La noche de anoche

10 0 0
                                    


Nuestras cabezas giraron lo suficiente para poder encontrar nuestras miradas. Caro estaba abriendo la boca para decirme algo justo cuando mi móvil volvió a sonar, arruinándolo todo.

—Cógelo anda, seguro que es Paula preocupada por ti —Dijo mientras se ponía mi camisa ancha, en dirección a la bolsa blanca que había dejado en la encimera de la cocina.

Efectivamente, era Paula...

—Dime Paula... (...)


(...)


—Por fin, definitivamente tienes el móvil de adorno Judith, llevo llamándote un buen rato — Dijo más seria de lo habitual.

—No si ya sé que me has estado llamando, la oportuna te llaman

—No way, espérate, tú y supersexyprofe habéis...

—¿Tú crees que esto es algo que te voy a contar por teléfono? —Caro se giró con cara de inspectora del FBI y definitivamente no era algo que contar por teléfono.

—Dios mío Judith, ¡voy para allá, ya de ya!

—Ey ey, no, ¿Cómo vas a venir? —Contesté susurrando para que Caro no me oyera.

—A vale, que estáis en los mimitos post-coito, indirecta captada —Dijo con voz de supuesta experta.

—Bff, madre mía Pau, de verdad que eres única hasta para esto, adiós

—¿Me vas a colgar?

—Claramente

—No serás cap-

*Cuelga*

Me levanté entre risas y dejando el móvil de cualquier manera encima de las sábanas desordenadas debido a mi último encuentro con Caro. La vi tramando algo en la cocina y fui silenciosamente hacia ella y la abracé por la espalda, mis brazos rodeaban su cintura, observando con curiosidad lo que estaba preparando. La mano de Caro acarició la mía y su cabeza se posó en mi hombro en señal de que le había gustado mi gesto. No pude más con la curiosidad y le pregunté que había en la bolsa blanca. Ella giró sin desprenderse de mi abrazo, quedando cara a cara...

—Sorpresa —Dijo haciéndose la interesante

—¿No me lo vas a decir? —Dije incrédula

— ¿Tú me dijiste que no eras virgen? A que no, pues yo no te digo lo que hay en esta bolsa —Dijo con cara de sabelotodo y apartando la bolsa de mi alcance.

—Es que yo soy virgen, bueno, era, porque usted señorita Carolina, me acaba de hacer unas cosas que impiden que lo sea, o sea que me ha desvirg-

—No digas lo que ibas a decir —Dijo tapándome la boca con ambas manos.

—Vale —Dije para que me sacara las manos y poder hablar —Entonces lo que no puedo decir es desvir- —Me volvió a tapar la boca — ja, ja, ja.

—Te hace gracia he —Dijo siguiendo el tonteo de la situación — ¿Si verdad? Pues sabes que me hace gracia a mí, que he encontrado tus puntos débiles —Dijo empezando a hacerme cosquillas justo donde más tenía.

Entre risas y andando hacia atrás trataba de desprenderme de las manos malvadas de Caro, sin darnos cuenta choqué contra una pared y nos quedamos cuerpo a cuerpo, aquí se apagaron las risas suavemente. Los ojos de Caro se oscurecieron como minutos antes y sus manos se posaron en mis caderas, desvió su mirada hacia mis labios y me besó muy, muy apasionadamente. Tratando de escapar de sus claras intenciones, dije...

—Definitivamente, tenía yo razón cuando dije que conmigo no te podías controlar Carito — Dije desprendiéndome de ese beso y andando tranquilamente hacia el baño, mientras le daba la espalda. Se escuchó una risa como respuesta.

—¿Eso crees? Después vamos a ver quién aguanta y quién no —Dijo con un tono mezclado con tonteo y competitividad.

Me encanta cuando la pico para que se ponga así, es uno de mis vicios, sin contarla a ella, claro. Salí del baño y me encontré con una mesa en medio de la habitación con una rosa de centro de mesa y la bolsa blanca esperando a ser abierta.

—Pero bueno, ¿y esto? —Dije sorprendida

—La sorpresa que te tenía preparada. ¿No tenías tanta curiosidad por saber qué había dentro? Ven. —Dijo mientras su mano me animaba a ir dónde se encontraba ella.

Sin decir nada me acerqué a la mesa y mis manos se posaron en las asas de la bolsa dispuestas a averiguar lo que aquella escondía.

—¡Bu! —Exclamó Caro mientras se hacía con la bolsa en un movimiento rápido.

—Ai tonta, ¡Qué susto! —Dije aún agitada.

—Era broma rubia, té anda, ábrela. —Dijo devolviendo la susodicha a la superficie de la mesa.

Esta vez abrí la bolsa sin obstáculos de por medio —Ohh, has pedido comida china. —Sorprendida, miré intercaladamente a Caro y a la bolsa. —¿Cómo sabes que me encanta la comida china, me tengo que asustar? —Dije levantando una ceja.

—Paula. Y no, no te tienes que asustar, ja, ja, ja. —Dijo Carolina.

«Cuando pille a Pau, se va a enterar» Pensé en cuanto escuché su nombre de los labios de Carolina.

—Así que Pau es la traidora que me está delatando. Pues no es justo —Dije indignándome de broma mientras cruzaba mis brazos.

—¿No es justo? Yo lo veo superbién ja, ja, ja.

—Claro que no, yo no tengo a nadie que me sople tus gustos, no vale.

—Ja, ja, ja, entonces tendrás que aprender a vivir con ello. —Dijo mientras tomaba asiento dispuesta a comer.

—Así que con esas vamos. Vale, yo me las voy apuntando. —Dije mirándola fijamente.

—Oye, sabes que mañana se acaban las colonias no?

—Sí, ¿qué pasa con eso?

—Pues que llevas todo un día que podrías haber estado con tus amigxs, en vez de conmigo —Dijo con cierta pena en su voz.

—¿Es un intento de darme una lección porque bebí de más? Vale que soy adolescente, pero Caro, para madre, ya tengo una y bastante me molesta ya con las leccioncitas. A ti te quiero para otras cosas... —Dije cambiando el rumbo de la conversación y acariciando el brazo que tenía posado en la mesa.

—Va Judith, que estoy hablando en serio. No es un intento de nada, solo que a lo mejor hubieras preferido ir a la tirolina con tus amigxs, etc. —Dijo volviendo a ponerse seria.

—¿A ver, Carolina, de verdad me estás diciendo que en el estado que estaba podría haber disfrutado con mis amigxs? ¿Pero tú me viste? Es la resaca más grande que he tenido nunca.

—Bueno, también tienes razón. Simplemente que, no sé, se me ha pasado por la cabeza y te lo tenía que preguntar — Dijo más sosegada.

—No te preocupes, yo estoy donde quiero estar, y me has cuidado realmente bien —Dije guiñándole un ojo. —¿Cenamos?

—Cenamos —Afirmó mientras sonreía mirándome.

Cenamos de lujo. La verdad es que hacía muchísimo tiempo que no comía comida china. Disfruté ese día como ninguno, es cierto que siempre he sido de tener relaciones con gente mayor que yo, pero es que Caro es otro nivel. Tan pronto acabamos de cenar, Caro me ayudó a coger mis cosas y volví a dormir con mis compañeras, muy a mi pesar. Antes de llegar a la habitación ya estaba temiendo por el interrogatorio que me esperaba al otro lado de la puerta por parte de Pau...

 Antes de llegar a la habitación ya estaba temiendo por el interrogatorio que me esperaba al otro lado de la puerta por parte de Pau

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Debo resaltar que es el primer libro que escribo, así que perdonar la inexperiencia que a lo mejor podéis notar. 

Si os ha gustado esta nueva entrega, no olvidéis darme como regalo vuestro voto que me ayuda a saber que voy por buen camino.

La distracción perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora