Capitulo 39. Hermoso despertar.

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Cuando desperté al día siguiente, sentí un agradable calor detrás de mi, y entonces recode el episodio de anoche.

Tras reconsiderar las palabras de Jungwoo, estuve segura de que lo que había sucedido realmente fue obra de Daniela, y me atrevería a decir que Sehun estaba involucrado.

Me sentía un poco culpable por no haber creído en Jungwoo de inmediato. En esos momentos me resultó difícil pensar con lucidez. Afortunadamente, después la claridad fue apareciendo en mi mente. Confiaba en Jungwoo, a pesar de todo.

Lo mejor de la noche fue cuando lo sentí acurrucarse junto a mí y aquel beso había sido suficiente para saber que nadie podría separarnos. La noche conclusión de la manera más perfecta: durmiendo entre sus brazos. Nos llegamos más allá de las caricias, pero eso no importa cuando estás con la persona que quieres. Algún día me entregaré a él completamente, y se que ese momento magnífico.

Volviendo al ahora, parpadee lentamente, adaptando mi vista la luz, y luego miré por encima del hombro. Ahí estaba el chico que me hacía enfadar muchas veces con sus comentarios estúpidos, pero que también me enamoraba con sus palabras llenas de sentimientos y con todo lo que hacía por mí.

El brazo de Jungwoo seguía sobre mi cintura. Me rodeaba de una manera posesiva y calidad. A pesar de que se encuentra en un profundo sueño, su agarre fuerte y preciso. Cómo asegurándose de que no me iba a alejar de él. Sus largas y peludas piernas estaban conectadas con las mías. Logré percibir su respiración estable reposando en mi oído.

Me giré despacio hacia él. Se veía tan sereno y tranquilo. Le peine ligeramente el cabello con los dedos, y acabé alborotandoselo más de lo que ya estaba. Le acaricie la cara con lentitud, regalándole a mi vista la dicha de disfrutar de su belleza masculina, con el pulgar recorrí en contorno de sus labios, que se encontraban entreabiertos.

Era tan perfecto. Era tan hermoso...por dentro y por fuera.

Mis dedos viajaron por su barbilla, sintiendo el ligero picor de la barba incipiente. Luego de contornear su mandíbula continúe descendiendo hasta llegar a su cuello.

Entonces me di cuenta de que las sábanas se habían desplazado a la parte inferior de su abdomen. Fue entonces cuando recordé que solo llevaba unos boxers negros. Recorriendo el costado desnudo de su cuerpo, llegué hasta el elástico del calzoncillo y sonreí.

Quería continuar mi viaje, pero no podía tenerlo en mi habitación mucho tiempo. En cualquier momento, mi madre, Melina o lo que era peor, mi padre podrían entrar y no quería que hubiera otro malentendido.

Miré el reloj que colgaba de la pared. Eran las diez y veintiséis de la mañana. A estas horas mi madre ya debía estar levantada. A ella no le importaba si era domingo o si se había acostado tarde la noche anterior.

Comencé a moverme hacia atrás para intentar zafarme del agarre de Jungwoo. Tenía que levantarme para poner el seguro de la puerta. Eso minimizaría las posibilidades de que nos descubrieran y me mandarán a un convento.

Estaba apunto de lograr mi objetivo, cuando su brazo se tenso alrededor de mi cintura. Lo intente de nuevo, esta vez más sigilosamente. Fue peor. Escuché un gruñido de Jungwoo y, a continuación, me atrajo con más fuerza hacia él. Estaba comenzando a sofocarme, y la sensación de su erección en mi vientre no ayudaba mucho.

-Jungwoo... Jungwoo, despierta -susurre lo más bajo posible.

-¿Mmm...? -murmuró.

-Jungwoo...tienes que despertarte... ¡Jungwoo! -lo sacudí el hombro con suavidad.

Volvió a gruñir, aflojando algo el agarre de su brazo sobre mi cintura. Sus gruesas pestañas revolotearon un momento y luego abrió un ojo. Sonrío de lado y parpadeó antes de abrir los dos ojos por completo.

Después de que su mirada estudiara con atención mi rostro, volvió a sonreír. Lo sé, debía parecer horrible recién levantada. Pero ¿Qué le vamos a hacer?, Era imposible despertar maquillada y peinada.

-Buenos días -dije mientras frotaba mis ojos alejando cualquier residuo del sueño.

-Muy buenos días -susurró con voz extremadamente grave.

Sentí que mi corazón dejaba de latir durante un par de segundos. Su voz matutina sobrepasaba los límites de la sensualidad. Podría vivir escuchando su voz ronca y profunda toda una eternidad. Sería un placer exquisito.

Sin dejar de mirarme, inclino hacia mí y depósito un tierno beso en mi cuello. Cuando volvío acostarse boca arriba, cerró los ojos y dejó salir un suspiro mientras las comisuras de sus labios mostraban una deliciosa sonrisa.

Saliendo de mi ensoñación, me levanté de la cama y fui hasta la puerta para poner el seguro. Cuando me volví, pude admirar a placer el cuerpo de Jungwoo en mí cama.

Desde este ángulo, era evidente que la cama le quedaba pequeña. Sus pies sobresalían por el borde del colchón. Lo examine con detenimiento y mi vista se congelo en el bulto que se notaba a través de la sabana. Solté una risita y lo mire a los ojos. Jungwoo me observaba fijamente con los brazos flexionados detrás de la cabeza.

Volví a bajar la vista y de nuevo me encontré con Mr. Bulto burlándose de mí. Apreté los labios para evitar reírme. No sé porque pero lo encontraba gracioso.

-¿Qué pasa? -murmuró Jungwoo, levantando sus cejas.

Negué con la cabeza y me dirigí al cuarto de baño de mi habitación. Tras hacer mis necesidades, lavarme los dientes y también las manos y la cara, salí del baño. Jungwoo seguía en la misma postura... y la montaña también.

-Ya sé por qué te reías de mí -dijo divertido.

Cogí el cepillo del tocador y luego me giré hacia él mientras me desenredaba el cabello.

-¿Por qué me reía, según tu? -pregunte, a pesar de que ya sabia la respuesta.

No me contestó con palabras. Su mirada se posó en su erección, que estaba cubierta con mis sábanas.

-Lo has adivinado -dije, sonriendo.

Camine hacia la cama y volví a acostarme a su lado. Mr. Bulto comenzaba a perder altura.

Un silencio delicioso se apoderó de la habitación. Durante los siguientes minutos permanecí envuelta en sus brazos como si fuera un escudo de protección. Y, hasta cierto punto, lo era. Hablamos de muchas cosas, una de ellas fue sobre nuestro futuro una vez que comiencen las clases. Me prometió ir a visitarme a la universidad cada vez que se lo pidiera, y también a casa.

Pensar que en algún momento su habitación quedaría vacía me entristecía. Esperaba poder acostumbrarme a su ausencia una vez que se fuera con Melina a su casa nueva.

Tras hablar luego de temas más alegres, acabamos teniendo una guerra de pulgares, pero su enorme pulgar siempre derrotaba el mío. Fue entretenido, hasta que comenzó a besarme tan intensamente que tuve que alejarlo de mi para que se detuviera.

****

Habían pasado quince minutos desde que Jungwoo se había escabullido de mi habitación y se había ido sigilosamente al suyo. Gracias a Dios, nadie, exepto yo, se percató de dónde había pasado la noche.

Yo ya me había duchado y vestido.

Cuando salí de la habitación para ir a desayunar, Jungwoo me alcanzó en las escaleras, vestido con unos tejanos desgastados, una camiseta blanca de cuello en uve, y con su cabello castaño húmedo peinado al estilo salvaje.

Anoche estaba guapísimo con el esmoquin, pero preferiría mil veces verlo así. Reflejaba su personalidad divertida y sexy. Cuando ambos llegamos a la cocina, mis padres y Melina ya estaban desayunando. Mi madre fue la primera en lanzarme una mirada de recordatorio.

Miré a Jungwoo y asintió mientras sonreía un poco nervioso. Era la hora y el momento indicado para contarle a mi padre que éramos novios.

Respiré profundamente y tome la mano de Jungwoo. Él se tensó un poco, pero luego accedió. Y con nuestras manos entrelazadas, nos acercamos a la mesa.

Eso podría salir bien o convertirse en un gran problema.

ᴇʟ ʜᴜᴇsᴘᴇᴅ; ᴋɪᴍ ᴊᴜɴɢᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora