CAPÍTULO 23

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JONG HYUN

Con Erika entregamos el trabajo que nos tocó hacer juntos. Es un decir, porque ella se lleva todo el mérito. Química me cuesta muchísimo, por más que intento prestar atención a clases, mi cerebro se bloquea. Ella sonríe cada vez que me quedo perdido en la nada misma, no se enoja por tener que hacerlo sola, aunque por dentro me siento un completo inútil. Lo que menos quiero es que piense que me aprovecho de la situación.

Agradezco al profesor Lee por este trabajo, porque tuve que pasar tiempo con mi mejor amiga en casa. Más que un castigo, porque mi padre aún no me deja salir los viernes, fue el mejor premio. Nuestra relación volvió a la normalidad, o eso creo, todavía queda por mejorar.

Por otra parte, mi rompimiento con Mai Kimura es un hecho. Ella continúa enviándome mensajes, pero no me interesa tener contacto. Durante el cursado insiste en voltear a verme desde su pupitre, mas yo insisto en mirar a Erika desde el mío.

Lo sé, soy un imbécil.

Al menos no he vuelto a escuchar rumores, eso me tiene tranquilo.

—Jong Hyun, antes de ir a casa, ¿puedo ir al baño?

—Sí, Erika ¿Por qué preguntas? —Sonrío—. Ve, te espero en la puerta del colegio.

Recuerdo que dejé en mi casillero un libro que necesitaré para mañana, y me apresuro a buscarlo antes de que D'angelo salga. Al abrir el locker un papel blanco cae al piso. A primera vista parece una carta, lo único que espero es que no sea de mi exnovia.

"Cuida de ella".

La letra no me resulta familiar, tal vez alguien se confundió de casillero. A mi lado se encuentra el de Sung Jae, puede que él sea el destinatario correspondiente. ¿A quién más podría cuidar yo si no es a Erika?

Ante la duda, y con mi libro en mano, voy a buscarla al baño. Para mi sorpresa, alguien está afirmado en la pared del pasillo, cerca del baño de mujeres.

—¿Qué haces aquí, Bo Gum? —pregunto serio.

—Espero a que Erika salga del baño para acompañarla a tu casa.

—¿Y desde cuándo tú tienes que acompañarla?

—Creí que tú no lo harías.

—La he acompañado todas las tardes desde su cumpleaños, no sé si lo notaste.

—Pero es viernes. ¿No sales con tu novia la reina de las patéticas?

—¿Por qué de un día para otro Mai te empezó a caer tan mal? —cuestiono—. Ya no es mi novia.

—¿No lo es? —Indaga D'angelo al salir del sanitario.

—Terminé con ella. Me di cuenta de que no me estaba haciendo bien.

—¡Excelente noticia! —Festeja mi amigo.

—¿Y ahora por qué te alegras? —Me confunde.

—Gracias por esperarme, Bo Gum—dice ella.

—¿Por qué él te tiene que esperar a que salgas del baño? —pregunto con molestia de por medio—. ¿Están saliendo?

—Vamos a casa, Jeong.

—¡Bo Gum, dímelo ahora!

—No estamos saliendo, imbécil—ríe.

Si mis pensamientos son reales, lo sabré tarde o temprano.

Al salir del establecimiento, él se marcha por otro camino, su semblante cambió en cuanto se enteró de mi rompimiento con Mai. Y es que a pesar de que he compartido almuerzos con ellos en los últimos días, lo cierto es que ella insiste en hablarme o esperarme en el casillero para intentar convencerme de que todo fue un error, incluyendo sus dichos sobre mi hermano como el novio universitario de Erika.

Deberías darte cuenta (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora