerdo las palabras de mi tía mientras me explicaba cómo eran las reglas de este colegio: "Tienes que ir a recoger tus horarios". Ingreso y volteo hacia la derecha e izquierda, no sé a dónde ir. Me encamino a la primera chica que me llama la atención por su cabellera rubia y lo cuan alta es, decido preguntarle dónde puedo recoger mis horarios.
Ojalá que no sea nueva como yo.
—Hola, ¿sabes dónde queda la dirección?— le pregunto sonriéndole.
—Uhm... sí— me dice apretando sus libros contra su pecho—. Date vuelta y vas de frente, después volteas a la derecha y en uno de los salones podrás ver el cartel grande que dice "dirección"— me sonríe.
—Ah, bueno gracias— le sonrío agradecida—. Antes que se me olvide. Me llamo Alejandra, pero me puedes decir Ale— le hago saber mientras le doy mi mano.
ESTÁS LEYENDO
Hasta que llegaste tú
VampireAlejandra Rodríguez tiene una vida complicada. Sus padres acaban de fallecer y algunos recuerdos de su pasado ya no están grabados en su mente. Ella es llevada desde Londres (Inglaterra) hasta Los Ángeles (Estados Unidos), a vivir con su tía, la cu...