II. Noah

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La vi alejarse, cuando las lágrimas cayeron rápidamente por mi rostro. Me tomó un tiempo decidir si debía dejarla ir o debía buscarla, pero sabía que ella no quería escuchar. Ella necesitaba su tiempo a solas.

Abrí mis ojos. Había estado soñando con ella nuevamente, con el momento en que había decidido dejarme. Ya habían pasado tres meses desde su partida y no podía dejar de pensarla. Había estado llamándola todas las noches sin obtener una respuesta hasta que simplemente decidí dejar de hacerlo. Ella ya no quería saber nada de mí. Me sentía la peor mierda en la tierra. Había tenido mi tiempo para pensarlo, y sabía que ella no podía creer que toda nuestra relación había sido una gran mentira, ella solo lo había dicho porque estaba herida, porque estaba siendo una niña. Lo que no entendía era por qué no había contestado mis llamadas, tal vez habría hecho una nueva vida y se sentía mejor sin mí, tal vez se había dado cuenta que no podía cargar con el peso que significaba amar a un hombre que ya estaba destruido para el amor. Pero es que era tan difícil, no podía dejar ir a Nina, nunca lo haría. Pero amaba a Lexi y tenía espacio para ambas, una como mi primer gran amor y parte de mi pasado y otra como parte de mi presente. Lexi me había hecho dar cuenta que podía amar nuevamente, y no creía poder reemplazarlo con nadie más. Pero ella no sabía todo esto, no había querido escucharme, no quería saber de mí. Y es por eso que había decidido rendirme. Estaría solo hasta que muriese, porque no había forma de que mi corazón pudiera volver a amar.

Tomé mi celular que se encontraba debajo de la almohada. Tres de la mañana. Me levanté de la cama, estaba un poco sudado por el sueño que había tenido. Me dirigí a la cocina por un vaso de agua y luego al baño. Me miré frente al espejo por un rato. Me veía agotado y triste, y como no estarlo, si estos tres meses sin ella habían sido el maldito infierno. Abrí el grifo y me mojé el rostro, luego lo sequé y volví a la cama. Puse la almohada sobre mi cara y la abracé. ¿Qué demonios estaba haciendo con mi vida? Rápidamente volví a quedar dormido.

De repente me encontraba sentado en un bar, que estaba completamente vacío. Pero no era solo "un bar", era el bar favorito de Nina. No había acudido a él desde que ella había muerto. Era de esos bares ambientados en los 60's decorado en rojo y cuadriculado blanco y negro, con esas máquinas que debías poner una moneda y elegías la música. Las mozas andaban en patines y era así como te atendían, y toda la gente que iba allí parecía muy feliz, y es por eso que Nina me pedía que la lleve allí bastante seguido, se había convertido en algo así como un ritual de nosotros, y es por eso que no había tenido el valor de volver desde que la había perdido.

Pero ahora el bar se encontraba completamente vacío, como si estuviera cerrado, solo había una luz encendida, y era la luz que iluminaba la mesa en donde yo me encontraba, además por supuesto de las luces de la calle.

Volteé y vi a una figura femenina en la puerta de entrada. Llevaba un vestido floreado y unas sandalias color café, el cabello suelto y largo, negro y muy ondulado. Era el vestido favorito de...

No podía ser ella. Debía estar soñando.

— Tranquilo, sí que es un sueño. Pero no te atrevas a creer que porque estás soñando estás teniendo una fantasía. No todos los sueños son fantasías. — dijo la dulce voz que creía haber olvidado, pero sonaba como si solo fuese ayer que la había escuchado. Esa hermosa y tranquilizante voz que me había dicho que me amaba tantas veces, era tan hermosa que me hizo temblar y unas lágrimas amenazaron con salir— Gracias por presentarte a nuestra cita, creo que nos debíamos una charla. — dijo la mujer que amaba sentándose en frente de mí con una sonrisa.

— ¿Cómo es posible todo esto? Tu estas... — no pude terminar la frase.

— ¿Muerta? — continuó ella con toda la tranquilidad que pudo tener y yo solo pude asentir nervioso. — Ya te dije, estás soñando.

Tu ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora