||𝟏𝟑

614 82 18
                                    

J I M I N

— ¡Namjoon! — lo volví a llamar cuando vi su intención de regresar la mirada a otro lado mientras estaba escribiendo algunas cosas en su teléfono.

Su ceño era oscuro y cada vez que sus ojos se levantaban a donde yo estaba parecía querer barrerme del lugar con todo su enojo. Odiaba que sea tan indiferente, ni siquiera tenía una razón válida para tomar tal decisión, no era como siquiera hacer algo malo, aunque a sus ojos si era lo peor del mundo digno de su rechazo.

Al parecer la persona que dice ser mega tolerante y que no sería de esos que te ignoran para hacerte cambiar de opinión parece que había terminado en aquel rol. Cuando era pequeño ese nivel de manipulación era mayor, aunque no sé muy bien si es que se le puede decir manipulación con tal. A lo que voy es que cuando éramos niños y peleábamos por unos juguetes él solía hacer la misma técnica de irse a un lado y fingir que no era su asunto.

No era como algunos amigos que tenía cuando era niño, esos se pasaban. En la secundaria había conocido a un chico que era dibujante y nos gustaba la misma serie animada, así que ambos nos hablamos para poder hacer colaboraciones y soñar que algún día nuestro arte nos daría de comer. He de decir que aquel chico, que no recuerdo ni su nombre, era muy bueno en los que hacía, sabía todo tipo de técnica porque desde niño sus padres lo habían metido en esas academias que se usan para volverte un profesional. Siempre le envidié, pero según mi madre yo era mejor que el beta porque a él lo obligaron a aprender esas cosas, según lo que me habían dicho fue por un sueño frustrado, mientras que yo había aprendido por mi propia cuenta. Literal nunca pise un salón de arte que no sea el del colegio.

Eso no es importante, lo que nos interesa es que no podías hacer ni una sola acotación a sus dibujos porque si no procedía a enojarse contigo una semana entera. Una SEMANA, dios sí eso no era inmadurez no tengo ni idea de qué lo será. Juro que era una de las personas más intolerantes que me marcaron de tal manera que hoy en día odio esas aptitudes de indiferencia.

— Jimin, ya te dije que no. — apago la pantalla de su celular y regreso su vista a donde yo estaba. — Ni siquiera son tus amigos.

— ¡¿Cómo que no son mis amigos?! ¡Llevo hablando con ellos por cinco meses! — reclame alzando mi voz más de lo que debía.

Namjoon giro a los lados y miro como la gente que estaba en el comedor volteaba a vernos con cierta inconformidad. Él se inclinó en hombros como diciendo que se metan en sus asuntos. Yo miré el plato de comida a medio comer frente mío y me limite a dejar los palillos, y levantarme con una expresión algo seria. Se me había quitado el hambre o, bueno, me habían quitado el hambre. Namjoon siguió mirando al rededor, como si estuviera pensando a detalle que es lo que iba a hacer. Yo me puse de pie y dejé la bandeja a un costado.

— ¿A dónde vas? — preguntó mi hermano cuando me dispuse a irme a otro lado. Tenía media hora hasta que Yoongi salga de su electivo así que podía ir a la biblioteca.

— ¿Importa?

— Jimin tenemos una charla que terminar.

— ¿Qué quieres? Ya entendí que no puedo reunirme con mis amigos. Perdón pues. — me gire de golpe y hable algo fuerte mientras hacía gestos con la mano.

— Lo hago por tu bien.

— Como sea, me da igual.

— Lo digo en serio. Conozco a Min, no quiero que te arruine la vida. — mi ceño cambio y un gruñido salió de mi lobo al oír esa percepción que tenían del alfa. Incluso a mí me enojo. — No me mires así.

— ¿Qué dijiste? — la posición de Namjoon no cambió por más que sentí como trataba de imponerse.

Obvio era imposible que un omega como yo intimide a alguien como Namjoon que, para empezar, media como ochenta metros más que yo.

𝐒𝐎  𝐖𝐇𝐀𝐓 ||  𝐘𝐎𝐎𝐍𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora