La elección de los amigos.

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DeJun rió suavemente al leer el corto correo, observó su reflejo en el ascensor y bufó, ese había sido un buen punto y final para su extraña conversación por email con un desconocido, así que guardó el teléfono en su bolsillo cuando las puertas se abrieron en el lobby.

Salió y sintió el frío aire de Chicago calarle a lo más profundo de su abrigada chaqueta, acomodó mejor su mascarilla en el rostro, sus audífonos en sus orejas y empezó su pequeño viaje al supermercado; llevaba tres años viviendo en Chicago pero aún no se había acostumbrado a salir sin mascarilla a la calle, John bromeaba mucho con eso al principio, luego parecía más fastidiado que otra cosa.

No puedo besarte si siempre tienes puesto esa cosa. —le recriminó una vez con una puchero pero mirada fría, él se encogió en su lugar— Aquí nadie usa, DeJun.

Pero yo sí, me gusta usarla. —respondía siempre, con altivez, provocando un bufido de parte de su pareja y un apretón de manos un poco fuerte.

El mayor tal vez creía que lo hacía por fastidiar pero en realidad no mentía, en serio le gustaba usarla, de cierto modo se sentía seguro... luego la pandemia había comenzado y él le había sonreído con suficiencia a su pareja mientras compraban unas cuantas cajas de ellas.

Ahora todos deben usarlas. —exclamó provocando un gruñido en el contrario.

En fin, el día tenía la pinta de ser bueno, se sentía feliz y renovado, Mark se había había ido a trabajar temprano, Mina había viajado con unas amigas a las Cataratas del Niágara a acampar por una despedida de soltera (le pareció extraño, pero no juzgó, en las circunstancias actuales era preferible eso que un hotel o casino), y él había pedido unos días de vacaciones para poder mudarse cómodamente, le gustaba encargarse de sus cosas; habían sido unos días complicados y cansados, tanto física como mental y emocionalmente, pero su amigo le había dicho que no debía preocuparse por nada, que podía quedarse el tiempo que quisiera.

Él había sido un gran apoyo, así que decidió hacerle una comida especial a Mark como agradecimiento, tal vez un delicioso Hot Pot, unos dumplings y mucha cerveza, Dios, necesitaba tanto embriagarse.

Dio pequeños saltos al ritmo de la música mientras sacaba una carreta del montón, le tomaron la temperatura en la entrada y aplicó gel pegajoso en sus manos, caminó por los largos pasillos colocando todo lo que necesitaba y tal vez un poco más, así evitaría volver al supermercado pronto.

La verdad, es que el plan inicial era tener una comida con varios amigos para poder emborracharse juntos, pero todos tenían cosas que hacer, Jaehyun con su madre, Eric con su hermano, Samuel tenía unas visitas de su familia de México, Jessi iba a salir con su novio, Aron se había sentido algo agripado así que iba a hacer una mini-cuarentena para estar seguro de no tener nada, Joshua también, Hyunjin tenía diarrea ¡joder!, todos estaban ocupados, excepto Mark, él había reído y le había prometido llegar temprano.

Tomó tres paquetes de cerveza con una sonrisa y las metió dentro del carro, pasó por el pasillo de licores y metió dos botellas de vino, tal vez no se tomarían todo hoy, pero ningún día era malo para no beber una copa de vino.

Pagó todo y salió con las bolsas de vuelta al edificio de apartamentos, se detuvo en una esquina y giró su mirada a la calle donde sabía, había una pastelería que vendía donas para morirse, mordió su labio, observando sus bolsas llenas de comida, frituras y alcohol, se encogió de hombros y caminó hacía ella, si iba a romper su inexistente dieta al menos iba a hacerlo bien.

Iba a cruzar una calle más cuando una inconfundible voz llegó a sus oídos, regresó unos pasos y observó por el ventanal de un bar-café a un Hyunjin —sin diarrea— haciendo un drama, una de sus imitaciones, todos los de su mesa tronaban en carcajadas y él no pudo evitar sentir su corazón doler.

¡Mensaje enviado! | JohnXiao - HenXiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora