CAPÍTULO 9

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ERIKA

Acostada en mi cama, con mis auriculares en un volumen bajo y mi vista hacia al techo, pienso en el último libro que leí y lo mucho que odié el final. Que sensación de vacío me queda al saber que los personajes principales no quedaron juntos. ¡Ella es una tonta!

Cierro mis ojos. La música de fondo es hermosa, me relaja, me quita el mal humor de este sábado aburrido. Hyo Ri viajó con su familia por el fin de semana, Jong Hyun está con sus amigos todo el tiempo, ya no puedo contar con él. De cierta forma lo comprendo, se lleva muy bien con ellos. Además, se frecuenta con otros grupos del salón. Esto último es una pérdida de tiempo. Ellos son lindos, llaman la atención, pero sus calificaciones son pésimas, su comportamiento también. Se reportan excesivamente a dirección, desobedecen a los profesores y a nadie parece importarle la falta de respeto.

El grupo de Mai Kimura es intimidante, miran mal al resto de las chicas, a Suni sobre todo, saben que tuvo algo con Jong Hyun y no lo toleran. A veces me sorprende cómo alguien tan bonita como Mai, tras esa cara angelical, puede ser un verdadero demonio acompañada de sus secuaces. Ellas esparcieron un rumor horrible solo para burlarse de la pobre chica. Y lo lograron. Los varones del salón le harían favores sin obtener nada a cambio. Aun así, mi opinión es obsoleta, es mejor no darla.

Un peso a los pies de la cama me hace pausar la canción.

—¿Qué pasa? —Le pregunto a mi madre, quien me mira entrecerrando los ojos.

—¿Vas a estar acostada todo el día? Está hermoso para que salgas.

—Hyo Ri no está en su casa, ¿a dónde quieres que salga, mamá?

—Voy a ir a merendar con Ji An, ¿quieres ir?

—No, me voy a quedar a escuchar música. No tengo tarea, ya terminé de leer mi libro y no tengo ganas de nada. Anda con la señora Jeong, pero llevate llaves, porque voy a estar con los audífonos.

—¡Qué aburrida! —Me da un beso en la mejilla—. Franco tiene llaves. Chau, mi princesa durmiente.

El significado de mi nombre es "princesa eterna", lo sugirió mi abuela y a papá le agradó la idea. Él dice que soy la única princesa en su vida. Me lo decía más cuando era pequeña, ya casi no lo menciona.

Cuando tenga hijos buscaré un nombre digno de la realeza. Indagaría ahora mismo con tal de salir del aburrimiento, pero el solo recordar que ni siquiera he dado un beso me hace caer en la realidad de que falta una eternidad para eso. Sigo en mi cama, aburrida, y mi lista de lentos acaba de finalizar, dejándome en profundo silencio.

—¿Por qué tengo que sentirme así? —digo en voz alta, y cubro mi rostro con la almohada.

—¿Así cómo?

—¡Dios, Jeong! ¡Boludo! —Me siento en la cama—. ¡Me asustaste! ¿Qué haces aquí?

—Tu mamá dijo que estabas aburrida y vine a hacerte compañía. ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? ¿Alguien te hizo daño?

—No empieces con los interrogatorios —Me vuelvo a acostar, dejando salir un suspiro.

Se recuesta a mi lado con la vista hacia el techo, solo nos hacemos compañía. Me cuenta sobre sus planes de salir con sus amigos hoy y lo mal que se siente por estar distanciado conmigo y con Hyo Ri.

No me molesta que salga con sus amigos, pero sí que se relacione con los demás idiotas engreídos. Me da muy mala espina, aunque no quiero decírselo para evitar una discusión. Por otro lado, nuestro distanciamiento se da de forma natural. A mí tampoco me hace bien.

—¿Por qué no fuiste a mi casa con tu madre? —pregunta, cambiando el tema de conversación.

—Porque quería estar sola, se lo dije a mamá. Además, era reunión de amigas, yo no tengo nada que hacer allí.

Deberías darte cuenta (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora