Capítulo Trece: Lexi.

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Después de haber ayudado a Maggie con su ropa volví a mi habitación, tomé mi celular y vi un mensaje de Noah. Mis ojos no podían creer lo que leían.

“Tu bicicleta estará en mi casa por si quieres pasar a buscarla. No garantizo que no te robe otro beso ;-)”
¿Ese era mi amigo Noah? Eso es algo que él nunca me diría, ¿Qué rayos le había pasado? ¿Ahora cómo iba a recuperar mi bicicleta? No podía ir a buscar a Noah. Tal vez creería que quiero besarlo, pero por otra parte debía ir a enfrentar la situación y decirle que no quiero nada con él; ¿no quiero nada con él? Bueno si quiero algo, pero no debo. No puedo, Chloe es mi amiga. Además todavía no sé qué es lo que siento por Noah, es algo demasiado raro para mi gusto.
Bueno si no voy, nunca voy a recuperar mi bicicleta y no voy a aclarar las cosas con él. Si voy, la recupero y le queda claro que solo lo quiero como a un amigo. Eso es. Pero no pienso ir mañana, el lunes será mejor, después de la escuela. Además tengo tarea para hacer y quería pensar bien las cosas en frío.
De tanto pensar me quede dormida sin una solución alguna ¿Tenía que arriesgar todo por Noah?
A la mañana siguiente me preparé el desayuno muy temprano y salí a correr, no sé por qué razón necesitaba hacerlo, necesitaba despejarme, liberar mi mente. Estaba con la música muy fuerte y no noté hasta pasados tal vez media hora que unos hombres me estaban siguiendo. ¿Quiénes eran? Y ¿Qué querían? Miré disimuladamente y logre ver cámaras fotográficas, así que eran paparazis. Noah había tenido razón, ¿por qué me seguían? ¿Qué bien le había hecho yo al mundo? Nada más estaba corriendo.
Cuando ya estuve tan agotada que no sentía mis piernas volví a casa a darme una ducha. Luego comencé con las tareas, mañana había clases de nuevo.
Cuando termine con las tareas ya casi en la tarde, me vinieron unas ganas tremendas de andar en bicicleta.

  “Como te odio Noah Shepard, como odio que me hagas esto” fue lo primero que pensé pero no me iba a tentar en ir a buscar la bici ahora, si esperaba un día seguramente bajaría un poco sus hormonas exaltadas.


Así que entre a internet para hablar con amigos y después vi una película. No sé en qué segundo me quede dormida, pero a las 6 Am mi alarma sonó y me sentí muy descolocada.
Fui a la escuela, todo aburrido, como siempre. Bueno, en realidad no era que todo estaba aburrido, yo en realidad estaba muy distraída pensando que le diría a Noah cuando volviera.
Cuando llegue a mi casa sentí que los nervios me estaban haciendo jugar una broma pesada, estaba comenzando a temblar. ¿Y si me quería besar otra vez? No podría resistirme de nuevo. Él es tan… encantador.
Camine lentamente hacia su casa, de repente se me ocurrió una muy estúpida idea pero era la única que tenía: tomé un libro de mi mochila y me tapé la cara dejando solo que mis ojos se vieran y toqué el timbre. Primero rogué que Noah no estuviera así pediría mi bicicleta y me iría, pero desafortunadamente fue él quien me atendió.
Al verme comenzó a reírse fuertemente sin siquiera decir hola
- ¿Qué?- dije molesta con el libro aun en mi rostro.
- ¿Por qué te pusiste un libro en la cara? – dijo aun riéndose.
- Por la simple razón de que no quiero que me beses de nuevo.- dije mirándolo mal.
- ¿Yo? ¿Besarte?- dijo riendo pero luego se puso serio al ver mi cara.- Está bien te doy mi palabra que no te tocaré un pelo.
- Está bien- dije sacándome el libro de la cara. - ¿mi bicicleta, por favor?
- Esta hermosa hoy- me dijo y yo sentí como mis mejillas se enrojecían. – Vamos a buscar la maldita bicicleta- dijo saliendo y llevándome a su cochera.
Camine siguiéndolo en silencio y entramos en la cochera a buscarla.
- Gracias- le dije comenzando a salir luego de tomarla, realmente estaba muy nerviosa.
- ¿No recuerdas mi mensaje?- me dijo el tomándome de la mano y sentí como mi pulso se aceleraba.
- ¿No recuerdas tu promesa de hace un rato?- dije mirando hacia otro lado
- Yo dije que no te tocaría un pelo, bueno, y eso es justamente lo único que no voy a tocar- y luego no me dejo ni siquiera responder y sus labios ya estaban sobre los míos. Sus manos se posaron sobre mi cintura y yo no evite poner mis manos en su cuello, tomando dulcemente su cabello. Mi corazón parecía salirse y no podía respirar, era tan hermoso, tan suave, tan mágico. Me sentía en el cielo, sentía que estaba bajo una lluvia de estrellas, solo él y yo. Sentí como su lengua ingresaba en mi boca y comenzamos un juego que no queríamos terminar.
Luego de un tiempo, que nunca sabré cuanto porque estaba perdida en las sensaciones, nos comenzamos a alejar. Noah puso sus manos en mis mejillas y me miró fijamente a los ojos. Podía sentir su respiración agitada chocar con la mía. Estaba esperando que hablara, pero no emitió sonido. Solo me detuve a mirar fijamente su rostro y le sonreí, el me beso la frente, luego bajo hacia mi nariz y finalmente beso mis labios tierna y dulcemente otra vez.
- ¿Por qué no me dejas ser tuyo?- dijo acariciándome el cabello, y sentí que volaba al paraíso.

Todo se derrumbó cuando me puse a pensar en realidad porque no podía estar con él.
- Noah- dije alejándome- me gustas, pero tu novia es mi mejor amiga. No puedo hacerle eso a ella, ella te quiere- dije poniéndome triste de repente.- Además, tu también eres mi mejor amigo, no quiero perderte.
- No, Lexi. Yo iba a dejar a Chloe hoy, en serio, pero me llamo porque internaron a su papa. Le dijeron que tenía diabetes, había tenido una suba de azúcar.
- ¿Qué? ¿Y por qué no me llamo?- dije muy preocupada.
- No lo sé, estaba muy mal, estaba en el hospital hasta ayer y luego le dije que vaya a descansar, seguro que no tuvo tiempo.
- ¿Cómo está su papa?- dije intentando calmarme
- Está bien, le están enseñando como sobrellevarlo. Tuve que hablar bien con Chloe, apoyarla en este momento que está pasando. Y ayer simplemente sentí que no podía dejarla, me sentía mal haciéndolo, ella estaba muy mal.
- La voy a llamar cuando vuelva a casa, pero Noah, si hubieras roto o no con ella, de todas formas no podría estar contigo, porque ella te va a seguir queriendo, va a sentir como si le hubiera robado o algo así ¿no lo ves?
- Pero Lexi, juro que yo siento que ella no me quiere como antes, ella me ve como un amigo, eso lo sé, ya no es igual, yo te quiero a ti, ¿ por qué no lo ves?
Luego me volvió a tomar mis mejillas y me dio otro fogoso beso al que otra vez no evite resistir ¡Por Dios! ¿Cómo hace para volverme tan loca?
- ¿No ves cómo me vuelves loco? Quiero estar contigo.
- Noah. Yo… no lo sé- dije finalmente
- Te propongo una cosa. Sal conmigo, que nadie lo sepa, te prometo que cuando Chloe este mejor, terminaré con ella, me va a entender porque sé que siente que lo nuestro ya no va hacia ningún lado, ¿lo podrías aceptar?
- Por favor dame un respiro- le dije preocupada- ¿Me lo dejas pensar?
- Está bien- dijo alejándose un poco de mi- lo siento, pero ya ves cómo me pones
- Mejor me voy a casa, debería hablar con Chloe.
Camine a casa pensando en que le iba a decir. Lo quiero pero ¿lo suficiente como para decepcionar a una amiga? Eso no lo sé, ahora solo sé que tengo que hablar con Chloe.
Cuando estuve tranquila en mi habitación marque el número de Chloe.
-  Lexi ¿Cómo estás? – me dijo
- Yo bien, me acabo de enterar lo de tu papá, ¿Cómo estás tú?
- Bien, perdón por no haberte avisado antes es que no tuve tiempo con todo lo que pasó.
- Está bien debe ser difícil.
- Si pero ya está pasando todo. Hay algo que tengo que contarte, hace mucho que no te veo y no charlamos.
- ¿Qué pasó? – dije preocupada
- Es sobre Noah- cuando dijo eso mi mundo se derrumbó ¿Qué ya la había dejado el muy descarado? Mi corazón helaba, era horrible lo que sentía
- ¿Qu-que pasó?- dije con miedo
- Pasa que quiero dejarlo.
- ¿Qué? ¿Por qué?- dije aliviada pero a la vez preocupada.
- Porque estoy locamente enamorada de otro chico- dijo riendo.
- ¿De quién? – eso sí que me tomó por sorpresa, y se lo pregunté riéndome un poco asombrada.
- De un chico que ya te voy a presentar, es compañero de trabajo, se llama Robert
- Tiene sexy nombre- dije riendo- bueno prométeme que nos vamos a juntar para hablar de esto. Y además del tema de tu papá
- Sí, yo te llamo, ahora me tengo que ir. Te amo amiga, nos vemos- y cortamos.
- Creo que ya se lo que le voy a decir a Noah- dije para mí misma sonriendo

Tu ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora