EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...
Me contestó con una sonrisa. Yo me derretí en mil pedazos y para no seguir mirándola mientras me derretía por dentro volví a mi sitio. (...)
(...) Las siguientes dos horas se me pasaron muy lentas, estaba deseando escuchar el timbre que me dejara salir de allí y volver a casa.
Como cada día salí la primera de la clase, pero siempre esperaba a Paula en la esquina del instituto, ya que vivíamos relativamente cerca. Esta vez estaba tardando mucho, hasta que la vi cruzar la esquina.
—Perdón, perdón, perdón por llegar tarde, es que me he quedado hablando con Thiago, ya sabes. A y por cierto hoy cojo otro camino porque he quedado con una amiga para ir a comer —Dijo apresurada.
—Okay, no te preocupes nos vemos mañana —Me despedí con dos besos.
Seguí mi camino relajada, a esa hora no había a penas gente en la calle, era la hora de estar haciendo la comida, o más bien estar comiendo, me aproveché de esa soledad para estar conmigo y decidí ponerme música para despejar mi mente durante el camino a casa. Mis pasos iban sintonizados a cada compás de la música, me dejé llevar hasta llegar a casa, disfrutando de la voz de Vanesa Martín y su éxito "No te pude retener" que siempre conseguía erizarme la piel.
Al llegar a casa volví a la realidad, a mi realidad, entré con aires de haber vuelto de un spa, me quedé realmente relajada, la música siempre consigue cambiar mi humor.
—Mmm que bien huele mamá ¿qué estás cocinando? —Pregunté con hambre voraz.
—Algo que te gusta mucho mi vida, espaguetis a la carbonara —Dijo sabiendo que me iba a encantar su respuesta.
Fui a abrazarla y le expresé con mucho amor un gracias. Después de comer, me dirigí a mi habitación a hacer deberes y a repasar un poco de tecnología, nunca se me ha dado especialmente bien. Todo iba bien hasta que un pensamiento se coló en mi mente sin avisar «¿Carolina estará buscando los bachilleratos como me prometió?» a partir de ahí no pude dejar de pensar y preocuparme por mi futuro, por la "cita" que tenía con Caro mañana y por todo, me agobié y decidir ir a mi lugar favorito donde se me pasan todos los males, miré el reloj y con una sonrisa sabía que llegaría a tiempo.
Una vez sentada en la arena blanca y fina de la playa con mi fiel compañera y transportista bicicleta, todo se veía diferente, las preocupaciones habían dejado de molestarme y mi respiración volvía a su ritmo normal. Me puse los auriculares para despreocuparme aun más de mi realidad. A veces pienso que mi instituto puede ser la salida de mi realidad, el portal que me lleva a un mundo o realidad paralela mucho más llevadera que mi vida de verdad, o simplemente me lo invento, es lo más probable.
Un sol de despedida me alertó de su marcha con sus rayos de sol hundiéndose en el mar, «¿puede haber algo más bonito que el atardecer de estas playas cubiertas de oro blanco? », pensé maravillada. Debo reconocer que cualquier problema que tengo lo soluciono o le resto importancia disfrutando de un atardecer, viéndolo pensé «en realidad lo tengo todo o casi todo, una familia que me quiere y bien estructurada, unes amigues que valen oro y siempre están, mis estudios van de fábula y mis dudas sobre mi futuro quedarán solucionadas cuando me decida y tenga la información de la que ahora mismo carezco, solo queda un hueco por rellenar, el amor, aunque no tengo prisa, cuando tenga que llegar, llegará».
AL DÍA SIGUIENTE...
¡Ring Ring! ¡Ring Ring! Sonaba sin descanso el despertador.
—¡Pero este aparato no estaba roto! —Chillé dormida.
Mal que me pesara me tenía que despertar y no valía la pena enfadarme con un cacharro que me va a seguir despertando mucho tiempo más. Mientras me duchaba me acordé de que hoy iba a ver a Carolina y el mal humor se esfumó intercambiándose con el bueno, me vestí siendo más detallista que cualquier otro día, lo mismo hice a la hora de peinarme y prepararme para el instituto.
Al llegar saludé a Pau y a mis otras amigas. En pocos minutos empezamos las clases, para mi sorpresa fueron entretenidas y yo que no suelo seguir al profesor iba cogiendo mis propios apuntes, hasta que sin darme cuenta sonó el timbre para los 30 minutos de recreo.
Con Pau subimos al baño del tercer piso, como siempre, ahí me di cuenta que estaba un poco rara como si algo le preocupara.
—Pau te noto rara ¿estás bien? —Pregunté
—Sí, sí, no te preocupes son tonterías mías —Contestó con voz triste.
—Pau tus tonterías me van a preocupar más si no me las cuentas —Dije intentando que se abriera conmigo y así poder ayudarla.
—Está bien, es Thi-
—Espera ¿quién es Thi? —La interrumpí sorprendida.
—Thiago —Dijo con cara un poco molesta
—Ah vale, pues sigue hablando de Thi — Dije con tono burlón.
—Idiota, ayer estuvimos hablando y todo iba bien de hecho habíamos quedado esa tarde para dar una vuelta, pero cuando tenía que venir lo vi bajándose de la moto de una chica...
—Bueno, seguro era una de sus hermanas, Thiago tiene dos hermanas —Dije convencida.
—No Judi, se bajó, pero después los dos se quitaron el casco para darse un beso, tremendo beso le dió —Dijo al borde de la lágrima.
—Ay Pau, ven aquí ¿tú que hiciste? —Pregunté con cierto miedo.
—Pues irme, que iba a hacer, me moría de la vergüenza.
—¡¿O sea que lo dejaste plantado?! —Pregunté exaltada.
—Sí y ahora no me atrevo a mirarle a la cara —Contestó mirando al suelo.
—Pau habla con él, seguro que te perdona, invéntale algo, dile que te surgió un imprevisto o lo que sea, pero habla con él antes de que se enfade más —Dije sin recibir respuesta.
Empecé a mirar hacia los lados, pero ya se había ido, ni rastro de Paula. Después de lavarme las manos, me dirigía al patio cuando me acordé que había quedado con Carolina y fui a su departamento, departamento de educación física, para verla y ver que había descubierto sobre los bachilleratos. «Judith, sabes perfectamente que los bachilleratos en este caso es secundario, te estás perdiendo el patio para verla», pensé inconscientemente.
Acordaos de darle a la estrellita para votar, si os ha gustado por supuesto.
Este viernes 16/07/2021 subiré nuevo capítulo.
Por favor si me he dejado/saltado algún fallo de ortografía hacérmelo saber para corregirlo, besos y gracias.
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La distracción perfecta
RomansaTrata de una adolescente de 17 años, en tan solo un año tendrá que elegir su bachillerato o ciclo, está muy implicada en la decisión y estudios, pero sin ella esperarlo aparece la distracción perfecta con nombre y apellidos, la chica que le dará vue...