Capitulo 12. Casi... pero no

1.8K 178 47
                                    

En la mañana, me levante temprano y bajé a la sala. Mamá y yo acompañamos a papá a la camioneta, y nos despedimos con abrazos, deseándole suerte en su reunión. Regresaría en una semana y a pesar de su sobreprotección, lo echare de menos. Mamá no soporto la tensión del momento y comenzó a sollozar.

-Tranquila, volveré pronto. -dijo, acariciando su espalda.

Ver la partida de papá fue, en cierto punto, triste. Nadie me garantizaba que volviera. Me acerque y lo abrace con fuerza, sintiendo el calor paternal que proporcionaba.

-No sean dramáticas, harán que pierda mi vuelo -lo escuché decir, mientras mamá y yo nos acurrucábamos en su pecho. Una vez que ambas nos separábamos de él, cogió la maleta y la subió al asiento pasajero.

-Rebecca, te llamare cuando haya aterrizado -aviso, dulcemente.

-Esperare tu llamada -contestó, mostrando una breve sonrisa. Se besaron tiernamente por unos segundos y me aclare la garganta, informando que estaba presente. Mamá soltó una risita nerviosa y entró a la casa, luego de darle un beso en la mejilla.

-Soori, no quiero que te metas en problemas -advirtió, duramente.

-Si papá, también te voy a extrañar -dije, sarcásticamente. Rió ante mi comentario y me dio un abrazo rápido.

-Las extrañaré, pero hablo en serio, no quiero una queja de ti cuando regrese ¿de acuerdo?

-De acuerdo -esperaba no estar en problemas si Jungwoo no los provoca. Se despidió, dándome un beso en la frente y subió a la camioneta.

Comenzó a conducir y volví a casa. Al cruzar por la cocina, vi a mamá y Melina conversar. No quería interrumpirlas, mas que nada porque mamá se pondría a llorar por la ida de papá. Subí las escaleras y cuando llegue al pasillo, me encontré con Jungwoo. Evite hacer contacto visual y lo esquivé, siguiendo mi camino.

-¿Sabias que te ves muy sexy dormida? -me detuve justo antes de entrar a la habitación y me gire hacia él.

-¿Qué? -fruncí el ceño.

En ese instante, recodé que había entrado a mi habitación ayer por la tarde cuando estaba tomando una siesta.

-Fue inevitable no observar tus piernas -continuó diciendo, mirándolas de reojo.

-¿Estuviste observándome? -espeté, furiosa.

-Solo por un momento, tenía que aprovechar que estabas dormida -admitió, encogiéndose de hombros.

Sentí la ira correr por mis venas. Tal vez otras chicas se hubieran sentido halagadas por su comentario, pero yo no. No me consideraba ningún tipo de aparador, en el que podías admirar. Me acerqué, y sin pensarlo dos veces golpee su mejilla. Su rostro se volvió a un lado y escuche el sonido de la bofetada. Hice una mueca y sacudí mi mano, cuando la palma comenzó a arder.

-Buen golpe -sonrío, mirándome divertido y masajeó la zona afectada. ¡¿Acaso era de hierro?! ¿Acababa de golpearlo brutalmente y lo único que hace es sonreír como idiota? -. Vaya, no entiendo por qué estas molesta, yo no proteste cuando estabas mirándome anoche.

-Era imposible no mirar tu abdomen -replique, sintiéndome estúpida por decirlo.

-Estas admitiendo que me deseas -arqueó las cejas y me sonrojé.

-He visto mejores -levanté un hombro, marcando indiferencia. Frunció el ceño y se acercó, mientras yo retrocedía hasta sentir la puerta de la habitación detrás de mi.

-¿Mejor que el de Sehun? -me retó, colocando ambos brazos a lado de mi cabeza. No sabia por qué metía a Sehun en esto.

-Si -mentí, sabiendo que jamas había visto a Sehun de esa manera.

El silencio se expandió y nos quedamos mirando el uno a otro, esperando a que alguno hablara. Mi vista bajo hasta su boca, y sin poder evitarlo, humedecí mis labios al sentir la sequedad en ellos. Se inclino lentamente sin dejar de mirarme y sentí su respiración combinarse con la mía. Trague y entreabrí los labios, dispuesta a sentir la textura de su boca.

Recargué una de las manos en la perilla de la puerta, intentando estar mas comoda, pero desgraciadamente, la perilla giro entre mi mano y la puerta se abrió de golpe. Lo demás sucedió en cuestión de segundos. Solté un grito ahogado y caí al suelo, con Jungwoo encima de mi. Nuestras frentes chocaron y ambos nos quejamos al momento del impacto. Nos miramos y comenzamos a reír mientras nos levantamos.

Qué suerte la mía.

-Aun no termina el día y ya recibí dos golpes -dijo, sobándose la frente. Rodeé los ojos y lo empuje fuera de mi habitación. Tenerlo aquí era tentador.

-Ya te puedes ir, adiós -iba a cerrar la puerta, pero lo impidió, poniendo el pie.

-Hey, no hemos terminado nuestra conversación.

-Creí que había terminado cuando estampé mi mano en tu mejilla -empujé la puerta, pero la detuvo con sus brazos.

-Una ultima cosa.

-¿Qué? -suspiré, fastidiada.

-Admite que te pongo nerviosa cuando no tengo la camiseta puesta. -dijo, mostrando una sonrisa. Aunque tuviera la camiseta puesta me ponía nerviosa, pero no lo iba a decir.

-Muérete -cerré la puerta bruscamente y me recargue en la puerta, pensando en lo idiota, divertido, estúpido, bromista que podía llegar a ser y por alguna razón, me agradaba todas sus facetas.





ᴇʟ ʜᴜᴇsᴘᴇᴅ; ᴋɪᴍ ᴊᴜɴɢᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora