Capítulo 31. Dulces heridas.

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-¿Quien te hizo esto? -la voz preocupada de Melina se escuchaba por toda la casa. Yo aún estaba paralizada viendo a Jungwoo tan golpeado y débil. No podía razonar en como término de esta manera.

Mis padres se reunieron en la sala con la misma expresión de sorpresa. Jungwoo decía que no era para tanto pero las muecas de dolor lo delataban.

No se que diablos me pasa por la mente. Pero hasta haciendo gestos de dolor no deja de verse sexy. Lo se, es demasiado cruel de mi parte pensar cosas como esas. No me juzguen por encontrarlo atractivo a pesar de los golpes.

Regresando a la realidad, Melina camino hasta Jungwoo para revisarle de cerca pero el muy orgulloso se alejó diciendo que se encontraba bien.

Mis padres insistían en ir al hospital para estar seguros de que ninguna costilla estuviera rota. Pero como dije, Jungwoo es tan terco que no hay manera que alguien lo haga cambiar de parecer, incluso yo que soy la novia.

Quería saber cada detalle de lo ocurrido. Las ganas de gritarle en ese momento se convertían en una opción. Tenía tantas cosas que preguntarle. Cosas como ¿Por qué no contestaba mis llamadas? ¿Qué fue lo que le dijo Lucas? ¿Quien lo había golpeado de esa manera y por qué? Aunque tenía mis sospechas.

Pero decidí esperar a que se calmaran las cosas. Melina ya estaba muy alterada como para que yo también me pusiera igual que ella.

Otra cosa que me impidió actuar como una novia preocupada fue la presencia de mis padres. Si suelto las preguntas de golpe comenzarán las sospechas sobre nosotros. Y lo menos que necesitábamos en este momento es que las cosas se pongan peor de lo que ya están.

Lucas subió las escaleras con Jungwoo a su lado. Al parecer su amigo tatuado tenía la fuerza y la paciencia suficiente para llevarlo a su habitación.

-Tranquila, lo importante es que ya está en casa -las palabras suaves de mi mamá lograban calmar a Melina.

-¿Quien tuvo la cobardía de golpearlo de esa forma tan brutal? -se seguía preguntando Melina mientras se sentaba en el sofá.

Por otro lado, mi padre que estaba a mi lado, no dejaba de ver hacia las escaleras. Estoy más que segura que el aspecto de Lucas no le brindó mucha confianza.

¿Y a quién le inspiraría confianza un chico alto, moreno, tatuado, musculoso y con una cara digna de meterse en problemas?

Me sentía como un adorno en el medio de la sala. Quería correr hasta la recámara de Jungwoo para asegurarme que realmente estuviera bien pero con la fuerza de voluntad requerida, pude contenerme.

Minutos después Lucas apareció bajando las escaleras mientras se retiraba el celular de su oreja.

-¿Qué fue lo que pasó? -le pregunté en voz baja.

-Es mejor que el te lo diga.

Lucas no se veía tan golpeado como Jungwoo. De hecho, no tenía ni un solo rasguño o señas de enfrentamiento con otra persona. Lo que me pone a pensar que él no estaba con Jungwoo en el momento del ataque.

-Gracias por traerlo -susurré mientras lo acompañaba a la puerta de la casa.

-No hay problema -sonrió entregandome las llaves de la Suburban.

-¿En qué te irás a casa? -quise saber.

-Acabo de llamar a uno de mis amigos para que venga por mi -comentó despreocupado.

-Bien, gracias de nuevo.

-De nada, nos vemos, Soori -dicho esto cerré la puerta y camine hasta la sala.

ᴇʟ ʜᴜᴇsᴘᴇᴅ; ᴋɪᴍ ᴊᴜɴɢᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora