¡Ring Ring! ¡Ring Ring! Eran las 7 a.m. de la mañana y el despertador no paraba de sonar, era viernes y lo último que me apetecía era levantarme para ir al infierno del que solo me puedo librar los fines de semana.
¡Ring Ring! ¡Ring Ring! —Ah, ¡ya voy! —dije harta de escuchar el despertador sonar. Una vez apagado ese sonido insistente me vestí con lo primero que encontré, un chándal gris y blanco, no tenía ánimos para escoger un "outfit" bonito. Me dirigí al baño donde me hice una coleta ya que hoy tocaba educación física, mientras me hacía la coleta recordé que hoy venía el nuevo sustituto al instituto. Las chicas de mi clase eran demasiado pesadas cuando venía un profesor o alumno nuevo, a mí me daba igual y menos me importaba hoy que me había levantado con el pie izquierdo. Acabé de desayunar, cogí mi mochila y me fui camino al instituto.
Al llegar me encontré con mi grupo de amigas, pero Paula me separó con un tirón de brazo del grupo, lo cual me cogió por sorpresa.
—Tía tía que hoy viene el sustituto ¿crees que estará bueno? Mm ojalá que sí. Si va a ser un plasta por lo menos que nos alegre la vista ja, ja, ja —Me miró con una sonrisa de oreja a oreja esperando mi respuesta.
—Ay Pau, tú siempre con lo mismo, pero tienes razón, por lo menos que esté bueno ja, ja, ja —Ladeé mi cabeza hacia la puerta del instituto y advertí a mi amiga de que ya habían abierto.
Mientras ella me iba hablando de sus ilusiones con el nuevo profesor yo me fijaba en como iba vestida hoy. Paula llamaba la atención en el instituto porque era la más alta y delgada de todes. Su pelo era de color castaño oscuro y largo, muy largo, estaba demasiado peinado, parecía que se hubiera estado pasando el cepillo durante horas. Así era ella elegante, coqueta y muy perfeccionista con todo, pero sobre todo con su físico, siempre iba impecable. Incluso en días normales como hoy, en el que no llevaba más que unos sencillos pantalones anchos de deporte, una sudadera lila clarito y unas bambas deportivas sorprendentemente blancas. Ya es una costumbre fijarme en lo que lleva puesto Pau, siempre va tan guapa se ponga lo que se ponga que es inevitable. En realidad creo que envidio un poco ese don que tiene con la moda.
Al llegar a clase nos encontramos con apenas un par de personas, se ve que habíamos llegado asombrosamente pronto, cosa poco común en nosotras, solíamos llegar tarde a todos lados, normalmente por mi culpa, eso pone de los nervios a Paula, en cambio a mí me divierte verla perder los nervios. Estuvimos esperando a que se presentara el nuevo profesor en clase mínimo veinte minutos, a mí me empezaba a caer mal, una cosa es llegar cinco o diez minutos tarde y otra es casi media hora, además me daba rabia, era la única hora en la que disfrutaba de verdad y salíamos de clase, la verdad es que educación física me sube bastante el ánimo. Treinta minutos después por fin llegó, pero cuando entró por la puerta nadie podía creerlo.
Apareció una melena de color castaño claro atravesando la puerta como si levitara a cámara lenta, me quedé pasmada mirándola, imposible no hacerlo tenía unos ojos azules preciosos y una mirada hipnótica. Era alta y tenía un tatuaje pequeñito en la parte escondida de la muñeca que me generaba curiosidad. Asumí que me iba a caer bien tan solo viendo el estilazo que tenía vistiendo. Esa chupa de cuero negra que escondía una camisa blanca con los dos primeros botones sensualmente desabrochados, un cinturón dorado que le recorría toda la cintura aguantando unos vaqueros estéticamente rotos que ceñían sus delgadas y largas piernas.
La clase se quedó maravillada al descubrir que el tal sustituto al final era sustituta, hecho el cual a mí me encantó. Seguía hipnotizada mirándola cuando Laura, con quién me siento en clase, me hablaba para que dejase de mirarla tan obviamente.
—¡He! Judith, tía, ¿qué te pasa? Te has quedado embobada —Me dijo riéndose por debajo de la nariz.
—Nada nada que no me esperaba que fuera a ser una chica —Mentí para que no se me notara lo tonta que me había quedado mirándola.
—Pues igual que todos, mira, los tíos ya empiezan a babear —Dijo asqueada.
La culpable de mi embobamiento pidió silencio para presentarse.
—Hola, chicos y chicas, me llamo Carolina, pero solo quien se lo merezca me podrá llamar Caro. Os informo que de aquí en adelante yo seré vuestra profesora de educación física, pero también vuestra nueva tutora —Miró a la clase buscando alguna duda.
Mis compañeres y yo nos sorprendimos y se empezaron a escuchar preguntas de gente sorprendida de toda la clase, uno de ellos fue Carlos.
—Caro, pero que pasa con-
—Para ti Carolina, aún no te has ganado mi confianza joven —Lo interrumpió.
—Perdón, ¿Carolina qué ha pasado con nuestro antiguo tutor? —Prosiguió con la pregunta.
—Ha tenido que dejar el centro por motivos personales, no sé nada más. ¿Alguna otra duda que tengáis? —Respondió alagando que no sabía mucho más que nosotros.
Toda la clase quedó en silencio.
—Bien pues entonces nos vemos después del patio a la hora de tutoría, estos cinco minutos que quedan os los doy libres, si tenéis alguna duda o pregunta estaré en mi mesa —Dijo sonriente.
Durante esos cinco minutos me junté con unas chicas para hablar, pero en realidad no estaba prestando atención a lo que decían solo me fijaba en la mesa de la profesora mientras ella escribía concentrada. « ¿Cómo me puede llamar tanto la atención una profesora? Esto no está bien Judith, ¿o sí? » Pensaba preguntándome a mi misma.
Acordaos de darle a la estrellita para votar, si os ha gustado por supuesto.
Este viernes 9/07/2021 subiré nuevo capítulo.
Me ha gustado la experiencia de escribir, por favor si me he dejado/saltado algún fallo de ortografía hacérmelo saber para corregirlo, besos y gracias.
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La distracción perfecta
RomanceTrata de una adolescente de 17 años, en tan solo un año tendrá que elegir su bachillerato o ciclo, está muy implicada en la decisión y estudios, pero sin ella esperarlo aparece la distracción perfecta con nombre y apellidos, la chica que le dará vue...