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KyungSoo jadeó, corriendo entre las silenciosas calles nocturnas de Seul hasta el mercado mágico, aquel que estaba oculto de los ojos humanos o al menos la mayoría de ellos, viéndose obligado a encontrar el pergamino secreto, aquel que revelaba la ubicación exacta del ejército; su hermano lo había estado torturando con imágenes en su mente, mostrándole lo que había estado haciendo con su sirviente durante su ausencia, buscando su ubicación.
MinSeok apenas había cumplido los diez años cuando fue vendido como sirviente, un huérfano humano que cayó en las manos equivocadas y fue enviado al mercado sobrenatural, donde el príncipe KyungSoo lo encontró; en una de sus escapadas había ido al mercado en busca de más libros que estudiar cuando lo vio, tan pequeño y asustado, destinado a un futuro horrible si lo dejaba a manos del hombre que intentaba comprarlo, así que él lo hizo.
Lo llevó hasta su reino donde lo primero que hizo fue darle alimentos, un baño caliente, y ropa nueva antes de siquiera empezar con las presentaciones, y su preparación para convertirse en el sirviente personal del príncipe KyungSoo, además de su mejor amigo; tras nueve años de amistad, y conociendo toda la historia del doncel con su hermano mayor, se dispuso a protegerlo con su propia vida si fuera necesario, pero jamás creyó que el príncipe hereje odiara tanto a los humanos, ni que lo deseara con tanta intensidad.
Entre las imágenes que perturban constantemente a KyungSoo estaban las de su sirviente recostado sobre una de las camas del palacio, su cuerpo desnudo con las muñecas atadas, sus piernas separadas a niveles casi dolorosos mientras que JongDae lo tomaba con dureza, sin ser necesario lo gráfico para comprender lo que sucedía; JongDae quería sacarle información, y con ello lo amarró a su cama, robándole su pureza y mucho más.
—¿A dónde se dirige KyungSoo, Baozi? –cuestionó el príncipe, su cuerpo cubierto por una ligera capa de sudor mientras que seguía con sus duras penetraciones, su eje desapareciendo en la ardiente cavidad de su humano; había tomado al joven tantas veces, durante los últimos dos días, que ya no recordaba cuándo había llegado al palacio en primer lugar.
—No lo se. –gimió en respuesta, arqueandose y gritando cuando sus pezones fueron mordidos como castigo, horrorizandose cuando aquello solo lo excitó aún más; su entrada se contrajo alrededor de la erección contraria, tomándola profundamente, siendo una imagen tan sucia que el mayor gruñó de placer mientras se empujaba más rápidamente.
JongDae había censurado algunas partes en las imágenes que le enviaba a su hermano, no mostrando las partes más dulces del humano, bloqueando la manera en que sus fluidos escurrían fuera de su capullo, excitado por el hombre que le arrebató su virginidad, y que lo había estado violando durante horas, el mismo que lo había llenado con su semen hasta dejarlo lleno, y el que ahora lo obligó a girarse en la cama, apoyado sobre sus cansadas rodillas mientras lo tomaba con fuerza de las caderas, empujandose en su interior; el sonido que hacían era húmedo, sucio, acompañado por los jadeos y suaves gimoteos de MinSeok, su cuerpo rendido ante su príncipe.
»—Por favor, ya no más… Estoy demasiado lleno, mi príncipe; soy un doncel, va a dejarme embarazado. –gimoteó, sus lágrimas mojando la suave almohada bajo su cabeza, empero sus súplicas fueron ignoradas, y declarada como la última ronda JongDae lo folló duro hasta hacerlo correrse, y con ello encontrar también su liberación.– No voy a decirlo, pero eso usted ya lo sabía, ¿no es así? –cuestionó entre susurros mientras que el mayor salía de su interior, apreciando como su semilla se escurría entre sus dulces muslos, y él, con lágrimas brillando en sus ojos añadió:– Entonces, ¿por qué sigue haciéndome esto?
—Porque quiero. –respondió únicamente, recogiendo su cabello antes de vestirse con su traje real, llamando a los sirvientes para que atendieran al humano; el primero en entrar era un médico brujo, preocupado por el estado del doncel, todos escuchando sus súplicas así como sus gemidos entre las paredes del palacio.– Tu joven cuerpo llama al mío, y solo cumplí con ello; eres como un omega durante su celo, tu boca ruega para detenerme pero tu cuerpo grita lo contrario, deseando mi semilla, tan insaciable. –añadió, sintiendo el calor acompañando su cuerpo también insaciable, deseando quedarse en la cama con él, a pesar de ser un humano.
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Hellboy «ChanBaek»
Fiksi PenggemarAunque no lo crean, ellos son los buenos. Hellboy, no solo es un agente especial, sino también el mejor de ellos, e hijo adoptivo del fundador de la agencia, y... El niño problema; la mayor pesadilla de los padres, el peor ejemplo para los niños, y...