No podía creer lo que acababa de oír, Roseta... ¿Pudo ser capaz de tal cosa? La miraba conmocionada sin saber que decirle, estaba realmente desconcertada.
-Creo... creo que no te oí bien ¿Qué fue lo que dijiste? – le pregunte tratando de conservar la calma.
-Kate... el niño... el niño que espero no... no es de Paul – dijo entre sollozos desesperados. Lleve mis manos a mi cabeza y respire hondo tratando de tranquilizarme.
-¿Cómo pudiste hacerlo? ¡Engañaste a Paul! Él no se merecía eso – Le reclame, cualquier intento por recobrar la calma fue en vano.
-Yo... no sé... no sé cómo paso, te juro que yo jamás quise lastimarlo... lo lamento – balbuceó apenas entre llanto. Empecé a caminar de un lado a otro por la habitación tratando de encontrarle un sentido lógico a esta conversación, nada tenía sentido, hace tan solo unos minutos había hablado con Paul y le prometí que le ayudaría a solucionar su situación con Roseta, pero ahora... todo estaba perdido. Me senté junto a la pecosa, esta no dejaba de llorar y lamentarse por lo que había hecho, me dolía mucho verla así, pero en esta ocasión no podía ayudarla, lo que hizo estuvo muy mal.
-¿De quién es el bebé? – le pregunte indiferente
-Yo... no te lo puedo decir – Me dijo cabizbaja
-Bien – me puse de pie y caminé hasta la puerta, la abrí – Si me disculpas, tengo muchas cosas que hacer – La pecosa me miró con tristeza, cogió su bolso y sin decir una sola palabra salió de mi casa. Cerré la puerta de golpe y subí corriendo las escaleras hasta mi habitación. Tirada en mi cama me puse a pensar en lo que debería de hacer, Paul también es mi amigo y lo quiero mucho, no sería justo esconderle la verdad, pero, si se la digo, seguramente sufriría mucho y yo no podría soportar verlo así. Y por otro lado estaba Roseta, me dolió tanto tratarla de esa forma y no podía evitar sentirme culpable, pero ¿Qué podía hacer? Lo que hizo no tiene perdón.
Deje salir un gran suspiro de angustia y me puse de pie, necesitaba salir a caminar, despejar mi mente.
Después de dar algunas vueltas por el parque regrese a mi casa, eran cerca de las seis de la tarde y yo me moría de hambre puesto que no había almorzado absolutamente nada, abrí la puerta y vi caer al piso un pequeño papel blanco doblado a la mitad, lo recogí curiosa y pude leer mi nombre escrito, lo abrí con más curiosidad y leí la pequeña nota escrita:
"Tenías razón, no tengo porque reclamarte nada y mucho menos preocuparme por ti, fui un completo idiota, lo siento..."
De inmediato su nombre se hizo presente en mi cabeza, John, estoy segura que fue él. La tristeza me embargo, jamás quise eso, en realidad, me gustaba que se interesé por mí ¡Dios! Ni yo misma lograba entenderme ¿Acaso no es lo que yo quería? Se supone que debería estar feliz, pero no, no lo estaba y las lágrimas que empezaron a rodar por mis mejillas no eran de felicidad, al contrario, esa nota me destrozo por completo.
-¿De quién es la nota? – escuche que preguntaron detrás mío, voltee enseguida, era Akemi.
– Kate ¿Por qué lloras? - Se acercó a mi preocupada envolviéndome en un abrazo - ¿Qué paso Kate? Dime por favor ¿Es por lo que leíste? – pregunto preocupada mientras acariciaba mi cabello.
-No, no es por eso – alcance a decir apenas
-¿Qué dice en esa nota Kate?
-Nada... no es nada en serio – me aparte y trate de tranquilizarme.
-Kate... ¿Hay algo que no quieres decirme? – me miro dudosa, me quede en silencio por algunos segundos.
-No, estoy bien, ya te dije... es solo que...estoy algo sensible por la película que acababa de ver, tuvo un final muy triste – mentí, de nuevo, detestaba esto, pero ¿Qué le podía decir? ¿Cómo le explicaría lo de la nota?
-¿Una película? ¿En serio? – pregunto escéptica
-Sí, las películas así me ponen muy sentimental.
-mmm... ¿Y cómo se llamaba la película? – indago curiosa.
-¿Cómo se llamaba? Bueno... no le preste atención al título, es que estaba tan interesante que se me paso ese detalle – le respondí nerviosa, yo era pésima mintiendo.
-Ok... pero, aun no me has dicho de quien es la nota – insistió.
-¿Esto? – Le mostré el papel –No es nada, solo es un pedazo de papel que encontré en el piso, iba a tirarlo a la basura – Trate de sonreír. Akemi me miro entrecerrando los ojos y luego sonrió.
-Tengo hambre – dijo –no he comido nada desde la mañana. ¿Qué te parece si salimos a cenar?
-Claro, también muero de hambre – sonreí
-Bien, iré a cambiarme – Subió por las escaleras y ni bien escuche el sonido de la puerta de su habitación cerrándose, corrí a la mía, cerré la puerta y escondí la nota entre mis demás papeles.
Más tarde en la noche me encontraba de vuelta en mi casa, mi madre aun no llegaba y mi hermana se encontraba durmiendo en su habitación, estaba lista para meterme en mi cama cuando el timbre del teléfono sonó, no iba a contestar pero la insistencia fue tanta que tuve que levantarme, arrastre mis pies desganada hasta el teléfono y conteste.
-¿Hola?
-Kate, soy Paul.
-¿Paul? – Hay no, ¿Y ahora qué? de seguro querrá saber qué fue lo que hable con Roseta, pensé.
-Sí, disculpa por llamarte tan tarde, pero la intriga no me dejaba dormir ¿Hablaste con Roseta?
-Sí, hoy en la tarde estuvo en mi casa.
-Dime que me tienes buenas noticias por favor – Por su tono de voz podía decir que estaba bastante angustiado.
-No exactamente – admití afligida.
-¿A qué te refieres?
-Paul yo... no puedo decírtelo por teléfono, mejor hablamos mañana.
-Esta bien, mañana estaré temprano en tu casa.
-Aquí te espero- colgué el teléfono y me tire en mi cama cubriendo mi cuerpo con las sábanas, lo único que necesitaba en ese momento era descansar.
Los fuertes golpes en la puerta me despertaron, Salí de mi cama aún muy somnolienta y me dirigí a abrir la puerta sin importarme mi apariencia, aún no había terminado de despertar completamente. Verlo parado frente a mí basto para entrar en mis cinco sentidos de inmediato, era Paul, y por la expresión en su rostro diría que no pasó una buena noche.
![](https://img.wattpad.com/cover/21153718-288-k978545.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Aquel día de otoño (The Beatles)
Storie d'amore“Tal parece que mi amor por ti crece y crece, pero tú, mi fruto prohibido, desvaneces y me ofreces tu amistad sin otra excepción”