2.

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Habían transcurrido dos semanas desde que el engendro de ojos marrón y cabello negro se había instalado en mi departamento y había vuelto mi vida de cabeza.

–¿Jisung...?

–¿Hum?

Nos encontrábamos desayunando, era domingo por la mañana o más bien tarde y gracias a que ayer por la noche Jisung no me había dejado salir y me había mantenido despierto hasta altas horas de la noche conversando, tenía sueño, mas no resaca.

–¿Podrías quitar ese cristo de ahí? Siento que va a salir de esa cruz y va a robarme arroz y quizá el kimchi en cualquier momento.

El bufó y me observó.

–¿Cómo el del baño que te miraba mientras te duchabas o el de la cocina que te distraía haciendo que te cortaras un dedo? —levantó una de sus definidas cejas.

–Sunggie, debes admitir que eres un tanto fanático —musité, alargando la "a" de "tanto".

–Claro que no —dijo a la defensiva.

–Entonces, ¿cómo diablos...?

Me observó mal.

–¿Cómo "rayos" explicas que cada vez que entro a tu cuarto me dan ganas de arrodillarme a pedir perdón hasta que la lengua me sangre? —le lancé una mirada—. Son intimidantes.

–No es mi culpa que no estés acostumbrado a ellos, Minho.

–Pero es mi departamento —chillé.

–Ahora es de los dos, si mal no recuerdo yo también pago la hipoteca —sonrió, victorioso.

Apoyé los codos en la mesa, dejando los cubiertos y frotándome el puente de la nariz una vez bajé la cabeza. Él tenía razón, lamentablemente la tenía, pero esa no era excusa para convertir mi hogar en un refugio anti-demonios.

–Solo te pido que este sea un lugar ameno para los dos, ¿sí? —alcé la cabeza y crucé los dedos de ambas manos mientras sonreía—. Yo saqué mis posters, tú saca los cristos.

–Minho...

–Jisung...

–¿Todos?

–Todos, por favor —asentí.

Había terminado, por lo que tomé mi plato y me dirigí a la cocina a dejarlo.

Esta tarde tenía una cita con una chica, no sabía quién era, pero Bang Chan hyung había dicho que era una de las amigas de Changbin. Nos juntaríamos a las cuatro en una cafetería y, ya que Jisung no estaría hoy hasta casi las diez, esperaba quizás poder traerla e... invitarle otro café si gustaba.

Sí, claro, un café.

Sonreí a mis adentros, hace mucho que me hacía falta un polvo y con Jisung paseándose por ahí, todo se volvía más complicado. Dos semanas sin sexo y con su culo moviéndose por toda la casa me tenían en la curda floja. No podía hacer ningún movimiento con él, pero estaba realmente tentado, aun así.

Fui al baño y me di una corta ducha, me puse unos jeans y me calcé unas zapatillas, me coloqué una remera de una banda cualquiera y una chaqueta de mezclilla. Tomé mi celular para llevarlo a mi bolsillo. Eran las 2:00 pm., pero debía ir a hacer algunas cosas antes de juntarme con Chan hyung, Changbin y las chicas, por lo que salí de la habitación dispuesto a tomar el autobús e irme por esa puerta para volver con una chica sexy para follar.

Entonces fue cuando el grito de Jisung llamando mi nombre desde el salón me hizo correr del susto.

–¡¿Qué ocurre?! —dije, con los sentidos más que alertas ante alguna amenaza.

Sé que sientes esto~ [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora