-No pude dormir anoche – Pronuncio antes de que yo pudiera decir algo.
-Me doy cuenta… - Sonreí apenas.
-¿Se me ve muy mal? – Pregunto afligido a lo que yo solo pude responder con una pequeña carcajada, a pesar de las ojeras que traía seguía viéndose muy bien.
-Pasa – Indique abriendo más la puerta.
-Gracias – Se sentó en uno de los sillones – Creo que te desperté – me dijo mirándome minuciosamente, cierto, seguía en pijama y con todos los cabellos alborotados, de inmediato sentí como la sangre subía hasta mis mejillas – Tranquila – me dijo sonriendo – Roseta ya me había hablado de tu extraña pijama – Solté una pequeña sonrisilla tímida y me senté frente a él.
-No viniste para hablar de mi pijama ¿o sí? – cuestione
-Cierto, bien, dime ¿Qué es lo que hablaste con Roseta?
-Paul, lo que voy a decirte es muy delicado – Advertí, en realidad no tenía ni idea de que es lo que iba a decirle, ¿Qué palabras tendría que utilizar para decirle a mi amigo que su novia estaba embarazada de otro?
-Te escucho – Hizo un ademan invitándome a seguir.
-Paul, Roseta no está segura de lo que siente por ti – Mentira tras mentira, detestaba esta situación pero yo no era la indicada para decírselo, era Roseta.
-¿Qué? – pregunto confundido.
-Ella me dijo que… se siente insegura y con muchas dudas, yo sinceramente creo que deberían darse un tiempo para pensar mejor las cosas – Sugerí tratando de no hacer notorios mis nervios, no quería ponerlo peor de lo que ya estaba.
-Ella… ¿Ella te dijo eso? –Pregunto con la voz quebrada y con la mirada perdida.
-Si… lo siento.
-No, esta bien, me alegra que haya sido sincera. Lo único que yo quiero es verla feliz y si eso implica alejarme de ella, esta bien, lo acepto – Me miro e hizo un esfuerzo sobrehumano por sonreír, pero detrás de eso le dolía, podía verlo en sus ojos. Ese horrible sentimiento de culpa me invadió por completo, me sentí terriblemente mal pero ya no podía dar marcha atrás y tampoco podía permitir que las cosas entre Paul y Roseta sigan como si nada, ella tenía que pagar las consecuencias de sus actos. Me puse de pie y caminé hacia él.
-La quieres mucho ¿no es así? – Pregunte sentándome a su lado.
-Demasiado, es lo más importante que tengo en mi vida, o bueno, que tenía, porque creo que ya la perdí – Dijo con profunda tristeza.
-Paul, no quiero verte triste – Tome su mano – Lo mejor será que hables con ella y que aclaren las cosas de una vez.
-Lo sé – Suspiro – Ahora mismo iré a buscarla.
-Roseta tiene mucho que contarte y si después necesitas hablar con alguien o simplemente compañía no dudes en llamarme ¿sí? – Paul me miro y sonrió con ternura – Ve de una vez, no dejes pasar más tiempo.
-Eso haré – Se puso de pie.
-Te acompaño a la puerta.
-Claro – Ambos salimos.
-Gracias por tu tiempo, aprecio mucho que trates de ayudarnos, en serio.
-No hay de qué y recuerda que pase lo que pase cuentas con mi total y completo apoyo, siempre. Espero las cosas entre ustedes se aclaren pronto.
-Yo también y de nuevo gracias, eres una amiga maravillosa – Me dijo y sin previo aviso me abrazo, al principio me sorprendió, pero luego acepte gustosa su gesto. Paul se separó de mí y yo me quede allí, un poco desconcertada por aquel acto. Levante la mirada y por encima del hombro de Paul pude verlo parado a unos metros de nosotros observándonos fijamente. Paul se dio cuenta y también volteo a verlo. Él, al ver que nos habíamos dado cuenta de su presencia se acercó a nosotros.
-Lo siento, no quise interrumpirlos – Dijo John con una sonrisa sarcástica en los labios.
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Aquel día de otoño (The Beatles)
Romantizm“Tal parece que mi amor por ti crece y crece, pero tú, mi fruto prohibido, desvaneces y me ofreces tu amistad sin otra excepción”