Capítulo Uno

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Es sorprendente hasta qué punto el ser humano puede llegar a ser tan ignorante de todo lo que le rodea, fijando su atención en lo que le conviene, preocupándose tan sólo por sí mismos sin importarle el hacer daño a los demás. Escalan en busca de llegar a la cima sin mirar atrás, no les importa pisar a los demás para así alcanzar su objetivo, sin preocuparse del caos que la ignorancia podía causar.

Son egoístas, destruyen a cualquiera sin medir los daños y al final siempre acaban por abrir sus ojos cuando ya es demasiado tarde, cayendo rápidamente hasta el fondo, arrastrados por la profundidad de aquel océano lleno de angustia y dolor.

Sólo los más fuertes se mantienen en la cima, es lo que dicen todos; sin embargo, la realidad es otra. No importa cuánto tiempo logres mantenerte en la cima, al final, el fuerte y frío viento te hará comprender lo solitario que has acabado, empujándote hasta el fondo sin poder reaccionar y clavándote en la dura y cruel realidad de tu vida miserable.

Durante casi toda su vida los adultos le advirtieron del karma al mexicano de cabello negro y ojos color negro, pero este hizo caso omiso, sonriendo con aires de grandeza y disfrutando de su vida como si fuera el último día que tendría de esta, aplastando a los demás sin ser del todo consciente, sin aceptarlo realmente. Y es que el joven de 20 años realmente parecía ser el chico más agradable y gracioso de todos, pero era una lástima que su grupo de amigos marchitaran todo lo hermoso de aquel.

Todos le llaman Quackity. Ese realmente no es su nombre verdadero, pero es la manera en la que casi todos le conocen, y vaya que tiene a gente que le conoce. Se trata de un extranjero tan adorado por muchos debido a sus habilidades naturales para socializar y su encantador toque atractivo que a todas tenía a sus pies. Sus bromas enlazadas con coqueteos impresionaban a cualquiera, su sentido del humor único y su contagiosa risa lo hacen resaltar de los demás, no siendo sorpresa que se trate del foco de la universidad, llamando la atención en cualquier lado al que vaya.

Y es que todo en el chico proveniente de México podría hacerlo perfecto; sin embargo, el verdadero problema era su grupo de amigos y el cómo influyen en él.

Quackity siempre es muy caballeroso con las damas. Sonríe coqueto hacia ellas y procura ser amable al igual que respetuoso. Con los hombres ya se trata de otro caso, dependiendo todo de quien se trate; si encaja en su círculo de amigos o personas con las que siente que podría llevarse bien, todo era normal, pero si hablamos de aquellos pequeños grupos de chicos tachados como raros en la universidad... Bueno, existe un problema y es que básicamente, no le interesa relacionarse para nada con ellos, mucho menos disimular su desagrado hacia ellos.

Los ojos color negro del mexicano admiran con indiferencia como el cuerpo de un chico cae a sus pies. Se aparta haciendo una ligera mueca asqueada, acabando por tirar un poco hacia abajo de aquel gorro que cubre su cabello negruzco. Ese día decidió utilizar una sudadera de color azul oscuro por la falta de tiempo al haber despertado tarde, pero comúnmente suele llevar atuendos atractivos que siente que sobresaltan su buen físico y apariencia.

Quackity escucha las risas desalmadas de sus dos amigos mientras golpean a ese pobre chico. Luego de unos años podían llegar a ser irritantes aquellas risas, pero ya no les toma importancia. Sinceramente, los chicos que no llamaban su atención o no resaltaban no eran de su agrado. No le importa pensar en que tan lastimado podría acabar la víctima, después de todo no era su problema que ese chico decidiera confesarle a sus maestros que dos estudiantes le hacen la vida imposible; en su defensa, el chico se lo buscó, era muy estúpido a su parecer.

Y la indiferencia permanece en el rostro del mexicano a pesar de recibir la mirada suplicante del que se halla en el suelo, suplicando por una ayuda que jamás llegará, al menos no de su parte.

Feral | QuacknapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora