Capitulo 11. ¡Soori, míralo a los ojos!

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Volví a mi habitación e intente seguir leyendo, pero comencé a bostezar. Mis ojos se cerraban, con la intención de descansar. Era irónico porque aun era tarde, pero supuse que el cansancio se debía al desvelo de anoche. Deje el libro a un lado y me recosté en la cama. Me fui quedando dormida, conforme escuchaba el canto de los pájaros en el exterior.

Al despertar de la siesta, mire el reloj de la cómoda. Este marcaba las ocho de la noche, había recuperado las horas perdidas. Cuando tome el celular, me di cuenta de que tenia cinco llamadas y un mensaje. Tres eran de Sehun, dos de Hana y un mensaje de Jungwoo.

¨Te traje comida china, estabas dormida cuando entre a tu habitación, así que la guarde en la alacena¨

Con una sonrisa en el rostro, me dirigí a la cocina. La cajita de comida china se encontraba intacto en la alacena. Lo calenté en el microondas y espere impaciente. Luego de terminar de comer, o mas bien de cenar, fui a la habitación de mis padres. Mamá y Melina estaban empacando la maleta de papá, lo que me hizo recordar, que mañana saldría de viaje.

-Por fin despiertas, bella durmiente -mamá sonrió y continuo doblando camisas.

-¿Y mi papá? -pregunte, al no verlo en la habitación.

-Fue a jugar al billar con Hugo -él y su amigo eran unos máster en el juego. Siempre me preguntaba como se jugaba, pero no sentía la necesidad de aprender. Solo sabia que el propósito del billar era meter las bolitas en los hoyos. Sin alterar la mente pervertida con respecto a eso.

-¿Dormiste bien? -pregunto Melina.

-Si, gracias -evite decir que la mejor parte fue cuando desperté y leí  el mensaje de Jungwoo.

-Iremos a comprar algunas cosas para tu padre -aviso mamá, cerrando la maleta y colocandola a un lado de la cama. Asentí y las acompañe a la puerta. Una vez que se fueron, converse con Hana por teléfono y me dijo que ha estado saliendo con un chico que conoció en la fiesta. Lo que me pareció sorprendente, ya que ella no se relacionaba con chicos con mucha frecuencia. Evitaba los noviazgos a toda costa. 

Al finalizar la llamada, pensé en hablar con Sehun pero luego me retracte. No quería confundirme cuando dijera lo mucho que me extrañaba y mi mente estaba comenzando a despejarse como para llenarla de dudas con sus halagos y comentarios sobre Jungwoo. Hablando de él, tenia que agradecerle por haberse tomado el tiempo de traerme comida. Un simple gracias no le haría daño a nadie.

Una vez que estuve enfrente a su habitación, toque la puerta un par de veces. Al no obtener respuesta, gire la perilla y la puerta se abrió, un ligero chirrido se escucho al hacerlo. Estaba por segunda vez aquí, la primera había sido por obligación y esta, bueno, era por voluntad propia. Asome la cabeza, esperando verlo durmiendo o jugando XBox, pero ni una, ni otra. La cama estaba ordenada con las sabanas en su lugar y la consola sin usar. 

Entre sigilosamente y cerré la puerta detrás de mi. Mi mirada inspeccionó el lugar con detenimiento y se detuvo en la comoda, en donde había una fotografía en la parte de arriba. Me acerque y agudice la vista, observando el retrato. Era una pareja y un niño de cabello castaño claro, en medio de ellos mientras sonreían felizmente a la cámara. Era triste darte cuenta que la fotografía eran recuerdos que jamas volverían. Sentí el nudo en la garganta al imaginar el rostro del pequeño Jungwoo cuando se entero de la perdida de sus padres. 

-¿Qué estas haciendo? -contuve la respiración y me gire, sobresaltada.

-Lo siento -dije, sintiendo los labios secos.

Cuando lo vi saliendo del cuarto del baño, me quede estática y pase saliva. Por un momento olvide a lo que venia. Lo único que llevaba era una toalla blanca rodeando su cintura, que cubría su enorme...bueno, no sabia si era enorme, no es que estuviera pensando en ello ¡Dios! El punto es que estaba cubriendo su miembro.

ᴇʟ ʜᴜᴇsᴘᴇᴅ; ᴋɪᴍ ᴊᴜɴɢᴡᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora