Capitulo 8. Retiro lo dicho

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Veinte minutos después, me cambie y elegí usar unos jeans ajustados, una blusa color perla y unas zapatillas a juego. No tenía mucha imaginación a la hora de peinarme, así que solo opté por dejarlo suelto. Tomé unas cuantas cosas, entre ellas mi celular y los puse en mi bolso. Llegué a la sala y encontré a Jungwoo sentado en el sofá esperando impaciente. Llevaba unos vaqueros azul claro, una camiseta de los Rollings Stones, Vans negros y una gorra roja con la visera hacia atrás.

-Y luego dices que no me estas mirando -dijo levantando una ceja.

Diablos, se dio cuenta que lo estaba observando más de la cuenta.

-Me gusta tu camiseta -dije con suma indiferencia, ignorando las hormonas que gritaban sexy, sexy, sexy.

Durante el camino le platiqué sobre lo molesta que llegaba a ser la tía Helen. Estuve contando algunas anécdotas embarazosas, y sentía calambres en mi estómago cada vez que escuchaba el sonido profundo de su risa. Él, en cambio, me contó sobre lo mal que lo había pasado el verano anterior. Tuvo que hacerse cargo de sus hermanastros y no había sido una tarea fácil. Rei a carcajadas cuando me dijo las travesuras que le hicieron; una de ellas fue llenarle el cabello de pegamento, en donde permaneció horas bajo el agua intentando retirar los residuos.

-No es gracioso -frunció el ceño, mirándome de reojo.

-Sí, lo es -dije, controlando mis carcajadas.

Se digno a acompañarme en las risas y una oleada de felicidad se creó en nuestro entorno. ¿Por qué nos empeñabamos en llevarnos mal si podríamos disfrutar momentos como este?

Una vez en el centro comercial, me ayudó a buscar todo lo necesario mientras yo sostenía la lista de compras y él manejaba el carrito del súper. Varias chicas pasaban a nuestro lado, le coqueteaban lanzando miradas y risitas irritantes. Afortunadamente, él las ignoro y se centró en elegir todo lo que necesitábamos. Jungwoo se fue al pasillo en busca de las sopas instantáneas y bocados caseros mientras yo me dirigía a la zona de frutas.

Las escogí libremente y a mi gusto; manzanas, plátanos, naranjas, fresas, mangos, etc. Estaba poniendo las bolsas cristalinas de frutas sobre el carrito cuando una chica se acercó y al verla, recordé que era una que les coqueteaba a Jungwoo.

-Hola, ¿podrias entregarle esto a tu amigo, por favor?

Asenti no muy convencida y tome la nota.

-Gracias -se fue con una sonrisa, reuniendose con su grupo de amigas.

Sintiendo curiosidad, desdoble el papel y me encontré con lo típico.

"Hola, este es mi número por si te interesa (462 389 1244) Daniela :)"

  Rodee los ojos, mientras lo doblaba de nuevo. Más necesitada no pudo ser ¿Que pasa con las chicas de hoy que daban su número como si fueran unas cualquieras? Suspiré y me mordí la mejilla interna, viendo la nota entre mis dedos ¿Deberia dárselo? Era más que obvio que la llamaría ¿Se lo daré o no? No estaba segura de que hacer.

  ¿Que diablos te ocurre? Entrégaselo, no es asunto tuyo si la llama o no.

  Respire hondo e ignorando la culpa, guarde la nota y la lista de compras en mi bolso. No se la entregaré. El me debía algo por su traición. Además, la chica específico que se le entregará a mi amigo, y por lo que yo sabía, Jungwoo no lo era. Así que, básicamente, no tenía que entregárselo a alguien.

  Cuando lo ví caminando hacia aquí, me apresure a cerrar el bolso. Me quedé observandolo despistadamente. Su forma de andar era perfecta, como si estuviera caminando sobre una pasarela. Ahora entendía por qué las chicas se le quedaban viendo, desde lejos llamaba la atención. Imponía personalidad y seguridad.

ᴇʟ ʜᴜᴇsᴘᴇᴅ; ᴋɪᴍ ᴊᴜɴɢᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora