La vida me revuelve el estomago

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La vida: El vivir, el respirar, abrir los ojos cada mañana, etc....

Son cosas que hago, haces y hacen las personas, cosas básicas para vivir en este mundo. Muchas veces veo a los demás sonriendo, dando la cara al mundo, sintiéndose miserables, hablando como si fueran las únicas personas en el mundo. La vida es cruel, la vida es un periodo de años en donde tienes que lograr el objetivo de estudiar, "divertirte" y la parte que la mayoría de las personas evita, creando cosas para vivir más tiempo, para que los órganos no fallen, supongo que ya saben de qué hablo.

No nací en un ambiente religioso ya que mis padres se iban a trabajar por semanas y me dejaban sola en casa a los tres años de edad, donde me la pasaba encerrada y por pena de pedirle comida a mi abuela, que vivía en la casa de abajo, aprendí a cocinar. Mi comida de todos los días eran salchichas y huevo, a veces no había ni agua potable por lo que bebía de la llave —cosa que hasta hoy hago—. No digan "Que lastima que sus padres trabajaban tanto para conseguir algo de comer" por que no es verdad, aunque eso creía.

Tenía de todo en mi cuarto, casas de muñecas, muñecas, todos los juguetes que veía en la tienda, vestidos, mucha ropa, vestidos de gala, joyería de plata y oro —si, para una niña de 3 años, muy estúpido ¿no?—. Mis padres tenían su cuarto completamente ordenado porque nunca estaban, tenían una televisión enorme, cama enorme, muebles llenos de joyería y aparatos electrónicos, y un espejo del tamaño de una pared. Su vestidor era de la mitad de mi cuarto —mi cuarto era muy grande—, el vestidor tenía gran cantidad de ropa de todo tipo, zapatos, zapatillas y demás.

La sala tenía una televisión normal, un mueble y un sillón grande, uno individual y otro para tres personas, a un lado había un ventanal y ese lugar yo lo tenía adornado a mi gusto.

La cocina tiene un tamaño considerable, refrigerador vacío lleno de huevos y salchichas, congelador con Vino y Rompope —los cuales eran de mi madre—, estufa con horno y artículos de limpieza debajo del mueble de la cocina. El comedor era una mesa rectangular para ocho personas, encima de ella había un frutal sin fruta, con un sobre de dinero que mis padres me dejaban por si necesitaba algo.

Mi abuelo cuando subía llevaba libros, muchos libros, los cuales guardaba en el mueble de la televisión de la sala ya que estar en el cuarto de mis padres o el mío me resultaba solitario y terrorífico. De los libros aprendí muchas cosas, me volví católica por querer no por mis padres cosa que tiempo después deje y mayor regrese a ello.

En la escuela me consideraban una niña 'Genio' o 'Dotada', pero mis padres nunca oían lo que decían de mí pues siempre en sus teléfonos o platicando. Terminé yendo a una escuela normal cuando profesores, psicólogos y psicopedagogos, decían que sería mejor que me mandaran a una escuela 'Especial, para personas Dotadas'. Tampoco prestaron atención cuando la psicóloga les dijo que era muy hiperactiva y con déficit de atención además de ser muy inteligente, tanto que "jugaba a manipular a la psicóloga" según ellos.

—Creo que tú debías de ir a una escuela de Dotados y no a la otra —fue lo que dijeron mis padres cuando estaba por terminar la preparatoria.

Como decía la vida es cruel, pero de eso no vengo hablarles en realidad. Siempre fui muy amable, quería que los demás se sintieran apreciados, así mismo era muy mala, me temían la mayoría, pero sabían que si necesitaban algo ahí estaría. Con el paso del tiempo, solo se me quedó la cara de delincuente y solo hacía favores y demás cosas de 'niña buena'.

Una vez sentí algo por un chico, me gustaba, lo amaba, lo amaba tanto que soportaba todos sus abusos hacia mi, desde ese momento deje de querer a quienes eran mis "novios". Ya sabía lo que harían, lo mismo que el primero, y fue así pero no me dolía o al menos es lo que me obligue a sentir.

Tenía un amigo, mi mejor amigo, me cuide, lo cuide, lo quería más no lo amaba, lo quería, pero el sentimiento incrementó más y me aleje de él, me aleje porque no quería lastimarme. Me aleje de él cuando más me necesitaba y él se fue al infierno por matarse, me caí completamente en ese momento, saque casi todo y seguía tratando de convencerme de que no lo ame.

Conocí a un chico en mi dolor por el suicida. El chico era lindo, muy lindo, le demostré cariño muy pronto, el a mi y lo ame muy rápido, lo ame como a nadie y lo ame muy fuerte y muy rápido y salí lastimada de nuevo. Tiempo después hablamos de nuevo y el sentimiento que tenía por él nunca se fue. Me convencía de que no lo amaba más, que era un estúpido que merecía que lo tratara como una escoria, como trataba a todos antes, pero no pude, no pude y aquí estoy, escribiendo una historia sobre el chico que aprendí amar, con el que tarde más de un año en que me viera llorar y decirle lo que sentía, que me hacía sentir mal, pero el fue paciente conmigo, siempre lo fue, el de verdad me amaba. He tenido el impulso de alejarme tantas veces de él, haciendo cosas para lastimarlo y que se vaya porque no quería salir lastimada. Lo termine lastimando poco a poco, cuando por fin se iba yo iba tras él llorando. Él fue mi luz —y es mi luz—, me decía cosas tan lindas, me hacía reír, me hacía tan feliz tanto que me hacía llorar de la alegría y yo simplemente no podía con eso, no quería sentir dolor de nuevo, hace mucho que no sentía eso. ¿Y si pasa de nuevo? ¿Si sale mal? No lo sé, deseo que no salga mal.

Espero que si pasa algo pueda regresar a mi caparazón sola.

Espero y todo salga bien, que esta vez el mundo no me odie

One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora