Hellboy «ChanBaek»

19

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MinSeok se despertó debido a los gritos ahogados por los pasillos, ya sabiendo que JongDae buscaría a su hermano y a pesar de que tenía un mal presentimiento también tenía la esperanza de que su marido no le hiciera daño a KyungSoo, pero bien podría haberse equivocado; levantándose lo más rápido que sus adoloridos músculos le dejaban moverse, se cubrió con una capa dorada y rápidamente salió de la habitación mientras seguía los sonidos.

KyungSoo estaba forcejeando con JongDae, lágrimas corriendo por sus mejillas mientras discutían hasta que él se acercó y logró oír con más claridad; el mayor de los hermanos había lastimado a alguien cercano al doncel, alguien a quien había llegado a apreciar y que probablemente estuviera al borde de la muerte en esos momentos, preocupandolo cuando oyó claramente la amenaza del mayor.

—Tal vez te merezcas un castigo. –gruñó, haciendo al menor quejarse de dolor cuando uno de sus brazos fue sujetado con fuerza poco antes de ser zarandeado; JongDae estaba lo suficientemente enojado como para no haber oído a su esposo hasta que lo sintió ya demasiado cerca, sus rápidas pisadas escuchandose claramente al bajar las escaleras.– Vuelve a la habitación, MinSeok.

—Dijiste que jamás lo lastimarias, ¿que pasó?, ¿que sucede? –jadeó, sus propias lágrimas brillando en sus ojos conforme más se acercaba, claramente notando el enojo de su marido y el dolor de su cuñado; JongDae gruñó y aún tomando a su hermano del brazo caminó hacia el calabozo, ignorando las súplicas de ambos donceles.– Lo prometiste, dijiste que no le harías daño; déjalo, ¿por favor?

—No lo hará, Min; también deberías alejarte o terminarás en los calabozos, él no cumple sus promesas. –aseguró entre lágrimas, chillando cuando el mayor le presionó con más fuerza para hacerle callar, mientras tanto MinSeok se aferraba a él en un intento de detenerlo; JongDae siguió su camino, a pesar de que eran dos muchachos peleando con él, hasta que comenzó a hartarse de ello, sin ser realmente consciente de que los rayos rodeaban nuevamente su cuerpo.

—¡Ya callense! –gritó al hacer explosión, literalmente, sus rayos eléctricos lastimando las manos de MinSeok que aún tocaban su brazo en un intento de detenerlo; el doncel chilló mientras sujetaba sus manos heridas, ambos hermanos quedando en silencio cuando notaron lo ocurrido, siendo JongDae quien soltó rápidamente al menor, su rostro horririzado por lo que había hecho.– Cariño, lo siento… Yo no quería, nunca quise… –balbuceó nervioso, odiando más que nunca las lágrimas que brillaban en sus ojos mientras se alejaba de él.

MinSeok retrocedió cada paso en el que su marido se acercaba, tropezando con los escalones que le hicieron caerse sentado sobre ellos, aterrorizado por lo que podría sucederle; él odiaba la electricidad, los hombres que lo llevaron a aquella subasta habían usado unos extraños palos eléctricos para llevarlo, hasta que él había usado su peculiaridad para protegerse de ellos, y de todo quien quisiera hacerle daño.

—¡Aléjate! –gritó asustado, viendo como su palma izquierda estaba más lastimada, la marca de uno de esos rayos quemando su tierna piel al igual que en el pasado, y por ello, perdido en su propia mente ignoró la expresión apenada de su marido, y atacó; poniéndose nuevamente de pie y con la mirada perdida debido al pánico gritó una vez más, su mano sana creando una barrera de hielo.

El suelo se congeló, grandes picos de hielo elevándose y amenazando al príncipe para que se alejara mientras que el menor subía apresurado las escaleras, cayendo sobre sus piernas temblorosas más de una vez, revelando así su peculiaridad; JongDae retrocedió lo suficientemente rápido como para no ser apuñalado, pero los picos más altos llegaron a rozar su cuello, las puntas presionándose sin llegar a perforar su piel dejándolo sorprendido, y aún más enfurecido que antes.