¿Coqueteo o confusión?

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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...

Empecé a mirar hacia los lados, pero ya se había ido, ni rastro de Paula. Después de lavarme las manos, me dirigía al patio cuando me acordé que había quedado con Carolina y fui a su departamento, departamento de educación física, para verla y ver que había descubierto sobre los bachilleratos. «Judith, sabes perfectamente que los bachilleratos en este caso es secundario, te estás perdiendo el patio para verla», pensé inconscientemente. (...)


(...) Ignoré mis pensamientos aun incluso admitiendo que en el fondo, muy fondo aún, solo reflejaban la verdad. Llegué a la puerta del departamento de E.F y no me atrevía a tocar la puerta así que estuve como cinco minutos hasta que por fin mis nudillos llamaron e intenté relajarme mientras esperaba que me abriera la puerta.

 —Ey ¿qué tal Judith? Pensaba que ya no venías —Hizo un gesto invitándome a pasar.

—Bien, perdón por la tardanza es que me he entretenido un poco...

—Bueno, no pasa nada — dijo sentándose enfrente mío —, sobre los bachilleratos he conseguido información que te puede ayudar a decidirte.

—Muchas gracias por implicarte tanto, espero que no haya sido molestia ¿puedo ver la información?.

—Sí mira — Me acercó los papeles deslizándolos sobre la mesa, cuando fui a cogerlos le toqué la mano sin querer, inconscientemente «que piel tan suave».

—Ay perdón Caro, he-he yo-yo no-no quería-

—Judi, Judi, tranquila que no pasa nada, te noto un poco nerviosa ¿pasa algo?

«Y ahora que le digo si no sé ni yo porque estoy nerviosa ¿qué hago? ¿Qué hago?»

—Nada, ¿yo-yo? No-no estoy nerviosa... «Mierda creo que eso no ha ayudado».

Me miró con cara de confusión y se acercó hacia mí, se sentó a mi lado y me dijo en voz baja.

—No tienes que estar nerviosa, no muerdo, o al menos aún no ja, ja, ja —Dijo bromeando y permaneciendo a mi lado con postura de estar apoyándome en mi nerviosismo.

Me apoyó la mano en la pierna y yo me quedé paralizada, una descarga de sensaciones recorrió mi cuerpo en menos de un segundo, suavemente aparté su mano, ella notó que su movimiento me había puesto mucho más nerviosa de lo que ya estaba y eso parecía raramente gustarle.

Me apoyó la mano en la pierna y yo me quedé paralizada, una descarga de sensaciones recorrió mi cuerpo en menos de un segundo, suavemente aparté su mano, ella notó que su movimiento me había puesto mucho más nerviosa de lo que ya estaba y eso pare...

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— Ja, ja, ja, pero no te-te preocupes que yo no-no est-estoy nerviosa — Dije sabiendo que eso no se lo creía nadie. «¿qué ha querido decir con lo de AÚN no?»

—Okay si no estás nerviosa ¿por qué tartamudeas? —Dijo alzando una ceja.

Me daba la sensación de que sabía perfectamente por qué estaba nerviosa y le gustaba verme tartamudear y más si era ella la que lo provocaba «yo no le puedo gustar, disfruta verme nerviosa porque, porque ¡ya lo sé! Porque es de esas personas a las que le gusta gustar, seguro que sí, sí, sí es eso», pensé.

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