—Admito que esto es inesperado —la voz de Eriol denotaba sorpresa, pero al mismo tiempo, una sutil alegría.
—Agradécele en parte a Chabela... y un poco más a la cotilla de Emily, que al final fue la que le sacó la información.Esteban echó una goma de mascar a su boca, reclinándose en su cómoda silla.
—No estás fumando.
—Esa cosa iba a matarme... nada como una crisis mundial para apreciar la vida.
—¿Y a qué debo el honor de una videollamada desde México?
—En realidad, estoy en Londres. Traje a mi familia, Emily hizo lo mismo. —El gesto bonachón del hombre se obscureció un poco, mostrando algo de tristeza—. Amo a mi país, pero no sería inteligente quedarme en un lugar con los antecedentes que tenemos a propósito de terremotos. No en esta situación. —Eriol asintió luego de escucharlo, pero no interrumpió, sabiendo que eso era sólo una introducción—. Diana me contó parte del problema que tenemos, y con la información que me dio Issy, me doy una idea de lo que intentas, así que déjame darte algunos consejos.
—¿Sobre qué?
—Sé que estás buscando experimentar con magia tenebrosa, duque.
—No es como si tuviera otra alternativa.
—Ya sé. Sin embargo, creo que tengo algo de conocimiento en lo que respecta a lo que intentas. Como sabrás, soy santero, eso tiene mucha relación con el tipo de magia que intentas hacer... y te daría otro tipo de instrucción, si me lo permites.
—¿Qué tipo de instrucción?
—Sobre una facultad que a un mago regular le llevaría décadas de estudio y práctica... pero que a un Dragón, le tomará un par de sesiones.Eriol entrecerró los ojos, intrigado, con un conato de sonrisa suspicaz en los labios.
—¿Qué tienes entre manos, Ilhuicamina?
—Algo que sin lugar a dudas te será de mucha ayuda —El cónsul entrecruzó los dedos frente a su rostro, inclinándose un poco hacia la cámara—: ¿Qué sabes del nahualismo?- - - - -
Sakura miró al techo de su habitación. La araña sobre ella comenzaba un ligero meneo, y el sonido no tan distante de objetos de cristal cayendo la hicieron frotarse las manos con ansiedad. Sabía de qué se trataba, y lo que entonces tendría que pasar.
Presurosa, caminó tan rápido como pudo para coincidir con todos en la sala de estar de la casa, encontrando en el camino a su esposo, que la llevó de la mano hasta ese lugar. Eriol tenía unos minutos de terminada su charla, Kurogane y Tomoyo estaban ahí también, y pronto, Al, Meilin y Beiji-Hu, escoltados por Wei, miraban a todos lados con expresiones de preocupación, mientras ligeros reguerillos de polvo caían desde la alta bóveda de la mansión.
—¿Dónde están Sumeragi y Nekoi? —preguntó el samurái, pareciendo preocupado, pero con suspicacia.
—Sumeragi en el centro de la ciudad, avisó que estaría por allá atendiendo asuntos familiares, Yuzuriha dijo que daría una vuelta— respondió Li.
—Entonces deberíamos ir, ¿no? —continuó Eriol, aparentemente con la misma urgencia.Sin embargo, antes de que alguno se moviera un poco, el sismo cesó.
—Alguien levantó una barrera —susurró Sakura.
Instintivamente caminó hacia el balcón más cercano, y desde ahí dirigió su mirada hacia donde sentía el origen del movimiento, notando que tanto para ella como para los otros dragones, la barrera era visible a algunos kilómetros de ellos, de hecho, al occidente de la ciudad. Sin pensárselo demasiado, comenzó a coordinar:
—Akko y los suyos ya deben estar trabajando y...
—¡Lo tengo cubierto! —exclamó Tomoyo, aparentemente ya en contacto con la jefa de la policía mágica—. Ya les indiqué el epicentro y están empezando a aparecer allá.
—Gracias... ¿Xiao-Lang? —preguntó, mirando a su esposo.
—Voy —atendió él, solícito—. Wei, Meilin, Al y Beiji-Hu me alcanzarán allá.
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Epopeya de los Dragones
FanficMás de una década de concluida y olvidada la última odisea, Sakura, quien lejos de los Li formó una vida nueva con su familia, es reclamada por el destino para hacerla partícipe de la contienda última por el futuro de toda la humanidad. Reclamo que...