Capitulo 20

5.2K 288 28
                                    

Parte 2.

ALEJANDRA POV

Odio a Matt.

¿Cómo se le ocurre morderla? ¿No sabe las consecuencias que traerá?

Mi cabeza es un laberinto. Todo se mezcla, no sé en qué pensar, estoy en la luna. Ver como Adam y Matt se tiraban puñetazos demasiado fuertes, que a mí me matarían, hasta rompieron la pared.

Esto es muy confuso. Adam peleaba con Matt como si se tratase de su vida, como si Majo fuera algo suyo. Además, no entiendo por qué vino con nosotros, ni siquiera lo conocía, por ende, él no conoce a Majo o eso supongo, ya que antes de que Majo se desmayara esta dijo el nombre de Adam o sea Adam.

¿Ven cómo estoy en la luna?

Hemos llegado al hospital hace ya, 12 horas y aún Majo no despierta. He tratado de estar lo más calmada posible pero no puedo. Simplemente saber que Majo está postrada en una cama, toda débil e indefensa, me pone triste, no me imagino como estará Ryan...

Un momento.

Él es su hermano y debería de estar aquí.

*Procesando información*

3

2

1

¡Mierda tremenda!

¡No lo llamé!

Saco rápidamente el celular de mi casaca y con las manos temblando trato de que el teléfono no se me caiga. Busco en mis contactos el número de Ryan y lo cliqueo.

—¿Ale?— dice medio dormido.

Ups, me olvide que son las 8 de la mañana.

—Uhm... Sí— respondo tímida—. Tengo buenas y malas noticias.

—¿Qué? ¿De qué?— dice un poco gritando—. ¿La encontraron?

—Sí, pero...

—Ya, ya— dice interrumpiéndome—. Me visto y voy a tu casa.

—¡No!— grito atrayendo la atención de las pocas personas que están en recepción. Les sonrío y me levanto para ir a un lugar menos público. El baño—. Esa es la buena, ahora es la mala.

—Vamos, Ale, dime donde están— dice un poco desesperado.

—El hospital Western— la línea se queda en silencio por varios segundos y decido romper ese silencio—. Ven ya.

Suenan los pitidos de que la llamada ha terminado y guardo mi teléfono. Salgo del baño y veo una enorme fila que lo lidera una señora mayor edad con un bastón.

—Niña del demonio— dice levantando las manos. Por poco se cae la vieja—. ¿Qué no escuchas? Estás adentro desde hace 10 minutos.

—Uhm, disculpe señora— le dedico una sonrisa falsa y me largo de ahí.

Llego a la recepción y todo sigue igual a excepción de que ahora Kyle se encuentra sentado en mi sitio.

—¿Café?— dice entregándome un vasito descartable.

Niego la cabeza y le dedico una pequeña sonrisa.

—No, lo siento. Solo que no me gusta el café— digo encogiéndome de hombros.

—Claro, ¿cómo lo pude olvidar?— dice para sí mismo.

Frunzo el ceño al escucharlo decir eso, ya que nunca le he dicho que no me gusta el café.

Hasta que llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora