Capítulo Seis

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 ¡Muchas gracias por acompañarme Quackity! — la voz de Karl resonó detrás suya, aferrado a su cintura con miedo de caer de la motocicleta — Mis amigos me dijeron que podía invitar a alguien y en el primero que pensé fuiste tú — el pelinegro de ojos oscuros no dio una respuesta verbal, pero si asintió a sus palabras, escondiendo una pequeña sonrisa enternecida, porque la sinceridad del más joven era tierna y eso no lo veía en sus supuestos amigos.

Ese fin de semana no había tenido planes en mente; si es cierto que su grupo pensaba asistir a una fiesta, pero eso sería más de noche y le dejaba el resto del día libre sin nada que hacer. Cuando un mensaje del castaño de ojos grises llegó invitándolo a salir junto a sus amigos, no pudo decir que no, importándole poco el que no los conociera, tenia una habilidad innata para caerle bien a cualquiera y no poseía timidez en esos casos.

Y aunque ninguno de los dos conoce los planes que tienen en mente los demás, estaban dirigiéndose a la ubicación que se le fue enviada a Karl, dispuestos a enfrentarse a lo que sea que tenían planeado los otros.

Eso no quita el hecho de que cuando llegaron a una zona boscosa, sintieron extrañez. Anduvieron un par de minutos por la carretera solitaria que era rodeada de árboles altos y mucha naturaleza, escuchando los sonidos ambientales del lugar y algunos animales que rodaban cerca de la zona. Tardaron un par de minutos en llegar hacia donde marcaba el GPS que llevaban para evitar perderse, encontrándose con un pequeño establecimiento hecho de madera, como si se tratara de algún establo, sólo que sin caballo.

La velocidad fue bajando hasta adentrarse en lo que parecía ser el estacionamiento de aquel lugar, encontrando un solo vehículo en ese momento y estacionándose al lado de este. Ambos bajaron de la motocicleta con duda, tomando sus cosas y encaminándose a la entrada del lugar, con Quackity dejando que Karl se acercara a la taquilla mientras él alzaba su mirada al letrero con un par de manchas de pintura vieja, alzando una ceja con confusión al leer el nombre del lugar.

 ¿Woodsball?

 ¡Chicos, llegó Karl! — un pequeño grito se escuchó provenir dentro de allí, a lo que el mexicano se acercó con curiosidad, mirando como un chico castaño de ojos avellana y portador de unas gafas se acercaba hacia ambos, saludando con felicidad al castaño de ojos grises mientras este le devolvía el saludo; sin embargo, cuando la mirada de ese chico cayó en su persona, pareció mostrarse un poco asustado, retrocediendo mientras los demás del grupo se acercaban a donde ellos.

Quackity hizo una pequeña mueca al reconocerlos a todos, porque las miradas de sorpresa como de incomodidad que le dedicaron le hizo sentir poco bienvenido.

Bueno, no era su culpa, después de todo él sólo estaba allí por su buen amigo Karl y si hubiera sabido que era con ellos con quienes se iban a reunir, probablemente lo hubiera considerado un poco. Podía asistir a los conciertos de la banda pero tampoco es como si quisiera relacionarse mucho con el Dream Team en su vida cotidiana aburrida, dudaba que ellos fueran tan divertidos en un lugar que no fuera un escenario.

Aun así no iba a marcharse, no podía dejar a Karl y ya sea estando en casa o con ellos, estaría igual de aburrido. Es por ello que se muestra indiferente mientras pagan las entradas para ir con ellos, manteniéndose distanciado y extrañamente en silencio, ignorando por completo la mirada azulada de cierto texano.

— Espero que no les haya molestado que trajera a Quackity — la voz del castaño de ojos grises llama la atención de la banda, jugando un poco con sus dedos de manera nerviosa — Tengo entendido que ustedes se conocen así que pensé que quizás sería mejor que pasáramos tiempo juntos sin tener secretos que esconder, ¿Cierto? — y sus intenciones son buenas, los dos saben las identidades de ellos, por lo que no tendrían que fingir ser alguien más, sólo serían ellos mismos.

Feral | QuacknapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora