Capítulo 26. Mariposas en el estómago

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Nos encontramos sentados sobre la arena observando el hermoso ocaso. El paisaje era realmente hermoso. Como si una fotografía irreal hubiera sido plasmada en este lugar.

-Y para todo esto, ¿Por qué golpeaste a Daniela? -preguntó sin dejar de mirar el océano.

-Estaba hablando de mi con sus amigas -expresé con amargura.

Recordar lo que dijo hacia que se me devolviera el estómago.

-¿Sobre qué? -giró su cabeza y me miró.

-Dijo que era una puta que aparentaba ser virgen -comenté.

-Esa chica esta loca -gruñó.

-Lo se ¿cómo se atrevió hablar así de mi siendo que ella término acostándose con Sehun? -expliqué furiosa-. Lo único cierto que dijo es que aún soy virgen.

Las últimas palabras salieron de golpe. Me puse la mano en la boca tratando de no decir más cosas que son innecesarias. Ví a Jungwoo y sus cejas estaban alzadas. Mis mejillas comenzaron a arder cuando las comisuras de sus labios mostraban una sonrisa. Ese dato personal no debió haberlo escuchado.

No es que sea un pecado ser virgen a los dieciocho. Pero tampoco es un gran orgullo. Das a entender que eres una solitaria de la cual nadie a tocado. Es algo vergonzoso.

-Es bueno saberlo -comentó estudiandome de arriba a abajo rápidamente.

Para romper esta pequeña situación embarazosa me levanté caminando hasta la orilla. Retire mis sandalias y coloque mis pies a la altura en donde el agua llegaba y se iba. La brisa golpeaba suavemente mi cuerpo. El ligero viento provocaba que algunos mechones de mi trenza salieran de su lugar.

Sentí a Jungwoo a mi lado. Mi mirada estaba perdiéndose en la bella Vista que tenía al frente.

-No tiene nada de malo, ¿sabes? -dijo mientras escondía sus manos en los bolsillos delanteros de su short.

-¿El qué? -pregunté con nerviosismo.

-Que seas virgen -lo miré y estaba observandome con seriedad.

-Puedes burlarte si quieres -dije volviendo la vista al océano.

-No lo haré -se acercó hasta que su estrecho hombro choco contra el mío.

Luego de habernos quedado en silencio mientras veíamos el atardecer, Jungwoo se alejó un poco.

-¿Llevas traje de baño? -preguntó señalando mi atuendo.

-Si, pero no creo que vaya a meterme al agua. Esta empezando a anochecer -dije abrazandome a mi misma.

No escuche su respuesta. Volví mi cabeza hacia donde se encontraba. Ví como tomaba la parte en donde terminaba su camiseta y comenzó a deslizarla hacia arriba hasta que la retiro por completó.

Santo Jesucristo. Necesito agua fría AHORA, antes de que mi cara arda en llamas. Su abdomen Dios Santo. Sus formados y contorneados cuadritos. Su torso debería ser ilegal por ser tan perfecto.

Oh Dios... Esas ligeras líneas que forman un camino hasta su aparato reproductor masculino.

Sin esperarme se adentro al mar. Me sentía una estúpida de pie sin hacer nada. Mi mente estaba procesando lo que estaba viendo.

Luego de unos segundos salió a la superficie. El agua le llegaba a la altura de sus hombros impidiendome la vista de su pecho desnudo.

-¿Piensas quedarte ahí? -preguntó mientras se pasaba las manos por su castaño cabello mojado.

Tenía dos opciones. Una, quedarme ahí como tonta y dos, quítame la ropa hasta quedar en bikini y entrar al mar.

Tratando de mantenerme segura de mi misma y sin nervios comencé a quitarme la blusa. Solté mis cabello hasta que cayó libremente por mis hombros. Creyendo que era suficiente camine hasta el agua azulada.

-Te falta algo -avisó el sensual chico de ojos marrones, alias Kim Jungwoo; señalando el short.

Genial. Por un momento pensé que no se daría cuenta. De forma rápida deslizé mi short hacia abajo hasta que estuvo fuera de mis pies. Me sentía desnuda y cohibida por la mirada que Jungwoo mantenía.

Entre al océano, y me estremecí un poco cuando comencé a mojarme. Hundí la cabeza para completar el proceso.  Una vez en el exterior peine con mis dedos mi cabello húmedo mientras Jungwoo nadaba ágilmente hacia mi dirección.

Las próximas horas fueron relajantes. Jungwoo me retó una carrera de natación de un punto a otro. Obviamente yo ganaba. O tal vez el me dejaba ganar. Lo importante es que me divertí como nunca. Nadamos, exploramos el interior del mar, nos aventabamos agua el uno al otro sin parar.

Cuando menos pensé había anochecido. Me encontraba sentada encima de la parte delantera de la suburban con mi toalla cubriendo mi cuerpo. Jungwoo estaba a mi lado de pie con su toalla rodeando su espalda.

-¿Quieres ir a cenar? -propuso mirándome.

-Si no es mucho pedir -dije sonriendo.

Rió volviendo su vista al frente. Suspire al ver el cielo oscuro adornado con estrellas brillantes. La única luz que nos acompañaba era la de la luna. Este día fue genial a comparación de la de ayer.

Aquí Jungwoo y yo olvidamos nuestras diferencias. Solo nos divertimos de una manera sana. Sin alcohol o sustancias extrañas que dan en las fiestas. Momento como este son sagrados. No me sentía triste o deprimida por Sehun, me sentía libre y cómoda a lado de Jungwoo.

-Gracias -susurré-. Por todo.

Me miró reccoriendo mi rostro.

-No te he dado todo -comentó divertido.

-Sabes a lo que me refiero -protesté mientras me acurrucaba en la toalla.

-¿Tienes frío? -se puso delante de mi colocando sus manos sobre mis hombros.

-Solo un poco -expresé con una mueca.

Observe como se quitaba su toalla y la colocó a mi alrededor de una manera delicada. Acercándose término de rodear la toalla.

Levanté mi vista para encontrarme con su mirada. Sus ojos marrones brillaban de una manera hermosa y única. Por unos momentos nos quedamos viendo el uno al otro. Su mirada viajó hasta mis labios y comenzó a acercarse.

Olvidando todo a mi alrededor. Cerré la distancia de nuestros rostros. Nuestras respiraciones se combinaron al momento que su nariz tocó la mía. Su mano sujeto mi barbilla y me besó.

Mis labios se abrieron lentamente para él. El beso fue dulce y tierno. El frío desaparición cuando sentí su cuerpo cerca del mío derrochando un calor exquisito.

Mis manos soltaron la toalla haciendo que esta cayera en la arena. Mis brazos rodearon su cuello a la vez que lo atraía hacia a mi con fuerza. Una de sus manos viajó hasta mi espalda baja haciendo que mis hormonas despertaran por su tacto.

Mis piernas de manera involuntaria se cerraron en su cintura para evitar que se alejara.

Sensaciones cruzaron por mi piel al sentir la textura de sus labios. Succionaba mis labios con un toque de desesperación y deseo.

Mi corazón comenzaba a latir con fuerza cada vez que su mano recorría mi espalda de una manera suave.

Conforme avanzaba el momento, el beso se profundizó. Un gruñido ronco y sexy salía de su garganta cada vez que su lengua se adentraba en mi boca.

Sus labios viajaron hasta mi cuellos depositaron besos suaves y húmedos. Solté un leve gemido cuando sus labios subieron hasta mi oreja mordiendo el lóbulo de esta.

-Me gustas -susurró en mi oído.

ᴇʟ ʜᴜᴇsᴘᴇᴅ; ᴋɪᴍ ᴊᴜɴɢᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora