Capítulo 24

39 5 0
                                    

Lo miré largamente, estaba demasiado confundida y no podía pensar con claridad, ¿Acaso sería correcto aceptar a Stuart solo para olvidar a John? No. No sería justo para él, ni para mí.
— No, Stuart, lo siento no puedo. Yo... no quiero lastimarte —Le dije sin poder mirarlo a los ojos, dándole pase al silencio. Yo mantenía la mirada gacha, esperando que dijese algo, temerosa de lo que pudiese ser.
— Ya lo hiciste —Me dijo, y pude percibir cierto dejo de rencor en su voz, lo miré por acto reflejo y tuve miedo, esa mirada calo en lo más profundo de mi ser. Lo había lastimado, entonces caí en la cuenta de que verdaderamente yo era la mala del cuento.
— No me digas eso por favor —Le supliqué, queriendo sentirme mejor —. Entiéndeme, yo te estimo y te quiero mucho pero...
— No me amas —Completó él.
— Sí —Admití con pesar —. Y no sería justo para ninguno de los dos si llegáramos a comenzar algo.
— ¿Justo? Y dime Kate ¿Tú crees que es justo para Akemi que estés enamorada de John? ¿Tú crees que ella se merece que la traiciones de esa manera? ¿Qué crees que te dirá cuando se entere? "Está bien Kate, no hay problema que te hayas enamorado de mi novio. Vete en paz" —Farfulló. Mi entrecejo se arrugo en una expresión de congoja al escucharlo. Lo miré en silencio, tratando de mantener la calma, me dolió mucho lo que me dijo y tenía unas ganas tremendas de llorar porque sabía que tenía razón, la víctima en todo esto era mi hermana. Pero ya no más debilidades, suficiente he tenido ya de angustias, lágrimas y sufrimientos. Desde ahora sería diferente, no podía permitirme quedar como la mala de la historia.
— No, claro que ella no se merece pasar por ese sufrimiento. Sé que ahora yo soy la mala del cuento, la villana, la bruja malvada que no soporta ver a una pareja feliz, pero sabes una cosa, yo jamás elegí interpretar ese papel y te juro que si habría alguna manera de cambiar eso lo haría, pero lamentablemente es algo que no puedo controlar. Si te dije que no puedo aceptarte no es por John, es por mí... y por ti. Yo no sería feliz y tú tampoco, porque no podría corresponder tus miradas, tus abrazos o tus besos como a ti te gustaría, y al final, estoy segura que todo terminaría mal— Exhalé—. Stuart yo... no quiero perderte, no quiero perder tu amistad... otra vez –Terminé de decir con mis ojos clavados en los suyos.
— Sé... sé que no es tu culpa —Dijo luego de un pequeño lapso de silencio —. Lo siento, no debí...
— Ya, déjalo —Interrumpí y me senté sobre la cama mirando hacia la ventana. Sentí que él se sentó a lado mío y colocó una de sus manos sobre mi hombro.
— Kate, discúlpame, no fue mi intención hacerte sentir mal, es que me da tanto coraje que ese tipo... — Algo iba a decir, pero prefirió no terminar la frase, vi claramente como hizo puño una de sus manos y la apretó con fuerza. Voltee a mirarlo.
— Ya no sigamos hablando de eso ¿sí? No es para nada agradable.
— Sí —Musito apenado y se quedó en silencio por algunos segundos —. Aún... ¿Aún dejarás que te acompañe a la graduación de Akemi? —Pregunto, tímido.
— Por supuesto, no quiero pasármela de violinista toda la noche —Esbocé una pequeña sonrisa y él me respondió con el mismo gesto.
Estuvimos un rato más en mi habitación, platicando sobre cosas triviales. Al parecer ambos éramos expertos cuando se trataba de olvidar momentos incómodos y hacer como si nada hubiera pasado. Por una parte eso era bueno.
— Tengo que irme, mi madre se molestará si no llego para la cena, sabes que ella es bastante especial cuando se trata de "reuniones familiares" —Me dijo Stuart poniéndose de pie.
— Claro, lo había olvidado. Por cierto, le mandas mis saludos.
— Le haré saber.
Salimos de mi habitación y bajamos al primer piso, apenas pude visualizar la escena romántica entre mi hermana y John desee fervientemente desaparecer de la faz de la tierra. No se estaban besando, pero lo que vi fue algo mucho más bochornoso que eso, mi hermana se encontraba sentada sobre las piernas de John y acariciaba su rostro con ternura, mientras este la abrazaba por la cintura. Akemi al darse cuenta de nuestra presencia se levantó cual resorte.
— Disculpen —Dijo Stuart un tanto nervioso y disimuladamente entrelazo su mano con la mía.
— No... no te preocupes —Dijo mi hermana, aún medio aturdida — ¿Ya... ya te vas?
— Sí —Dijo éste y comenzó a caminar hacia la puerta, claro está que no me soltó ni por un solo segundo —. Nos vemos luego Akemi —Le dijo y se despidió con la mano que tenía libre. Tomó mi mano entre la suyas y la beso tiernamente sin dejar de mirarme a los ojos —. Te veo mañana preciosa — Me dijo enderezándose y liberando mi mano.
— Sí, claro, adiós —Me despedí, cerré la puerta tras ver la cálida sonrisa de Stuart y me giré bastante confundida. De inmediato los acusadores ojos de mi hermana se clavaron en mí, y también los de John.
— ¿Qué tanto hacían ustedes en tu habitación? —Inquirió mi hermana con una sonrisa pícara en los labios.
— Bueno... nosotros...
— Dime que ya te pidió que seas su novia — Me pidió con los ojos iluminados. Miré a John y me dieron unas ganas tremendas de decirle que sí, pero sabía que eso me traería más problemas, así que preferí quedarme callada — ¡Lo sabía, lo sabía! — Exclamo emocionada —Supongo que aceptaste ¿no? Claro, es obvio, si te gusta desde hace mucho tiempo, es por eso que se mostró tan cariñoso contigo, ¡Qué bueno! Me alegro mucho por ustedes, espero que sean muy felices, se casen y tengan muchos hijos —Dijo rápidamente dándome un fugaz abrazo, mientras que yo todavía trataba de entender que era lo que estaba diciendo.
— Akemi, él no me ha pedido nada —Le dije seria, deshaciéndome de su abrazo. Mi hermana siempre solía hacer ese tipo de especulaciones, y en otras ocasiones me resultaban bastante divertidas, pero ahora, ese no era el caso.
— ¿A no? ¿Entonces?
— Entonces nada, te he dicho miles de veces que Stuart y yo solo somos amigos, y así será siempre.
— Pero yo creí que él te gustaba y como lo vi tan atento contigo...
— Akemi, porque... — Hice una pausa y miré a John, quien se encontraba escuchando atentamente nuestra conversación — Por qué mejor no hablamos de esto luego ¿Te parece?
— Si... claro —Musitó, traté de sonreírle y me dirigí a la puerta.
— ¿Vas a salir? —Escuché que pregunto mi hermana a mis espaldas.
— Sí.
— ¿A dónde?
— No sé, a dar una vuelta —Suspiré —. Necesito... necesito pensar —Esto último lo dije muy despacio, en realidad no se lo dije a ella, me lo dije a mí.
Salí de mi casa y comencé a caminar por las calles sin saber a dónde ir, estaba molesta, y entonces una pregunta se formuló en mi cabeza "¿Por qué?" No es que me haya fastidiado tanto la curiosidad en mi hermana, ella siempre era así, y yo ya estaba acostumbrada a sus cuestionarios y especulaciones. Algo dentro de mí sabía que el verdadero motivo de mi enojo era por lo que vi antes de salir, por más que trataba de borrar esa escena de mi cabeza no podía, se dibujaba una y otra vez en mi memoria torturándome a cada segundo.

Aquel día de otoño      (The Beatles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora