CAPÍTULO 10

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JONG HYUN

D'angelo está enojada porque sus padres se van de viaje. Este último tiempo lo han hecho seguido, ellos quieren librarse de trabajo por lo que resta del año. Sin embargo, Erika no quiere quedarse en mi casa porque tiene el pensamiento absurdo de que es una molestia.

—Es el último viaje, Erika—dice la señora Amelia—. Después vamos a viajar solo para Navidad.

—No me gusta quedarme sola, mamá—Se queja, sentada el sofá.

—No estás sola, D'angelo, ¡qué exagerada!

—Jong Hyun te va a cuidar—dice su padre.

—Es que no quiero que me cuide.

—Con ese carácter insoportable yo tampoco quiero cuidarte—contesto.

Molestarla es mi deber primordial, es el poder que ejerzo hace años.

—Es al revés la situación—Me mira desde su lugar—. Soy yo quien se encarga de ti. Me ocupo de tu bienestar y de tu educación.

—Sí, eres mi segunda madre—Ironizo.

—Antes de que nos vayamos, te tengo un regalo. Más bien un adelanto.

Su madre le entrega un pequeño obsequio a causa de sus buenas calificaciones. Erika es la mejor estudiante de la clase, aprueba sin esfuerzo, jamás tuvo que recuperar materias.

—¡Me encanta! —sonríe.

Una pulsera con un trébol de la suerte. El berrinche desaparece, el regalo la pone feliz y eso me hace pensar en que tenían todo calculado hasta este último momento.

—Salgamos, está por llegar el taxi.

Los ayudamos con el equipaje, aunque a decir verdad no es mucho lo que llevan. Una valija cada uno, más una mochila.

—¿Les traemos algo? —pregunta el señor Franco.

—Muchas golosinas, porque será el último viaje. ¡Lo prometiste! —Insiste mi amiga sin dejar de abrazarlo.

—Sí, es el último. Te traeré golosinas para ti y para la mano inquieta. ¡Perdón, para Jong Hyun! —reímos.

Creo que este tipo de comentarios me perseguirá de ahora en más. Si alguien lo escuchara fuera de contexto sonaría muy mal, pero estoy seguro de que será un chiste interno.

—Jong Hyun —dice el señor D'angelo mientras nos alejamos un poco—. Cuídala mucho, está rara hace días, ya lo hablamos. Y, por favor, no la manosees.

—Lo haré—Asiento con la cabeza—. A lo primero—Corrijo de inmediato—. Estaré al pendiente de ella.

Escucho como la señora Amelia le habla en español a su hija, algo que no puedo descifrar, pero tiene que ver con mi familia.

El taxi llega y la castaña repite con prisa todo lo que deben traerle. Es una lista interminable.

—Adiós, Jong Hyun—Me abraza y besa mi mejilla—. No peleen, tienen que ser unidos.

—Sí—respondemos al unísono.

Nos dice esto a menudo, ya que discutimos por cosas sin sentido. Aunque Erika es quien me pelea, yo nunca lo hago.

El vehículo se aleja y ambos mueven se mano de un lado a otro desde el interior. Lucen contentos, viajar es algo que les gusta, pese a que su hija se opone.

—¿Hacemos carrera hasta mi casa? —Propongo divertido.

—No estoy de ánimo para carreras, Jong Hyun.

Deberías darte cuenta (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora