|| 𝟎𝟒

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Y O O N G I

Las personas encontramos diferentes maneras de relajarnos, a algunos les agrada dibujar, a otros bailar. Unas personas solo prefieren caminar por un parque mientras que otras hablando con sus amigos, liberan la pesadez de un día pesando. En sí no hay una forma específica de disfrutar. Así como hay miles de personas, hay miles de modos de despejar la mente. 

Lo mío no es bailar, ni cantar, mucho menos hablar con alguien más, tampoco el dibujo - lo amo, pero no me cura a ese punto de sentir que mis problemas desaparecieron -, el Vent art nunca fue mi estilo. Mi salida de todo era, es y siempre será la música, el piano en específico, uno de los instrumentos más hermosos que he tenido la oportunidad de tocar. Es tan simple; a la vez tan complejo. Coordinar ambas manos nunca ha sido algo fácil y sin duda es en lo que muchos pasan años sin dominar. 

Aunque no es talento, es práctica. A lo que le decimos "talento" es únicamente el expender largas horas en una misma cosa hasta que nos salga tal y como lo queremos. No es mucha fórmula, ni magia, solo rutina y dedicación junto a la determinación de querer lograr un objetivo.

El piano de la facultada estaba bastante abandonado debido a que lo habían dejado a un lado cuando quisieron comprar uno nuevo, algo más electrónico. No podían tirarlo a la basura como si fuera un simple objeto hecho de madera. Tal vez lo era, pero para otros podía llegar a tener un sentimiento de tras fondo, como yo. Técnicamente, aprendí a tocar con ese instrumento y no permitiría que fuera desechado como si nada. Mi hermana me dio el acceso a él en mi adolescencia y ahora, en mi juventud, estaba acompañándome también, ese objeto no salía de este lugar.

Hubo todo un problema, pero después de tanto insistir lograron dejármelo con la condición de que yo lo limpiara y cuidara. Era un objeto de mi propiedad y no dejaría que lo arruinen, por eso me dieron las llaves del sitio además de indicarme en donde estaban los objetos para su respectivo mantenimiento, claro que también aclararon que yo sería el responsable de pagar cada cosa que necesitará el dichoso objeto. Para preservarlo, lo dejaron en el ático del pabellón musical que era usado por los grupos de la universidad, pero por el momento andaba desolado porque el concurso de bandas no era hasta julio. Necesitaba que llegue ya ese momento.

Cerca de la puerta A3, entre los talleres de baile y pintura, lo habían ubicado una habitación que en lo relativo era más pequeña que las demás. Nadie la utilizaba, o bueno, casi nunca. Había algunas cajas y cosas tiradas: batas que ya nadie empleaba, cajas donde se trajeron materiales, baldes vacíos y en el centro, estaba el piano de cola mignon. La tapa se mantenía cerrada la mayor parte del tiempo, aunque de vez en cuando colocaba el soporte para que el sonido suene mejor. 

El pequeño sillón estaba ubicado enfrente de la ventana, dejando que se vea la ciudad por la tarde. Al estar en uno de los pisos más alto, se apreciaban las calles en una vista inferior donde el campus lucio de menor tamaño. Me hacía pensar en las tardes donde tocaba al lado de una persona mientras que ambos mirábamos el atardecer, luego nos escabullíamos como adolescentes idiotas a disfrutar de algo que nunca nos gustó. Mis ojos se cerraron para eliminar los malos pensamientos, colocando mis dedos sobre las teclas de manera de tilo, ellos entonaban una danza por todo el área y no había necesidad de mirar hacia donde iba, las notas eran las que me indicaban la ruta.

¿Cómo no iba a conocer mi propia melodía? 

Entre en el momento de inspiración, llegando casi al clímax de la canción, en aquellos segundos donde ya nada importa porque solo estaba la música y yo. Fue en ese preciso instante de satisfacción cuando escuche el fuerte sonido proveniente de la puerta. Toque cualquier tecla, cerrando los ojos con mucha más fuerza para poder calmar mi irritación por tal acto de descortesía. Suspire, mirando a un punto inespecífico cuando abrí mis ojos y sentí presente un aroma que se estaba convirtiendo en algo agobiante.

𝐒𝐎  𝐖𝐇𝐀𝐓 ||  𝐘𝐎𝐎𝐍𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora