Coïtus interruptus

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Por muy mala que estuviera, porque realmente no tenía muchas fuerzas y las que me quedaban las acababa de gastar en el último encuentro con Caro, debo decir que los profesores estaban mimadísimos, tenía una habitación que más bien era como un pequeño apartamento; Al entrar encontrabas la cocina a tu izquierda, más adelante la cama en posición horizontal, delante de ella una pared que daba a una baño aparentemente grande y nosotres durmiendo en literas, ya sé a qué me voy a dedicar de mayor. (...)


(...)


Con ayuda de Caro llegué hasta la cama, la verdad que ya no me quedaban fuerzas, apenas había dormido 3 h, según Paula, yo creo que menos, y la resaca no ayudaba.

Caro cumplió su promesa, cuidarme, se ve que tan solo tocar la cama me dormí hasta las 19 h.

—¡Hombre! Ya era hora de que te levantaras rubia —Dijo tan solo entrar por la puerta con una bolsa de plástico blanca en la mano.

—Mh. Exagerada, no he dormido tanto. ¿Qué hora es?

—Las 19 h —Dijo con cara de tener razón.

—Bueno, entonces sí que me he dormido un poco —Dije riéndome por debajo de la nariz y escondiendo mi cara entre los cojines.

Caro dejó la bolsa en la especie de cocina y se sentó a mi lado. Nos quedamos las dos en silencio, ella me observaba atentamente.

—¿Qué? —Dije rompiendo el silencio.

—Nada, solo te miro.

—Ya... Estoy feísima ¿no? Tengo excusa, me acabo de levantar. Un poco feo eso tuyo de juzgar la belleza cuando una se levanta, no me esperaba eso de-

—Estás preciosa. Hasta cuando te levantas, por eso te miro tonta. —No acabó la frase y ya se me estaba derritiendo el corazón, simplemente con ser la afortunada de tener esos ojos azules clavados en mí. Me incorporé y le robé un beso, rápido, debido a mi timidez, pero bonito, mucho.

Se mordió el labio, mirando fijamente a mi boca, pasó su mano por mi nuca y me dio otro beso de vuelta.

—Judith... —Dijo mientras nuestras frentes se mantenían unidas.

—Caro... —Nuestras frentes se despidieron y nuestros ojos se encontraron.

—Tengo una sorpresa —Dijo sin más.

—¿A sí? Tendré que estar resacosa más a menudo, ja, ja, ja —Dije con gesto irónico.

—Tonta. Pero no te la voy a dar ahora, primero quiero que me cuentes como fue la fiesta.

—Ajá, ya lo has dicho, ¿ese era tu deseo oculto? Saber como fue la fiesta, admite que querías quedarte, vamos, admítelo.

—No tienes ni idea de cuál es mi deseo oculto contigo rubia —Dijo con esa cara a la cual no le pude aguantar la mirada.

«Wow, vale Judith, relájate. Madre mía lo que acaba de decir» —Pensé.


—Solo quiero y espero que valiera la pena, porque mira como estás. —Dijo tan tranquila después de soltar la bomba que acababa de soltar.

—Valió la pena, pero más la hubiera valido si te hubieras quedado— Dije mucho más tímida, a consecuencia de lo que me acababa de decir.

Después del interrogatorio de Caro llegamos a una parte muy interesante de la fiesta: los juegos, nuestros juegos de adolescentes hormonados que no podían faltar en una fiesta.


—[...] Bueno, sí, luego empezamos a jugar a unos juegos y ya nos fuimos.

—¿Jugasteis al ojo ciego? —Dijo emocionada

—¿Al qué? Me parece que te estás haciendo mayor, je, je —Dije sin entender nada.

—Oye, mayor tu abuela he. No me digas que no sabes que juego es —

Puse cara de que claramente no tenía ni idea de lo que me estaba hablando 

—No me lo puedo creer, entonces jugasteis a lo de siempre, ¿no? La botella y verdad o atrevimiento. Que clásicos, luego yo soy la vieja.

—Ja, ja, ja, pues sí, jugaron a la botella y yo a verdad o atrevimiento. —Después se hizo un silenció que a los pocos minutos rompí.

—Caro...

—Judith...

—Explícame que es el "ojo ciego"...—Dije poniéndole pucheros.

—¿Ahora los juegos de vieja te interesan? Qué sorpresa — Dijo picandome.

—Va no seas mala

—Bueno, va, pero solo porque me apetece hacerlo contigo.

—Uy Caro, a ver que me vas a hacer, he, ja, ja, ja —Dije en un intento de ponerla nerviosa.

—Tonta. Anda va, que te lo explico. El "ojo ciego" es muy fácil, tienes que escoger a una persona con los ojos vendados, después os tenéis que ir lejos del grupo y poner tus palmas contra las suyas, y así sentías la energía de la otra persona, y depende de si te gustaba o no lo que sentías actuabas de una u otra manera.

—Quiero jugar —Dije superentusiasmada.

—Ja, ja, ja, parece que te encuentras mejor. Venga, va, pon tus manos con las mías y cierra los ojos.

—Ah, pero... ¿Tengo que hacerlo contigo? ¿Has dicho que podía escoger a la persona que quisiera no? — Dije en tono burlesco bucando chincharla un poco.

—A ti te gusta jugar con fuego ¿no? Pues cuidado,  no te vayas a quemar —Dijo consiguiendo al 100% mi objetivo.

Sonreí pícara y me incorporé en la cama para poder juntar nuestras manos. Seguidamente las dos cerramos los ojos. Los primeros segundos no sentí nada, pero después empecé a sentir una energía que incluso llegó a cambiarme el estado de ánimo. Después de unos minutos tres palabras que podían o arruinarlo todo o mejorarlo todo se escaparon de mi boca sin siquiera avisar.

—Me gustas mucho —Me arrepentí al segundo de decirlo. ¿Y si me había precipitado? ¿La había cagado?

Noté como Caro sonrió —Ves, esto es el "ojo ciego", hace decir lo que sientes sin darte cuenta —Dijo regalando unos segundos de silencio entre nosotras.

—A mi también me gustas mucho Judith —Dijo casi susurrado.

¿Había dicho lo que había dicho? Que le gustaba, y mucho, que a la mujer de la que no podía separarme ni dos segundos le gustaba.


Poco a poco fui abriendo los ojos, vi como Caro me estaba mirando con esos ojazos, yo seguro que estaba supersonrojada a la par que feliz. Después de mirarnos durante un corto periodo de tiempo nuestros labios se fundieron en un muy intenso beso donde no hacían falta palabras para expresar lo que sentíamos, poco a poco Caro fue colocándose encima de mí y cuando ya me tenía justo debajo suyo, profundizo el beso incluyendo sutiles y delicadas caricias en parte de mi cuello y nuca. Su boca abandonó la mía para dedicarse en exclusividad a mi cuello, yo quise participar, no me quería quedar sin hacer nada y mis uñas fueron haciéndole cosquillas desde su baja espalda hasta su nuca.

En un gesto bruto, me cogió las manos y las puso encima de mi cabeza — Tú no hagas nada, solo disfruta, ya tendrás tiempo de aprender, hoy quiero que me dejes hacer todo a mí, ¿me dejas? —Preguntó mirándome con unos ojos que no había conocido antes.

—Mm-hmm —Asentí con la cabeza, no podía articular palabra. Ella me respondió con una sonrisa pícara.

Fue descendiendo desde mi cuello, se topó con una camisa ancha y se desprendió de ella con sorprendente rapidez y dibujó un camino de besos hasta mi bajo vientre-

¡TOC, TOC! —Alguien estaba llamando a la puerta.

Fue descendiendo desde mi cuello, se topó con una camisa ancha y se desprendió de ella con sorprendente rapidez y dibujó un camino de besos hasta mi bajo vientre-¡TOC, TOC! —Alguien estaba llamando a la puerta

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Siento la tardanza de esta nueva entrega, vendrán más.

No os puedo asegurar una regularidad de capítulos semanales o mensuales, ya que mi vida está en constante cambio últimamente, pero prometo acabar el libro y si puedo y mi vida y tiempo me lo permite, haré segundo libro.

Si os ha gustado el capítulo no olvidéis darle vuestro voto en la estrellita, así me animáis a seguir.





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